– Oi el ruido y a continuacion trate de cruzar la calle para huir de el.
Simone
– Bueno -advirtio-. ?Recuerdas cualquier otra cosa?
Gloria nego con la cabeza.
– Realmente no creo que este muerta. Digo, se que me traspasaste con tu mano antes, pero recuerdo que vi esta pelicula de Reese Witherspoon.
– Ojala fuera cierto -senalo Simone.
– Yeah, esa era. Incluso uno pensaba que Reese era un fantasma, pero estaba solo en coma. Tal vez lo estoy yo.
Simone realmente deseo que ese fuera el caso. Miro a Jesse, esperando que el pudiera ayudar a Gloria hacerla comprenda que esto era el final y no habia retorno por mas que todos ellos desearon otra cosa.
El le dedico a Gloria una sonrisa comprensiva.
– Se como te sientes. Esa incredulidad que se mantiene diciendote que es un sueno, pero tienes que enfrentarte al hecho de que no estas en coma.
Simone suspiro mientras hojeaba el callejon vacio. Habia solo un pedazo de papel y una taza aplastada de Starbucks. Nada mas.
– En realidad no veo nada util -dijo a los fantasmas-. La policia ha debido de obtener todo. Vamos a volver a ver a Tate y veamos lo que han desenterrado su gente.
Cuando dio un paso hacia su coche, oyo un sonido de chasquear con la lengua detras de ellos que le produjo escalofrios. Nadie habia estado alli antes…
– Seguro que no quiere dejarnos tan pronto. Despues de todo, precisamente estamos aqui… y andamos buscando un buen bocado para comer.
Simone enfoco su linterna sobre el hombre que hablo. Un grupo, no era un hombre. Era un Daimon. Y no estaba solo.
CAPITULO 2
Jesse palidecio. No es que como fantasma tuviera mucho color, para empezar, pero cuando perdia el poco que poseia, la asustaba.
Le dedico una sonrisa falsa.
– Parece que estaba equivocado con respecto a que los Daimons escogieran este lugar, ?eh?
Simone dio un paso atras.
– Si, Jess, mala respuesta.
El Daimon se dio la vuelta hacia el y sonrio.
– Que apropiado. Obtenemos tres por el precio de uno, amigos. Parece que Apolo esta de buen humor esta noche.
Mientras los Daimons se movian hacia Gloria, Simone saco la pistola electrica del bolsillo y se precipito hacia ellos. De ninguna manera permitiria que lastimaran a la pobre fantasma.
– ?Alejaos de ella!
El primer Daimon esquivo las descargas electricas que salian disparadas desde el arma y la empujo hacia atras. Antes de que ella pudiera contraatacar, se la quito de la mano.
– No te pongas celosa, carino. Nos encargaremos de ti en un santiamen.
– ?Santiamen? -El maligno y burlon tono envio un escalofrio por su espina dorsal- ?Que clase de patetico enclenque usa la palabra “santiamen”?.
Simone se congelo ante una voz tan profunda que la oia resonar en sus huesos.
Desde la oscuridad se movio una sombra de tal magnitud, que la hizo sentirse diminuta. Un instante despues, el Daimon paso volando sobre su cabeza para estrellarse contra la pared proxima a Jesse. Se golpeo tan fuerte, que casi espero a que se aplastara como un insecto. Y fue inmediatamente seguido por otro Daimon que aterrizo encima del primero.
– Abre el portal -el extrano le gruno al tercer Daimon, al que ahora sostenia en un puno.
– No voy a abrir una mierda.
– Respuesta incorrecta.
El Daimon se unio a los otros dos.
La sombra la cubrio como una montana. Siniestra. Enojada. Fria. Decidida.
Ella le apunto con la linterna y sintio que su aliento la abandonaba en una repentina bocanada. Superaba facilmente el metro ochenta de alto, su largo cabello negro se alborotaba alrededor de facciones tan perfectas como las de cualquier actor que hubiera visto alguna vez y sus ojos eran tan azules que parecian resplandecer en la oscuridad. Su mandibula estaba contraida como si intentara contener su ira y estuviera fallando miserablemente. Tenia cada tendon de su cuerpo enervado como si se tratara de una bestia feroz al acecho. El era seduccion y muerte.
Vestia solo un par de jeans y una camiseta negra, parecia inmune al frio. Sus hombros eran anchos, su cintura estrecha y habia un aura a su alrededor que transmitia muerte. Sin miedo.
Sin misericordia.
Esos gelidos ojos azules penetraban con odio y advertencia. Y la hacian estremecer.
– Esta es la parte en la que necesitas correr, pequena humana. No mires atras.
Esas palabras la enfurecieron al mismo nivel que parecia operar en el. Ella no era ni incompetente, ni debil.
– No soy pequena.
Le dio un codazo en la garganta al Daimon que se dirigia hacia ella antes de abatirlo en el suelo y darle un puntapie.
El recien llegado se mofo ante su demostracion de poder.
– Entonces, que la muerte te lleve.
Se volvio y levanto del suelo al Daimon que ella habia atacado. Lo aporreo duramente contra la pared, dejando una abolladura en los ladrillos. El Daimon gruno y maldijo.
– Abre el portal -le exigio al Daimon, cuya nariz y boca sangraban copiosamente.
Como en respuesta a sus palabras, una brillante luz destello en la parte de atras del callejon, justo sobre la esquina.
El hombre dejo caer al Daimon y se encamino hacia la luz, pero antes de que pudiera entrar, un Daimon rubio y gigante salio en direccion opuesta.
Este no era como los otros que ella habia visto antes.
Vestia en cuero negro y tenia el aura de un luchador entrenado. De uno que estaba acostumbrado a matar y que hacia que la muerte fuera lo mas dolorosa posible.
Simone se quedo inmovil ante la aterradora vision. El Daimon media al menos dos metros diez de alto, se rio abiertamente y enseno sus largos y afilados colmillos al hombre de cabellos oscuros un instante antes de atacarlo.
Punetazos y patadas rapidas, mas de lo que podia distinguir. Aparentemente, no mas valientes que colegialas, los otros tres Daimons huyeron en direccion a la calle para alejarse de los combatientes.
Simone se alejo dando tumbos a la vez que el Daimon aporreaba al hombre contra la pared, quien emitio un jadeo al colisionar con la piedra. Le dio un punetazo en la mandibula, tan solido que ella creyo sentirlo en su propio cuerpo.
El hombre lo recibio con una mueca antes de darle un cabezazo, despues se tambaleo hacia atras. Pero no fue muy lejos antes de buscar dentro de su abrigo y sacar un gran brazalete de oro. Lo abrocho alrededor de la muneca del hombre.
Este siseo como si el brazalete le quemara la piel. El Daimon lo aparto hacia atras de un empellon y se volvio hacia ella.