en Ginebra o en Kostroma.

Le preguntaria a que edad comenzo a interesarse por la fisica teorica, que opinion le merece la critica que Einstein habia hecho al viejo Planck, si esta interesado solo en la teoria matematica o tambien disfruta con el trabajo experimental, que piensa de Heisenberg, y si cree que es posible elaborar una teoria unificada de los campos. Lo importante es el talento, el fuego, la chispa divina. Le preguntaria -pero solo si a su futuro colega le apetece contestar- si le gusta caminar, beber vino, si va a los conciertos de musica sinfonica, si le gustan los libros infantiles de Seron Thompson, a quien siente mas cercano, a Tolstoi o a Dostoyevski, si se dedica a la jardineria, si le gusta la pesca, que piensa de Picasso, cual es su cuento preferido de Chejov.

Le interesaria saber si su futuro colega es taciturno o hablador; si es bueno, ingenioso, vengativo, irascible, ambicioso; si se arriesgaria a tener una aventura con la encantadora Verochka Ponomariova.

Es curioso lo bien que Madiarov habia respondido a preguntas parecidas… Tal vez si que fuera un provocateur… Dios mio…

Pluma en ristre, Shtrum escribio: «Esther Semionovna Dashevskaya, tia por parte de madre, vive en Buenos Aires desde 1909, profesora de musica».

55

Shtrum entro en el despacho de Shishakov con el firme proposito de permanecer tranquilo y no pronunciar ni una palabra fuera de tono.

Comprendia que era estupido enojarse y ofenderse porque en la cabeza del academico- funcionario, Shtrum y sus trabajos ocuparan uno de los ultimos puestos.

Pero en cuanto vio la cara de Shishakov sintio una irritacion insuperable.

– Aleksei Alekseyevich -comenzo-, como suele decirse, no se puede ser amable a la fuerza, nadie manda sobre el corazon; pero usted no se ha interesado ni siquiera una vez en el montaje de la instalacion.

Shishakov contesto con tono conciliador:

– Pasare sin falta en cuanto tenga un momento.

El jefe, benevolente, habia prometido honrar a Shtrum con una visita.

– Por lo demas, me parece que la direccion se muestra bastante atenta con sus peticiones -anadio Shishakov.

– En especial el departamento de personal.

Shishakov, rezumando espiritu pacifico, le pregunto:

– ?En que le molesta el departamento de personal? Usted es el primer director de laboratorio que me hace una observacion parecida.

– Aleksei Alekseyevich, he intentado en vano que se haga venir a Weisspapier de Kazan. Es una especialista irreemplazable en el campo de la fotografia nuclear. Tambien me opongo categoricamente al despido de Loshakova; es una trabajadora excelente y una bellisima persona. No logro entender como pueden despedirla. Es inhumano. Por ultimo, insisto en que se acepte la candidatura de Landesman; es un joven con un talento extraordinario. Creo que subestima usted la importancia de nuestro laboratorio. De lo contrario yo no estaria perdiendo el tiempo en conversaciones de este tipo.

– Yo tambien estoy perdiendo el tiempo-dijo Shishakov.

Shtrum se alegro de que Shishakov dejara de hablar en aquel tono pacifico que le impedia dar rienda suelta a su irritacion.

– Me resulta particularmente desagradable -continuo-que todos estos conflictos se hayan producido en torno a personas con apellidos judios.

– ?Ah, ya veo! -dijo Aleksei Alekseyevich, pasando a la ofensiva-. Viktor Pavlovich, el instituto debe llevar a cabo tareas de primer orden. No es preciso que le recuerde en que tiempos tan duros debemos afrontar dichas tareas. Considero que en la actualidad su laboratorio no puede contribuir a la resolucion de estas tareas. Ademas, alrededor de su trabajo, tan discutible como interesante, se ha levantado demasiado ruido.

Y anadio con aire grave:

– No estoy expresando un punto de vista personal. Hay camaradas que consideran que todo este alboroto desorienta a los investigadores cientificos. Ayer mismo discutimos a fondo esta cuestion, y se dio la opinion de que usted deberia reflexionar sobre sus conclusiones puesto que contradicen las teorias materialistas sobre la naturaleza de la materia; deberia usted pronunciar una conferencia al respecto. Algunas personas, por razones que se me escapan, estan interesadas en hacer que unas teorias discutibles se conviertan en el principio rector de la ciencia» precisamente cuando tenemos que concentrar todos nuestros esfuerzos en los objetivos que nos impone la guerra. Es algo muy seno. Ha venido a verme con unas pretensiones ridiculas respecto a una tal Loshakova. Disculpe, pero no sabia que «Loshakova» fuera un apellido judio.

Al escuchar a Shishakov, Shtrum se sintio desconcertado. Nadie habia manifestado jamas tanta hostilidad hacia su trabajo. Lo oia por primera vez de boca de un academico, del director del instituto donde trabajaba.

Sin temer las consecuencias, dejo salir todo lo que pensaba y que, por esa misma razon, nunca deberia haber dicho. Dijo que no era asunto de la fisica confirmar una filosofia. Dijo que la logica de los descubrimientos matematicos era mas fuerte que la logica de Engels y Lenin, y que Badin, el delegado de la seccion cientifica del Comite Central, podia tranquilamente adaptar las ideas de Lenin a las matematicas y a la fisica, pero no la fisica y las matematicas a las ideas de Lenin. Dijo que un pragmatismo excesivo era letal para la ciencia, aunque estuviera impulsado por «Dios Todopoderoso en persona», y que solo una gran teoria puede engendrar grandes logros practicos. Estaba convencido de que los principales problemas tecnicos -y no solo los problemas tecnicos- del siglo XX se resolverian gracias a la teoria de los procesos nucleares. Estaria encantado de hacer un discurso al respecto si los camaradas cuyos nombres Shishakov preferia callar lo consideraban necesario.

– Por lo que respecta a las personas con apellidos judios, Aleksei Alekseyevich, no es algo que se pueda tomar a broma, no si de verdad se considera usted un miembro de la intelligentsia rusa. Si mis peticiones son rechazadas me vere obligado a abandonar inmediatamente el instituto. Asi no puedo trabajar.

Cobro aliento, miro a Shishakov, reflexiono un instante y prosiguio:

– Me resulta dificil trabajar en estas condiciones. No soy solo un fisico, tambien soy un ser humano. Me siento avergonzado ante esas personas que esperan de mi ayuda y proteccion ante la injusticia.

Esta vez, Viktor solo habia dicho «me resulta dificil», pero habia tenido el coraje suficiente para reiterar su amenaza de una dimision inminente.

Shtrum leyo en la cara de Shishakov que este se habia dado cuenta de que habia suavizado sus palabras.

Y tal vez por ese motivo, Shishakov insistio:

– No tiene sentido continuar una conversacion a golpe de ultimatums. Es mi deber, por supuesto, tener en cuenta sus deseos.

Durante el resto del dia Shtrum fue presa de una extrana sensacion, triste y alegre a la vez. Los instrumentos del laboratorio, la nueva instalacion cuyo montaje pronto estaria concluido constituian una parte imprescindible de su vida, de su cerebro, de su cuerpo. ?Como podria vivir separado de ellos?

Le aterrorizaba incluso recordar las palabras hereticas que habia pronunciado ante el director. Y sin embargo, Viktor se sentia fuerte. Su impotencia era al mismo tiempo su fuerza. ?Como hubiera podido imaginar que en los dias de su triunfo cientifico, de regreso en Moscu, llegaria a mantener una conversacion de este tipo?

Nadie estaba al corriente de su enfrentamiento con Shishakov, pero tuvo la impresion de que sus colegas se dirigian a el de manera especialmente afectuosa.

Anna Stepanovna le cogio la mano y se la apreto.

– Viktor Pavlovich, no quiero que piense que solo trato de darle las gracias, pero permitame decirle que… se que usted, ha sido fiel a si mismo.

Viktor se quedo a su lado en silencio. Se sentia emocionado y casi feliz.

«Mama, mama -penso de repente-. ?Lo ves?» De camino a casa decidio no contarle nada a su mujer pero no logro vencer la costumbre de hacerla participe de todo lo que le ocurria, y ya en la entrada, mientras se quitaba el abrigo, le anuncio:

– Bueno, Liudmila, dejo el instituto.

Liudmila Nikolayevna se quedo muy apenada, pero aun asi se las arreglo para decirle algunas palabras

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