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El Estado Mayor del cuerpo de tanques se habia instalado en los margenes del pueblo. Darenski se acerco a la isba que alojaba el cuartel general. Anochecia. Evidentemente, el Estado Mayor habia llegado hacia poco: los soldados descargaban del camion maletas y colchones; los radiotelegrafistas estaban tendiendo los cables.

Un ametrallador que montaba guardia entro a reganadientes en el vestibulo y llamo al ayudantede campo. Este salio de mala gana al zaguan, y como todos los ayudantes de campo, miro atentamente no a la cara, sino a las hombreras del recien llegado, y dijo:

– Camarada teniente coronel, el comandante del cuerpo acaba de llegar de una inspeccion a una brigada; esta descansando. Pase a ver al oficial de servicio.

– Informe al comandante del cuerpo de que ha llegado el teniente coronel Darenski. ?Entendido? -ordeno con arrogancia.

El ayudante de campo lanzo un suspiro y entro en la isba, de la que salio un instante despues para decirle en voz alta:

– Adelante, camarada teniente coronel. Darenski entro en el zaguan y Novikov salio a su encuentro. Por un instante se examinaron el uno al otro riendo de alegria.

– Asi que al final volvemos a vernos -exclamo Novikov. Fue un buen encuentro.

Dos cabezas inteligentes se inclinaron, como de costumbre, sobre el mapa.

– Avanzo con la misma velocidad que cuando poniamos pies en polvorosa -dijo Novikov-, pero en este sector he superado la velocidad de fuga.

– Ahora estamos en invierno -dijo Darenski-. ?Que pasara en verano?

– No tengo dudas al respecto.

– Yo tampoco. Mostrar el mapa a Darenski era un verdadero placer para Novikov. La comprension, el interes por los detalles que creia ser el unico en observar, las cuestiones que le inquietaban…

Bajo la voz, como si le estuviera confiando algo personal, intimo, y dijo:

– Es todo seguro, definitivo: la exploracion de la zona de accion de los tanques, el empleo coordinado de todos los medios, el esquema de los puntos de referencia. Todo esta en orden. Pero la intervencion de todos los ejercitos depende de un solo dios: el T-34, ?nuestro rey!

Darenski conocia el mapa de las operaciones militares que se habian iniciado en otros flancos aparte del ala sur del frente de Stalingrado. Novikov supo por el detalles que desconocia sobre la operacion del Caucaso, el contenido de las conversaciones interceptadas entre Hitler y Paulus, y pormenores sobre el movimiento del grupo del general de artilleria Fretter-Piko.

– Se ve ya Ucrania por la ventana -observo Novikov.

Indico en el mapa:

– Parece que yo estoy mas cerca que los otros. Solo el cuerpo de Rodin me pisa los talones.

Luego dejo a un lado el mapa y declaro:

– Bien, basta por ahora; ya hemos hablado bastante de estrategia y tactica.

– Y en el terreno personal, ?nada nuevo? -pregunto Darenski.

– Todo nuevo.

– ?Vas a casarte?

– Lo espero de un dia a otro; sera pronto.

– Ay, cosaco, es tu fin -dijo Darenski-. Te felicito de todo corazon. Yo, en cambio, siempre estoy en estado desmerecer.

– ?Y Bikov? -pregunto de repente Novikov.

– ?Bikov? Ahora esta con Vatutin.

– Es fuerte, el perro.

– Una roca.

– Que se vaya al diablo -dijo Novikov, y grito en direccion a la habitacion vecina-: Eh, Vershkov, por lo visto te has propuesto matarnos de hambre. Llama tambien al comisario, cenaremos todos juntos.

Sin embargo, no fue necesario llamar a Guetmanov; este llego por si solo y con voz afligida, de pie junto a la puerta, dijo:

– ?Que pasa, Piotr Pavlovich? Parece que Rodin se ha puesto en cabeza. Ya veras, llegara a Ucrania antes que nosotros -y, dirigiendose a Darenski, anadio-: Ha llegado la hora, teniente coronel. Ahora tenemos mas miedo al vecino que al enemigo. A proposito, ?no sera usted un vecino? No, no, esta claro, usted es un viejo amigo del frente.

– Pareces obsesionado con la cuestion ucraniana -dijo Novikov.

Guetmanov cogio una lata de conservas y en tono de amenaza burlona observo:

– Esta bien, pero ten en cuenta, Piotr Pavlovich, que cuando llegue tu Yevguenia Nikolayevna solo te casare en tierra ucraniana. Escojo al teniente coronel como testigo. Levanto el vaso, y apuntando con el en direccion a Novikov, dijo:

– Vamos, camarada teniente coronel, propongo que bebamos a la salud de su corazon ruso. Darenski, conmovido, elogio:

– Ha encontrado unas bonitas palabras. Novikov, recordando la hostilidad de Darenski hacia los comisarios, dijo:

– Bien, camarada teniente coronel, hacia mucho tiempo que no nos veiamos.

Guetmanov miro la mesa y dijo:

– No hay nada que ofrecer a nuestro invitado, solo conservas. AI cocinero no le da tiempo a encender la estufa porque siempre estamos cambiando de puesto de mando. Dia y noche estamos en movimiento. Tendria que haber venido a vemos antes del ataque. Ahora, en un dia entero de marcha, paramos solo una hora. Nos adelantamos a nosotros mismos.

– Danos al menos un tenedor mas -pidio Novikov al ayudante de campo.

– Dio orden de que no descargaramos la vajilla del camion -respondio el ayudante.

Guetmanov comenzo a explicar su viaje por el territorio liberado.

– Los rusos y los calmucos -decia- son como el dia y la noche. Los calmucos cantaban al son del silbato aleman. Les habian dado sus uniformes verdes. Corrian por las estepas para cazar rusos. ?Y sera que no les ha dado cosas el poder sovietico! Era el pais de los nomadas harapientos, el imperio de la sifilis, del analfabetismo generalizado. Pero por mucho que se le alimente, el lobo continuara mirando hacia la estepa. Tambien durante la guerra civil estaban casi todos con los blancos… Y cuanto dinero hemos despilfarrado durante decadas en nombre de la amistad entre los pueblos. Habria sido mejor construir con esos medios una fabrica de tanques en Siberia. Una mujer, una joven cosaca del Don, me conto lo que habia tenido que soportar. No, no, los calmucos han traicionado la confianza rusa y sovietica. Asi lo expondre en mi informe al Consejo Militar; luego, dirigiendose a Novikov, pregunto:

– ?Te acuerdas de cuando te puse en guardia contra Basangov? Me guio mi instinto de comunista. No te ofendas, Piotr Pavlovich, no es un reproche. ?Crees que me he equivocado pocas veces en la vida? La nacionalidad de una persona es algo importante. En el futuro tendra un papel determinante; se ha demostrado en la practica de la guerra. ?Sabeis cual ha sido la ensenanza decisiva para los bolcheviques? La practica.

– A proposito de los calmucos, estoy de acuerdo con usted -dijo Darenski-. Estuve hace poco en las estepas calmucas, he pasado por todos esos Shebener y Kitchener.

?Por que habia dicho eso? Habia viajado mucho por territorio calmuco y nunca habia anidado en su corazon, un sentimiento malevolo hacia los calmucos, sino solo un interes vivo por su vida y sus costumbres.

Parecia que el comisario del cuerpo poseyera una especie de fuerza magnetica. Darenski deseaba manifestarle continuamente que estaba de acuerdo con el.

Y Novikov le miraba con una sonrisita en los labios, porque conocia bien aquel magnetismo del comisario que inducia a decirle siempre que si.

– Se que ha sufrido injusticias en su momento -dijo de improviso y con sencillez Guetmanov a Darenski-. Pero no guarde rencor contra el partido de los bolcheviques, porque quiere el bien del pueblo.

Y Darenski, que siempre habia considerado que los de la seccion politica y los comisarios solo servian para traer confusion al ejercito, respondio:

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