Existe una amistad practica, eficaz cuando hay un trabajo colectivo, en la lucha comun por la vida, por un trozo de pan.

Tambien esta la amistad por un ideal elevado, la amistad filosofica entre interlocutores contemplativos, entre personas que trabajan en campos diferentes, cada uno por su cuenta, pero que juzgan la vida con criterios identicos.

Es posible que una amistad elevada aune la amistad activa -la del esfuerzo y la lucha- y la amistad de los interlocutores contemplativos.

Los amigos siempre se necesitan el uno al otro, pero no siempre piden lo mismo a la amistad. Los amigos no siempre quieren la misma cosa de la amistad. Uno ofrece al otro su experiencia, el otro se enriquece con esa experiencia. Uno, al ayudar a un joven amigo, debil e inexperto, toma conciencia de su propia fuerza y madurez, en tanto el otro reconoce en el amigo su ideal: fuerza, madurez, experiencia. Asi, en la amistad uno da, mientras que el otro se alegra por los regalos.

Ocurre que un amigo es una instancia tacita que ayuda al hombre a entrar en relacion consigo mismo, a encontrar la felicidad en si mismo, en sus propios pensamientos que se vuelven inteligibles, tangibles gracias a que encuentran un eco en el alma del amigo.

La amistad de la razon, la amistad contemplativa, filosofica, a menudo exige de los amigos unidad de pensamiento, pero esta afinidad puede no ser total. A veces la amistad se expresa en la disputa, en las divergencias.

Cuando los amigos son identicos en todos los aspectos, cuando se reflejan el uno en el otro, la disputa con el amigo sera una disputa con uno mismo.

Amigo es aquel que justifica tus debilidades, tus defectos e incluso tus vicios; es aquel que confirma tu equidad, tu talante, tus meritos.

Amigo es aquel que, amando, desenmascara tus debilidades, tus defectos y vicios.

La amistad es, pues, aquello que, fundado sobre lo semejante, se manifiesta en las diferencias, las contradicciones, las desemejanzas. En la amistad el hombre aspira a recibir de forma egoista aquello que el no posee. En la amistad el hombre aspira a dar aquello que posee.

El deseo de amistad es inherente a la naturaleza humana, y aquel que no sabe establecer vinculos de amistad con personas, los tendra con animales: perros, caballos, gatos, ratones, aranas.

Un ser dotado de una fuerza absoluta no necesita amigos; evidentemente, ese ser solo puede ser Dios.

La verdadera amistad no depende de que el amigo se siente en un trono o que, derrocado de dicho trono, vaya a parar a prision. La verdadera amistad se corresponde con las cualidades del alma y es indiferente a la gloria, a la fuerza exterior.

Multiples son las formas de la amistad y multiple es su contenido, pero hay un fundamento solido en ella: la fe en el caracter inquebrantable del amigo, en su fidelidad. Por ello es particularmente bella la amistad alli donde el hombre celebra el sabbat. Alli donde el amigo y la amistad son sacrificados en nombre de los mas altos intereses, el hombre, declarado enemigo del ideal supremo, pierde a todos sus amigos, pero conserva su fe en su unico amigo.

9

Cuando llego a casa, Shtrum vio en el colgador un abrigo que conocia bien: era el de Karimov, que habia pasado a verle y estaba esperandole.

Karimov puso a un lado el periodico y Shtrum penso que, a juzgar por las apariencias, Liudmila Nikolayevna no habia querido conversar con el invitado.

– Vengo directamente de un koljos, he dado una conferencia -dijo Karimov-. Pero, se lo ruego, no se moleste, en el koljos me han ofrecido comida en abundancia. Nuestro pueblo es sumamente hospitalario.

Y Shtrum penso que Liudmila no habia ofrecido a Karimov ni siquiera una taza de te.

Solo despues de examinar con detenimiento la cara aplastada y de nariz ancha de Karimov, Shtrum advertia en sus rasgos diferencias apenas perceptibles respecto al modelo clasico del eslavo ruso. Pero en ciertos instantes, bastaba con un repentino movimiento de cabeza de Karimov para que todos esos infimos detalles se fusionaran y su cara adquiriese una fisonomia tipicamente mongola.

De la misma manera, a veces, cuando caminaba por la calle, Shtrum podia reconocer a judios entre individuos rubios, de ojos claros y nariz respingona. Los detalles que revelaban la procedencia judia de un hombre eran practicamente invisibles: una sonrisa, la manera en que fruncia la frente para expresar sorpresa o el modo en que se encogia de hombros.

Karimov le estaba explicando que habia conocido a un teniente que, tras resultar herido, habia vuelto al campo a casa de sus padres. Por lo visto, habia visitado a Shtrum solo para contarle ese encuentro.

– Un chico estupendo -dijo Karimov-, me ha hablado de todo con absoluta franqueza.

– ?En tartaro? -pregunto Shtrum.

– Por supuesto.

Shtrum penso que si se hubiera encontrado con un teniente judio herido no habria podido hablarle en yiddish, puesto que apenas conocia una decena de palabras en ese idioma, como bekitser o haloimes, empleadas en tono de broma.

El teniente habia sido hecho prisionero cerca de Kerch en otono de 1941. Los alemanes le habian ordenado que recogiera el grano abandonado en la nieve para darselo de forraje a los caballos. El teniente supo aprovechar el momento propicio y, oculto en el crepusculo invernal, logro escapar. La poblacion local, rusos y tartaros, le habia dado cobijo.

– Tengo grandes esperanzas de volver a ver a mi mujer y a mi hija -dijo Karimov-. Parece que los alemanes, al igual que nosotros, tienen diferentes cartillas de racionamiento. El teniente me conto que muchos tartaros de Crimea han huido a las montanas, aunque los alemanes les dejan en paz.

– Cuando era estudiante escale las montanas de Crimea -dijo Shtrum, y de pronto recordo que su madre le habia enviado dinero para aquel viaje-. ?Y ha visto judios su teniente?

Liudmila Nikolayevna asomo la cabeza por la puerta.

– Mama no ha vuelto todavia -dijo-. Estoy preocupada.

– ?Ah, si?, quien sabe donde andara -respondio Shtrum, distraido; y cuando Liudmila Nikolayevna cerro la puerta, pregunto por segunda vez-: ?Que dice su teniente sobre los judios?

– Vio como se llevaban a una familia judia, una vieja y dos chicas, para ser fusiladas.

– ?Dios mio! -exclamo Shtrum.

– Si, ademas oyo hablar de unos campos en Polonia adonde transportan a los judios; los matan y luego descuartizan sus cuerpos como en un matadero. Pero estoy seguro de que no son mas que fantasias. Me he informado en especial sobre los judios porque sabia que le interesaria.

«?Por que solo a mi? -penso Shtrum-. ?Acaso no interesa tambien a los demas?»

Karimov se quedo absorto un instante y luego dijo:

– Ah, si, lo olvidaba; me ha contado que los alemanes ordenan llevar a la Kommandantur a los bebes judios, a los que untan los labios con un compuesto incoloro que les hace morir al instante.

– ?Bebes? -repitio Shtrum.

– Creo que es una invencion, como la historia de los campos donde descuartizan cadaveres.

Shtrum comenzo a dar vueltas por la habitacion y dijo:

– Cuando uno piensa que en nuestros dias se mata a los recien nacidos, todos los esfuerzos de la cultura parecen inutiles. ?Que nos han ensenado Goethe, Bach? ?Estan matando a recien nacidos!

– Si, es terrible -dijo Karimov.

Shtrum sentia el pesar y la compasion en Karimov, pero tambien se daba cuenta de su alegria: el relato del teniente habia fortalecido sus esperanzas de encontrar a su mujer, mientras que Shtrum sabia de sobra que, despues de la victoria, nunca mas veria a su madre.

Karimov se disponia a volver a casa. Viktor no tenia ganas de despedirse, asi que decidio acompanarle parte del camino.

– ?Sabe una cosa? -dijo de repente Shtrum-. Nosotros, los cientificos sovieticos, somos muy afortunados. ?Que

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