que su madre ha cometido errores, ha hecho locuras, que era celosa y que inspiraba celos, que su madre era igual que todas las jovenes!». Pero mi destino es acabar la vida sola, sin haberla compartido contigo. A veces pensaba que no debia vivir lejos de ti, que te queria demasiado, que ese amor me daba derecho a vivir mi vejez junto a ti. A veces pensaba que no debia vivir contigo, que te queria demasiado.

Bueno, en fin… Que seas feliz siempre con aquellos que amas, con los que te rodean, con los que han llegado a estar mas cerca de ti que tu madre. Perdoname.

De la calle llegan llantos de mujer, improperios de los policias, y yo, yo miro estas paginas y me parece que me protegen de un mundo espantoso, lleno de sufrimiento. ?Como poner punto final a esta carta? ?De donde sacar fuerzas, hijo mio? ?Existen palabras en este mundo capaces de expresar el amor que te tengo? Te beso, beso tus ojos, tu frente, tu pelo.

Recuerda que el amor de tu madre siempre estara contigo, en los dias felices y en los dias tristes, nadie tendra nunca el poder de matarlo.

Vitenka… Esta es la ultima linea de la ultima carta de tu madre. Vive, vive, vive siempre…

MAMA

19

Nunca, antes de la guerra, Shtrum habia pensado en el hecho de que era judio, de que su madre era judia. Nunca su madre le habia hablado de ello, ni cuando era nino, ni en sus anos de formacion. Nunca durante la epoca de estudiante en la Universidad de Moscu, ningun estudiante, ningun profesor, ningun director de seminario le habia sacado el tema.

Nunca antes de la guerra en el instituto, en la Academia de las Ciencias, se habia visto obligado a escuchar conversaciones al respecto.

Nunca, ni una sola vez, sintio deseos de hablarle de ello a Nadia, explicarle que su madre era rusa y su padre, judio.

El siglo de Einstein y Planck habia resultado ser el siglo de Hitler. La Gestapo y el renacimiento cientifico eran hijos de una misma epoca. Que humano era el siglo XIX, el siglo de la fisica ingenua en comparacion con el siglo XX, el siglo que habia matado a su madre. Existia un parecido terrible entre los principios del fascismo y los principios de la fisica contemporanea.

El fascismo ha negado el concepto de individualidad separada, el concepto de «hombre» y opera con masas enormes. La fisica contemporanea habla de probabilidades mayores o menores de fenomenos en este o aquel conjunto de individuos fisicos. ?Acaso el fascismo, en su terrible mecanica, no se funda sobre el principio de politica cuantica, de probabilidad politica?

El fascismo ha llegado a la idea de aniquilar estratos enteros de poblacion, nacionalidades o razas sobre la base de que la probabilidad de oposicion manifiesta o velada en estos estratos y subestratos es mayor que en otros grupos o conjuntos: la mecanica de las probabilidades y de los conjuntos humanos.

Pero no, no. El fascismo morira porque ha pretendido aplicar sobre el hombre las leyes de los atomos y los guijarros.

El fascismo y el hombre no pueden coexistir. Cuando el fascismo vence, el hombre deja de existir, quedan solo criaturas antropoides que han sufrido una transformacion interna. Pero cuando es el hombre, el hombre dotado de libertad, razon y bondad, el que vence, es el fascismo el que muere y aquellos que se habian sometido a el vuelven a ser hombres.

?Acaso no era este el sentido de las ideas de Chepizhin sobre el magma al que se habia opuesto el verano pasado? El momento de la conversacion con Chepizhin se le antojaba increiblemente lejano, como si decenas de anos se interpusieran entre aquella tarde estival moscovita y el dia presente.

Le parecia que el que caminaba por la plaza Trubnaya no era Shtrum sino otro hombre, ese que escuchaba agitado y discutia con ardor, seguro de si mismo.

Mama… Marusia… Tolia…

Habia momentos en que la ciencia se le presentaba como un engano que enmascaraba la locura y la crueldad de la vida.

Tal vez la ciencia, no por azar, se habia convertido en companera de viaje de este siglo terrible, en su aliada. ?Que solo se sentia! No tenia a nadie con quien compartir sus pensamientos. Chepizhin estaba lejos; para Postoyev todo aquello resultaba extrano y de escasa relevancia.

Sokolov era propenso a la mistica, a cierta extrana sumision religiosa ante la crueldad del Cesar, ante la injusticia.

Habia dos excelentes cientificos que trabajaban en su laboratorio: el fisico experimental Markov y el disoluto erudito Savostianov. Pero Shtrum no podia ponerse a hablar con ellos de estos temas, lo hubieran tomado por loco.

Saco de la mesa la carta de su madre y la releyo.

«Vitia, estoy segura de que mi carta te llegara, a pesar de que estoy detras de la linea del frente y detras de las alambradas del gueto judio… ?De donde sacar fuerzas, hijo mio…?»

Y una vez mas sintio una cuchilla fria golpearle en la garganta…

20

Liudmila Nikolayevna saco del buzon una carta que habian enviado del ejercito.

Entro en la habitacion a grandes pasos y, acercando el sobre a la luz, rompio el borde de papel burdo.

Por un instante le parecio que caerian del sobre fotografias de Tolia, de Tolia cuando era un bebe diminuto, cuando todavia no era capaz de sostener la cabeza, desnudo sobre una almohada con los pies levantados como un osito, los labios hacia fuera.

De manera incomprensible, sin lograr distinguir bien las palabras, pero absorbiendo, embebiendose de aquella bella escritura de alguien alfabetizado, aunque con escasa instruccion, de aquellas frases escritas, ella lo comprendio: esta vivo, vive.

Leyo que Tolia estaba gravemente herido en el pecho y en un costado, que habia perdido mucha sangre y que estaba demasiado debil para escribir por si mismo, hacia cuatro semanas que tenia fiebre… Pero lagrimas de felicidad le nublaron la vista, tan grande habia sido la desesperacion que habia sentido un momento antes.

Salio a la escalera, leyo las primeras lineas de la carta y, tranquilizada, camino hasta la lenera. Alli, en la fria penumbra, leyo la parte central y el final de la carta y penso que era la despedida de Tolia antes de morir.

Liudmila Nikolayevna se puso a llenar el saco de lena. Y aunque el medico que la trataba en el callejon Gagarinski de Moscu en la policlinica del TseKuBu [17] le habia prescrito que no levantara mas de tres kilos de peso, y a ser posible que realizara movimientos lentos y suaves, Liudmila Nikolayevna, grunendo como una campesina, se cargo a la espalda un saco lleno de troncos humedos y enseguida subio al segundo piso. Bajo el saco al suelo y la vajilla tintineo sobre la mesa.

Liudmila se puso el abrigo, se ato el panuelo en la cabeza y salio a la calle.

La gente con la que se cruzaba se volvia a mirarla. Atraveso la calle, el tranvia campaneo bruscamente y la conductora la amenazo con el puno.

Girando a la derecha y tomando el callejon se llegaba a la fabrica donde trabajaba mama.

Si Tolia muere, su padre no se enterara. ?A que campo habra ido a parar? Tal vez haya muerto hace mucho tiempo…

Liudmila Nikolayevna se dirigio al instituto a buscar a Viktor Pavlovich. Al pasar por delante de la casita de los Sokolov, entro en el patio y llamo a la ventana, pero la cortina permanecio bajada: Maria Ivanovna no estaba en casa.

– Viktor Pavlovich acaba de irse al despacho -la informo alguien.

Le dio las gracias, aunque no sabia con quien habia hablado, si un conocido o un desconocido, si un hombre o

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