Inclino su cabeza hacia ella.

– Por eso mismo, manten tu pistola aturdidora cargada y llamame tan pronto como hayas terminado. No quiero recibir otra llamada de ese callejon. He enterrado a bastantes personas a las que quiero. No quiero hacerlo de nuevo.

Ella sonrio por su preocupacion.

– Es un callejon, Tate. Hay un millon de ellos en esta ciudad. Estare bien.

Asintio con la cabeza antes de dirigirse hacia su oficina.

Simone se tomo un segundo mientras esa extrana sensacion se apoderaba de ella otra vez. Nunca habia entendido esas extranas sensaciones. Pero una cosa que recordaba claramente… la primera vez que la habia tenido.

– Voy y vengo, carino. Espera en el coche y no te muevas. -Esas fueron las ultimas palabras que su madre le habia dicho antes de que ella tomara a su hermano para entrar en la tienda.

Y murieron.

Simone se sobresalto mientras el desenfrenado dolor desgarraba a traves de ella. En un instante, todo puede cambiar. Era el mantra por el que vivia su vida y una leccion que habia aprendido demasiado bien cuando solo tenia diez anos.

Nunca des nada ni a nadie por sentado.

En un segundo, la vida cambia y todo lo que puedes hacer a veces es esperar estrictamente lo necesario, justo para ir tirando.

Intentando no pensar en ello, se encamino por el vestibulo, hacia la puerta que la conducia al aparcamiento.

Kalosis (Reino Atlante Del Infierno)

Stryker caminaba por el oscuro pasillo que le llevaba desde su dormitorio hasta la sala del trono, donde celebraba la comparecencia de su ejercito Daimon. No deberia haber nadie a esta hora del dia…

O de la noche. Cualquiera que fuera. Seamos realistas, aqui en el infierno realmente no importaba.

En Kalosis, estaba siempre oscuro ya que cualquier cantidad de luz del dia era fatal para su pueblo. Esa habia sido una maldicion de su padre, Apolo, quien en medio de un ataque de rabieta habia condenado a todo la raza Apolita que Apolo habia creado a ser desterrado del sol.

Y morir dolorosamente a la edad de veintisiete anos. La unica forma que un Apolita podia sobrevivir despues de su vigesimo septimo cumpleanos era tomar un alma humana en su cuerpo. Desde ese momento, el Apolita se convirtio en un Daimon, una criatura demoniaca que tenia que continuar devorando almas humanas para mantenerse con vida.

Seguro que esto era una existencia miserable y fria, pero mucho mejor que la alternativa.

Ademas, Stryker habia sobrevivido once mil anos como Daimon, no habia existencia sin beneficios. Y recompensas.

Muy entreteniendo con el pensamiento, hizo una pausa antes de entrar en la sala del trono mientras divisaba a su hermana, Satara, rodeada por una neblina rojiza como se sentaba en lo alto de su trono. Su pelo era negro, algo que rara vez escogia como color. Mascullaba palabras en griego antiguo mientras oscilaba con una silenciosa cancion.

Claro…

Aclaro la garganta, pero ella le ignoro. Nada divertido por sus acciones, cruzo los brazos sobre el pecho y acorto la distancia entre ellos.

Lo que cantaba le divirtio todavia menos que no le hiciera caso.

– ?Por que estas convocando a un demonio?

Un ojo, ensangrentado, se abrio para inmovilizarle con una mirada fiera.

– No lo convoco. Lo controlo.

El arqueo una sola ceja.

– ?De verdad? ?Y con quien te has enojado para enviar a un demonio sobre el?

– ?Que te importa? -Cerro el ojo y continuo su cantico.

Si hubieran tenido una relacion carinosa, entonces Stryker quizas lo habria dejado en eso. Pero estaba lejos de ser un hermano carinoso y ella era para siempre su maldicion. Chasqueando los dedos, ilumino todo el hall.

– Si quieres matar a alguien, conozco algunos demonios gallu que se mueren por comer.

Dejo escapar un grito chillon antes de abrir los ojos y levantarse del trono.

– Como si ellos hicieran algo de los que le pido. Eres un idiota por permitir que los gallu se queden aqui. Es lo mismo que acostarse con una jauria de lobos salvajes a tus pies. Tarde o temprano, atacaran y estaras muerto.

Como si el tuviera miedo de algunos desechos sumerios.

– Kessar y su cuadrilla no me asustan. -La ambicion insaciable de su hermana lo hacia. No habia nada que ella no hiciera para obtener lo que queria y el lo sabia-. ?Detras de quien andas?

– Hades dejo a ese bastardo de Xypher salir de su agujero.

El nombre le era vagamente familiar, pero por su vida, no podia recordar quien era.

– ?Xypher?

Satara puso los ojos en blanco.

– ?Oh, como pudiste olvidarle? El fue el primer Dream-Hunter que engatuse para que se alejara de sus funciones y convertirlo

Stryker nego con la cabeza mientras recordaba al dios que habia sido dificil de controlar en el instante en que olfateo alrededor de los talones de Satara. Habia necesitado una serie de dioses para detener al bastardo y matarlo.

– Hablando de lobos en la garganta. ?No te adverti acerca de el?

– Oh callate.

Stryker groseramente la aparto para poder tomar su lugar en su trono.

– Sabes, hermanita, fingiria ser agradable ahora mismo si yo fuera tu. Despues de todo, tu eres la que esta escondida… en mi casa.

– No estoy escondida.

– ?No? ?Entonces por que estas aqui? ?No deberias estar en el Olimpo al servicio incondicional de tia Artemisa?

La furia en sus ojos le dijo que habia golpeado un acorde. Bien. Vivia para fastidiar a la gente.

– Xypher tiene que ser detenido. Me matara si tiene la oportunidad.

– ?Tu crees? Engatusaste al hombre sacandolo de su comoda vida de dios, causaste que lo redujeran y a continuacion lo mataran y torturaran para la eternidad. No me puedo imaginar porque no te trae rosas y bombones.

Ella lo observo con desprecio.

– Bueno, por lo menos yo no abri la garganta a mi propio hijo.

Stryker empujo la mano hacia fuera y la atrajo a su alcance con sus poderes de semidios. Apreto su garganta hasta que sus ojos se le hincharon y sintio que su laringe empezaba a aplastarse.

– Xypher no es el unico hombre a quien deberias tener miedo. -La aparto de un empujon.

Satara se agarro y se sofoco mientras le miraba furiosamente.

– Lo he dado todo por ti, Strykerius. He espiado para ti y te he contado cosas que a nadie mas contaria. ?Ahora te pido una minima cantidad de proteccion y que es lo que haces? Amenazarme. Bien. Saldre, y cuando Xypher me mate, espero que pienses en esto y recuerdes que tu eres la unica razon por la que estas solo en este mundo.

Stryker se froto la frente, agradecido de no poder conseguir un dolor de cabeza de su acalorada perorata llorona.

– Oh, deja el dramatismo. Nunca he sido uno de los del teatro. Eres bienvenida para esconderte aqui y soltar al mayor numero de demonios en el mundo humano como desees, pero antes de que aniquiles completamente mi fuente de alimento, ?te puedo ofrecer una sugerencia?

– ?Que?

Stryker manifesto un conjunto de brazaletes dorados en la mano uno de los tres pares que habian sido

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