simplemente no puedo creerlo: ?es posible que todos nosotros seamos sentenciados a muerte, que estemos a punto de ser ejecutados? Los peluqueros, los zapateros, los sastres, los medicos, los fumistas…, todos siguen trabajando. Se ha abierto incluso una pequena maternidad, o para ser exactos, algo que se le parece. Se hace la colada y se tiende en cordeles, se prepara la comida, los ninos van a la escuela desde el primero de septiembre y las madres preguntan a los maestros sobre las notas de sus hijos.

El viejo Spielberg ha llevado varios libros a encuadernar. Alia Sperling realiza a diario su gimnasia matutina; cada noche, antes de acostarse, se enrolla el cabello en bigudies; y rine con su padre por dos retales de tela que quiere para hacerse unos vestidos de verano.

Tambien yo mantengo mi tiempo ocupado de la manana a la noche. Visito a los enfermos, doy clases, zurzo mi ropa, hago la colada, me preparo para hacer frente al invierno: le pongo relleno de guata a mi abrigo de otono. Escucho los relatos sobre los terribles castigos que se infligen a los judios: la mujer de un consultor juridico que conozco fue golpeada hasta perder el conocimiento por haber comprado un huevo de pato para su hijo; a un nino, el hijo de Sirota, el farmaceutico, le dispararon en el hombro cuando trataba de deslizarse por debajo de la alambrada para recuperar su pelota. Y luego, otra vez, rumores, rumores, rumores…

Lo que ahora te cuento, sin embargo, no es un rumor. Hoy los alemanes vinieron y se llevaron a ochenta jovenes para trabajar el campo, supuestamente para recoger patatas. Algunos incluso se alegraron imaginando que podrian traer unas pocas patatas para la familia. Pero yo comprendi al instante a que se referian los alemanes con patatas.

La noche en el gueto es un tiempo aparte, Vitia. Tu sabes, querido hijo, que siempre te he ensenado a decirme la verdad, un hijo siempre debe decir la verdad a su madre. Pero tambien una madre debe decir la verdad a su hijo. No te imagines, Vitenka, que tu madre es una mujer fuerte. Soy debil. Me da miedo el dolor y tiemblo cuando me siento en el sillon del dentista. De nina me daban miedo los truenos y la oscuridad. Ahora que soy vieja, tengo miedo de las enfermedades, de la soledad; temo que si enfermara no podria trabajar mas y me convertiria en una carga para ti y que tu me lo harias sentir. Tenia miedo de la guerra. Ahora, por las noches, Vitia, se apodera de mi un terror que me hiela el corazon. Me espera la muerte. Siento deseos de llamarte, de pedirte ayuda.

Cuando eras pequeno, solias correr a mi en busca de proteccion. Ahora, en estos momentos de debilidad, quisiera esconder mi cabeza entre tus rodillas para que tu, inteligente y fuerte, me defendieras, me protegieras. No siempre soy fuerte de espiritu, Vitia, soy debil. Pienso a menudo en el suicidio, pero algo me retiene, no se si es debilidad, fuerza o bien una esperanza absurda…

Pero ya es suficiente. Me estoy durmiendo y comienzo a sonar. A menudo veo a mi madre, hablo con ella. La pasada noche vi en suenos a Sasha Shaposhnikova en la epoca que vivimos juntas en Paris. Pero contigo no he sonado ni una sola vez, aunque pienso en ti sin cesar, incluso en los momentos de angustia mas terrible. Me despierto y de repente veo el techo, entonces recuerdo que los alemanes han ocupado nuestra tierra, que soy una leprosa, y me parece que no me he despertado sino, al contrario, que me acabo de dormir y estoy sonando.

Pero pasan algunos minutos y oigo a Alia discutir con Liuba sobre a quien le toca ir al pozo por agua, oigo a alguien contar que durante la noche, en la calle de al lado, los alemanes fracturaron el craneo a un viejo.

Una chica que conozco, alumna del Instituto Tecnico de Pedagogia, vino a buscarme para que fuera a examinar a un enfermo. Resulta que la chica escondia a un teniente con una herida en un hombro y un ojo quemado. Un joven dulce, demacrado, con un fuerte acento del Volga. Habia pasado por debajo de las alambradas durante la noche y habia hallado refugio en el gueto. La herida del ojo no era demasiado grave y pude cortar la supuracion. Me hablo largo y tendido sobre los combates, la retirada de nuestras tropas; sus historias me deprimieron. Quiere restablecerse cuanto antes y volver, cruzando la linea, al frente. Varios jovenes tienen la intencion de partir con el, uno de ellos fue alumno mio. ?Ay, Vitenka, si pudiera ir con ellos! Fue un enorme placer ayudar a ese joven: senti que tambien yo participaba en la guerra contra el fascismo. Le llevamos patatas, pan, judias, y una anciana le tricoto un par de calcetines de lana.

Hoy se ha vivido un dia lleno de dramatismo. Ayer Alia se las ingenio, a traves de una conocida rusa, para hacerse con el pasaporte de una joven rusa, muerta en el hospital. Esta noche Alia se ira. Y hoy hemos sabido de boca de un campesino amigo que pasaba cerca del recinto del gueto que los judios a los que enviaron a recoger patatas estan cavando fosas profundas a cuatro kilometros de la ciudad, cerca del aerodromo, en el camino a Romanovka. Vitia, recuerda ese nombre: alli encontraras la fosa comun donde estara sepultada tu madre.

Incluso Sperling lo ha comprendido. Ha estado palido todo el dia, los labios le temblaban y me ha preguntado, desconcertado: «?Hay esperanza de que dejen con vida al personal cualificado?». Se dice, en efecto, que en algunos lugares no han ejecutado a los mejores sastres, zapateros y medicos.

A pesar de todo, esta misma noche, Sperling ha llamado al viejo que repara las estufas y este le ha habilitado un escondrijo en la pared para la harina y la sal. Yura y yo estuvimos leyendo Lettres de mon moulin. ?Te acuerdas de cuando leiamos en voz alta mi cuento favorito, «Les vieux», e intercambiabamos miradas, nos echabamos a reir y se nos llenaban los ojos de lagrimas? Despues le dicte a Yura las clases que tenia que aprender para pasado manana. Asi debe ser. Pero que dolor senti cuando mire la carita triste de mi alumno, sus dedos anotando en la libretita los numeros de los parrafos de gramatica que le habia puesto de deberes.

Y cuantos ninos hay aqui: ojos maravillosos, cabellos rizados oscuros. Entre ellos habria, probablemente, futuros cientificos, fisicos, profesores de medicina, musicos, incluso poetas.

Los veo cuando corren a la escuela por la manana, tienen un aire serio impropio de su edad y unos tragicos ojos desencajados en la cara. A veces comienzan a armar alboroto, se pelean, se rien a carcajadas, pero entonces, mas que producirme alegria, el espanto se aduena de mi.

Dicen que los ninos son el futuro, pero ?que se puede decir de estos ninos? No llegaran a ser musicos ni zapateros ni talladores. Y esta noche me hice una idea clara de como este mundo ruidoso, de papas barbudos, atareados, de abuelas refunfunonas que hornean melindres de miel y cuellos de ganso, el mundo entero de las costumbres nupciales, los proverbios, las celebraciones del sabbat, desaparecera para siempre bajo tierra, y despues de la guerra la vida se reanudara, y nosotros ya no estaremos, nos habremos extinguido al igual que se extinguieron los aztecas.

El campesino que nos trajo la noticia de la preparacion de las fosas comunes nos conto que su mujer se habia pasado la noche llorando y lamentandose: «Saben coser y fabricar zapatos, curten la piel, reparan relojes, venden medicinas en la farmacia… ?Que pasara cuando los hayan matado a todos?».

Con que claridad me imagine a alguien, una persona cualquiera, pasando delante de las ruinas y diciendo: «?Te acuerdas? Aqui vivia un judio, un reparador de estufas llamado Boruj. Las tardes de los sabados su vieja mujer se sentaba en un banco y, alrededor de ella, los ninos jugaban». Y otro diria: «Y alli, bajo el viejo peral, se solia sentar una doctora, no recuerdo su apellido, pero una vez fui a verla para que me curara los ojos. Despues del trabajo sacaba una silla de mimbre y se ponia a leer un libro». Asi sera, Vitia.

Despues fue como si un soplo de espanto hubiera atravesado los rostros de las gentes: todos comprendimos que se acercaba el final.

Vitenka, quiero decirte… no, no es eso, no es eso.

Vitenka, termino ya la carta y voy a llevarla al limite del gueto, se la entregare a mi amigo. No es facil interrumpir esta carta, esta es mi ultima conversacion contigo, y cuando la haya entregado me habre apartado de ti definitivamente, nunca sabras lo que han sido mis ultimas horas. Esta es nuestra ultima despedida. ?Que puedo decirte antes de separarme de ti para siempre? en estos ultimos dias, como durante toda mi vida, tu has sido mi alegria. Por la noche me acordaba de ti, de la ropa que llevabas de nino, de tus primeros libros; me acordaba de tu primera carta, tu primer dia de escuela; todo, me acordaba de todo, desde tus primeros dias de vida hasta la mas nimia noticia que recibi de ti, el telegrama que recibi el 30 de junio. Cerraba los ojos y me parecia, querido mio, que me protegias del horror que se avecinaba sobre mi. Pero cuando pienso lo que esta ocurriendo, me alegro de que no estes a mi lado y que no tengas que conocer este horrible destino.

Vitia, yo siempre he estado sola. Me he pasado noches en blanco llorando de tristeza. Pero nadie lo sabia. Me consolaba la idea de que un dia te contaria mi vida. Te contaria por que tu padre y yo nos separamos, por que durante todos estos largos anos he vivido sola. Pensaba a menudo: «?Cuanto se sorprendera Vitia al saber

Вы читаете Vida y destino
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату