de recambio, todo aparecia como por arte de magia. No hablemos ya de las condiciones de vida. ?Teniamos banera y cada manana te llevaban la crema de leche a casa! Nunca antes habia vivido asi. ?Que abastecimiento tan extraordinario de los instrumentos de trabajo! Y lo principal: nada de burocracia.

– Probablemente el burocratismo estatal, como el gigante del cuento, estaba al servicio de los hombres -afirmo Karimov.

– Si se ha podido alcanzar semejante perfeccion en las fabricas de relevancia militar -dijo Sokolov-, es obvio que finalmente se aplicara el mismo sistema en todas las fabricas.

– No -dijo Madiarov-. Son dos principios totalmente diferentes. Stalin no construye lo que la gente necesita: construye lo que necesita el Estado. Es el Estado, y no la gente, el que necesita la industria pesada. El canal que une el mar Blanco con el Baltico es inutil para la gente; en un plato de la balanza estan las necesidades del Estado; en el otro, las necesidades del individuo. ?Estos platos no lograran equilibrarse!

– Eso es -aprobo Artelev-. Y fuera de esas fabricas especiales reina el caos total. Segun el plan, debo enviar la produccion necesaria para nuestros vecinos de Kazan a Chita, y de Chita la vuelven a enviar a Kazan. Necesito operarios y todavia no he agotado el credito para las guarderias infantiles. ?Que hago? Traigo a los operarios haciendoles pasar por puericultoras. ?La centralizacion nos asfixia! Un inventor encontro un medio de producir mil quinientas piezas en lugar de doscientas y el director lo echo a patadas: el plan esta calculado de acuerdo con el peso total de lo que producimos. Es mejor dejar las cosas como estan. Y si la fabrica se paraliza por la falta de un material que se puede adquirir en el mercado por treinta rublos, prefiere asumir un descalabro economico de dos millones. No se arriesgara a pagar treinta rublos en el mercado negro.

Artelev echo una fugaz ojeada al auditorio y retomo la palabra sin dilacion, como si temiera que no le dejaran acabar:

– Un obrero cobra poco, pero cobra en funcion del trabajo realizado. Un vendedor de agua con sirope cobra cinco veces mas que un ingeniero. Los dirigentes, los directores, los comisarios del pueblo solo saben decir una cosa: ?cumplid con el plan! ?No importa si te mueres de hambre, debes cumplir el plan! Por ejemplo, teniamos un director, un tal Shmatkov, que durante las reuniones gritaba: «?La fabrica es mas importante que vuestra propia madre! Hay que dejarse el pellejo si es preciso, pero el plan debe cumplirse. Y a los que no lo hagan, yo mismo los despellejare». Y un buen dia nos enteramos de que Shmatkov ha sido destinado a Voskresenk. «Afanasi Lukich, ?como puede dejar la fabrica con el trabajo a la mitad?» Me respondio sencillamente, sin demagogia: «Mire, nuestros hijos estudian en un instituto de Moscu, y Voskresenk queda mas cerca. Ademas, nos han ofrecido un buen piso, con jardin. Mi mujer siempre esta enferma y necesita aire puro». Me sorprende que el Estado confie en gente asi, mientras que los obreros, y los cientificos famosos, si no son miembros del Partido, siempre estan a dos velas.

– Es muy sencillo -dijo Madiarov-. A estos personajesse les confia mucho mas que a los institutos y las fabricas, se les confia el corazon del sistema, el sanctasanctorum: la vivificante fuerza del burocratismo sovietico.

– Es lo que yo digo -continuo Artelev sin hacer caso a la broma de Madiarov-. Me gusta mi taller. No escatimo esfuerzos. Pero me falta lo esencial: no puedo despellejar viva a la gente, a mis operarios. Yo puedo dejarme el pellejo, pero no el de los otros obreros.

Shtrum, adoptando una actitud que ni siquiera el mismo comprendia, sintio la necesidad de contradecir a Madiarov, aunque compartia punto por punto sus observaciones.

– Hay algo en su razonamiento que no encaja -dijo-. ?Como puede afirmar que los intereses del hombre no coinciden, no confluyen plenamente con los intereses del Estado que ha creado una industria belica para la defensa? Creo que los canones, los tanques, los aviones con los que se envia a combatir a nuestros hijos, nuestros hermanos, son necesarios para todos y cada uno de nosotros.

– Rigurosamente exacto -dijo Sokolov.

66

Maria lvanovna sirvio el te. Ahora hablaban de literatura.

– Dostoyevski ha caido en el olvido -observo Madiarov-. Las editoriales no lo reeditan y las bibliotecas no lo dejan en prestamo asi como asi.

– Porque es un reaccionario -sentencio Shtrum. -Es cierto. No deberia haber escrito Los demonios -aprobo Sokolov.

– ?Esta seguro, Piotr Lavrentievich, de que no deberia haber escrito Los demonios? -pregunto Shtrum-. ?Tal vez es el Diario de un escritor lo que no deberia haber escrito?

– No se puede castrar a los genios -dijo Madiarov-. Dostoyevski sencillamente no encaja con nuestra ideologia. No es como Mayakovski, al que Stalin definio como el mejor y mas dotado de nuestros poetas… Mayakovski es el Estado personificado, hecho emocion, mientras que Dostoyevski, incluso en su culto al Estado, es la misma humanidad.

– Si asi lo cree -intervino Sokolov-, nada de la literatura del siglo XIX tiene cabida en nuestra ideologia.

– ?Ni mucho menos! -discrepo Madiarov-. ?Que hay de Tolstoi? El poetizo la idea de guerra del pueblo, y el Estado ahora se ha puesto al frente de la justa guerra del pueblo. Como ha dicho Ajmet Usmanovich, cuando las ideas coinciden aparece la alfombra voladora: se habla de Tolstoi por la radio, en las veladas de lectura, sus obras se editan; incluso nuestros jefes lo citan.

– Con Chejov no ha habido ningun obstaculo. Fue reconocido tanto en su epoca como en la nuestra.

– ?Que desproposito! -exclamo Madiarov golpeando las palmas de las manos contra la mesa-. Chejov ha sido reconocido por un malentendido. De la misma manera que ha sido reconocido por un malentendido su continuador, Zoschenko.

– No lo entiendo -objeto Sokolov-. Chejov es un realista. Son los decadentistas a los que criticamos.

– ?No lo entiendes? -replico Madiarov-. Espera, te lo explicare.

– No se atreva a decir nada contra Chejov -dijo Maria Ivanovna-. Lo amo por encima de todos los escritores.

– Haces muy bien, Mashenka -dijo Madiarov-. Pero tu, Piotr Lavrentievich, ?acaso buscas una expresion de humanismo entre los decadentes?

Sokolov hizo un gesto de negacion con la mano, con aire enfadado.

Pero Madiarov tampoco hacia caso a Sokolov, necesitaba expresar sus propias convicciones y para ello necesitaba un Sokolov que buscara humanidad entre los decadentes.

– ?El individualismo no es humanidad! Usted se confunde; todos se confunden. ?Le parece que ahora criticana los decadentes? ?Tonterias! No son daninos para el Estado, simplemente son irrelevantes, inutiles. Estoy convencido de que no hay un abismo entre el realismo socialista y el decadentismo. Mucho se ha discutido sobre la definicion del realismo socialista. Es un espejo al que el Partido o el gobierno pregunta: «Espejito, espejito, di: ?quien es el mas bello de todos los reinos?», y el realismo socialista responde: «?Tu, tu, Partido, gobierno, Estado, el mas bello de todos los reinos!».

»Los decadentistas a la misma pregunta responden: “Yo, yo, yo, decadente, soy el mas bello de todos”. Pero no existe una gran diferencia. El realismo socialista es la afirmacion de la superioridad del Estado y el decadentismo es la afirmacion de la superioridad del individuo. Los metodos son diferentes, pero la esencia es la misma: el extasis ante la propia superioridad. El Estado genial, sin defectos, menosprecia a todos los que no se le parecen. Y la personalidad del decadente, preciosa como el encaje, es profundamente indiferente al resto de las personalidades, a todas excepto dos: con una mantiene una disputa refinada, con la otra se da besitos y carantonas. En apariencia parece que el individualismo, el decadentismo luchan por el hombre. ?Mentira! Los decadentes son indiferentes respecto al hombre, y el Estado tambien lo es. No hay ningun abismo entre ellos.

Sokolov, frunciendo el ceno, escuchaba a Madiarov e intuyendo que se iba a poner a hablar de temas totalmente prohibidos, lo interrumpio:

– Permiteme un instante, ?que tiene eso que ver con Chejov?

– Claro que tiene que ver, no faltaria mas. Entre el y los contemporaneos hay un abismo infranqueable. En el fondo Chejov se cargo a las espaldas la inexistente democracia rusa. El camino de Chejov es el camino de la libertad de Rusia. Nosotros tomarnos otro camino. Intentad abarcar todos sus personajes. Tal vez solo Balzac

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