Simone no conocia las intenciones del Daimon, pero sin importar cuales fueran, auguraba un mal presagio. Echo a correr hacia la calle. El Daimon la atrapo y la tumbo contra el suelo. Gateo para escaparse, pero el era extraordinariamente fuerte y mucho mas veloz que ella.

La cogio por el brazo y la empujo sobre su espalda. Intento patearlo. No funciono. El le subio la manga para exponer su antebrazo.

En vez de morderla, le abrocho un brazalete en la muneca. El dolor atraveso su brazo con tal ferocidad que no se hubiera sorprendido de verlo hecho jirones.

Lucho por respirar a pesar del dolor que le causaba.

Mientras tanto, el Daimon se reia de las lagrimas que asomaban en sus ojos. Sonrio malignamente.

– Tiempo de morir, humana.

Antes de que pudiera llevar a cabo su promesa, Jesse cogio su caja de herramientas y lo golpeo con ella en la espalda. El Daimon se volvio con un siseo rabioso a traves de sus afilados colmillos y se abalanzo.

Un segundo despues, el extrano aparecio de la nada, levantandola del suelo y llevandola hacia la calle.

– Mueve el culo.

– ?Que cree que estaba haciendo?

– Rascandote la nariz.

Se detuvo para extender su mano hacia el Daimon que los seguia. Ataviado en cuero retrocedio como si algo invisible lo hubiera embestido.

Un instante despues, la misma fuerza invisible la azoto a ella levantandola por el aire. Aterrizo en el suelo con un fuerte ruido sordo que le arranco el aire de los pulmones.

– Respira, Sim, respira -dijo Jesse, que aparecia a su lado.

Cogio las llaves de su bolsillo y se las puso en las manos.

– ?Ahora levanta el culo! -Corrio hacia su coche y le abrio la puerta.

Simone lo siguio tan rapido como pudo. Mientras subia, alguien la empujo desde atras. Miro para ver al extrano de cabello oscuro. La empujo hacia el asiento del acompanante y se subio al coche tras ella.

Aun para mayor sorpresa, se volvio a mirar a Jesse que aun estaba fuera.

– Subete, fantasmita, o que te coman. No me importa lo que escojas, no te espero.

Algo arremetio contra el coche.

Volviendose para observar, Simone dio un grito sofocado al divisar al Daimon vestido de cuero, posado como un adorno gigante sobre su blanco capo. Se movio para dar un punetazo al parabrisas. El hombre a su lado acelero el motor provocando que el rostro del Daimon se estrellara contra el cristal, para luego clavar los frenos y que este saliera despedido desde el capo.

El hombre sacudio el volante y envio el vehiculo dando bandazos hacia el trafico, acercandose a la linea divisoria. Los neumaticos rechinaron. Los coches chocaban a su alrededor y los claxones comenzaron a resonar.

Simone se persigno y rezo mientras veia los faros aproximandose en su direccion, rapidos y furiosos. Con sus manos temblando por el miedo, se hizo un ovillo mientras, en el asiento trasero, Jesse daba alaridos como un nino aterrorizado. Como si el pudiera morir.

El hombre tiro del volante un instante antes de que se hubieran dado de frente con un camion de basura, y devolvio el coche al carril correcto. Aun asi, los coches de alrededor clavaban los frenos y giraban bruscamente para apartarse de su camino.

– Esto probablemente seria mucho mas facil si yo supiera como conducir, ?no?

Sus ojos se ensancharon mientras observaba al hombre a su lado.

– Espero que estes bromeando.

– En realidad, no -dijo el, mientras abollaba el parachoques de un coche aparcado.

Simone no sabia que la horrorizaba mas. El hombre junto a ella o las tasas que le cobraria su aseguradora si el no paraba de atropellar cosas.

– ?Cuidado! -grito ella, mientras el se enfilaba hacia otro camion.

Giro bruscamente, un segundo antes de que el camion los hubiera arrollado.

Para cuando se desvio hacia un callejon y clavo los frenos lo suficientemente fuerte como para dejarle un moreton en el hombro a causa del cinturon de seguridad, estaba lista para saltar del vehiculo y probar suerte con la carretera antes que morir en un retorcido monton de metal en llamas.

El hombre se volvio para mirarla. Con facciones casi perfectas, era toscamente apuesto. Ojos azules que mostraban inteligencia, tal vez amabilidad. Un musculoso brazo apoyado sobre el salpicadero y el otro en el asiento. Seria magnifico si no fuera tan atemorizante.

– No tengo idea de lo que estoy haciendo. Dicho esto, creo que deberiamos entregar esta cosa a alguien que sepa llevarlo apropiadamente.

Simone trago saliva mientras procuraba conseguir que su corazon dejara de palpitar desbocado. Aflojo su agarre de la manija de la puerta.

– ?Quien demonios eres?

El ojeo el brazalete en su muneca, luego le dio un tiron como intentando desprenderlo.

– Xypher, ?y tu?

– Cabreada. ?Destrozaste mi coche, me has aporreado de todas las formas posibles, y eres un completo y total gilipollas!

– Santo Dios, -dijo el secamente- que trabalenguas, no hay duda de que tu madre lo que realmente queria era un varon. ?Te importa si te llamo ‘Cabreada’ como diminutivo? El resto es demasiado largo para repetirlo cada vez que requiera tu atencion.

La risa de Jesse llego desde el asiento trasero.

Simone lo miro con rabia.

Al menos Jesse tenia la bondad de parecer compungido.

– Lo siento, pero deberias estar en mi lugar. Vosotros dos estais histericos.

– Cuidado, fantasmita, o invocare a un Daimon y te ofrecere como alimento.

Simone estaba aturdida.

– ?Tu puedes oirlo? -Xypher la miro con incredulidad antes de responder con sequedad.

– ?Acaso tu no?

– Si. Pero nadie mas lo habia oido antes.

– Parece que no eres tan especial despues de todo, ?no?

Ella hizo un mohin.

– Eres tan grosero.

– No me digas, humana. -Se puso a la tarea de desprender el brazalete con sus dientes.

Se encogio ante el sonido del esmalte en el metal. Odiaba escuchar los dientes raspando de esa forma.

– ?Que estas haciendo?

Dejo escapar un suspiro frustrado antes de volver a trabajar en el brazalete.

– No tienes ni idea de lo que acaba de pasarnos, ?o si?

– Aparte de haber sido atacada por ti y un grupo de los malditos, ?hay algo mas que deba saber?

Le alzo el brazo para mostrarle el brazalete que hacia juego con el suyo.

– Si. Dado que ambos estamos usando esto voy a atreverme a adivinar que nos vinculan de alguna forma. Porque, afrontemoslo, los Daimons no suelen etiquetarte antes de morderte. No es como si fueran Marlin Perkins [1] tratando de estudiarnos.

Simone bajo la vista hacia su brazo mientras un mal presentimiento la atravesaba.

– ?Que tratas de decirme? -Realmente lo sabia, pero queria oirlo de su boca antes de estar dispuesta a creerlo.

– Estoy diciendo que si yo fuera tu, no me alejaria demasiado de mi hasta que resolvamos que son estas cosas exactamente y que es lo que hacen. Conociendo a los dioses como los conozco, estoy seguro de que de una forma u otra, estamos jodidos.

Conociendo a los dioses…

Oh, esto iba de mal en peor.

– ?Que eres? -le pregunto, aterrorizada por la respuesta que podria darle.

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