habia transformado en un verdadero hombre, uno que era necesitado y que servia a un proposito.
Que revelacion para el que no era otra cosa que un tonto reactivo que perseguia a un loco suicida y destructivo.
Queria desesperadamente pasar la noche con ella, y solo se marcho porque era lo correcto. Estaba exhausta, pero sobre todo-y a pesar de su voto de celibato-porque no era de fiar. Queria socorrerla con su cuerpo. Queria venerarla y sanarla con sus huesos y su piel.
Pero no podia pensar asi.
Phury inhalo profundamente el cigarro, dejando salir el aire con un siseo. Manteniendo el humo dentro, sintio como se relajaba la tension de los hombros. Mientras la calma se extendia sobre el, miro su alijo. Se estaba acabando ya, por mucho que lo odiara iba a tener que ir a ver al Reverendo, necesitaba mas.
Si, considerando como se sentia respecto a Z, iba a necesitar mucho mas. El humo rojo era solo un relajante muscular suave, realmente, nada como la marihuana o cualquiera de esas peligrosas pocimas. Pero confiaba en mantenerse en ese nivel, como otros tipos tomaban cocteles. Si no tuviera que acudir al Reverendo para conseguir mas, hubiera dicho que era un pasatiempo perfectamente inofensivo.
Absolutamente inofensivo y el unico alivio que tenia en la vida.
Cuando termino el cigarro liado, lo apago en un cenicero y salio de la cama. Despues de colocarse la protesis, fue al bano para afeitarse y ducharse; despues se puso unos pantalones flojos y una de sus camisas de seda. Se calzo tanto en el pie real como en el que no podia sentir unos mocasines de Cole Haan.
Se reviso en el espejo. Se aliso un poco el pelo. Inspiro profundamente.
Fue a la habitacion contigua y llamo a la puerta suavemente. Cuando no obtuvo respuesta lo intento de nuevo, y entonces abrio. La cama estaba revuelta, pero vacia, y ella no estaba en la habitacion.
Mientras volvia al pasillo, una alarma resono en sus oidos. Antes de darse cuenta estaba apresurando el paso y despues corriendo. Corrio por delante del inicio de la escalera y giro por el pasillo de las estatuas. No se molesto en llamar a la puerta de Z, la abrio de un empujon.
Phury se quedo mortalmente quieto.
Su primer pensamiento fue que Zsadist iba a caerse de la cama. El cuerpo de su hermano estaba encima del cobertor y en el borde del colchon, tan lejos como le era posible.
Pero tenia la cabeza girada en la direccion contraria. Hacia Bella. Y los labios desfigurados estaban levemente separados en vez de fruncidos con desprecio. Y las cejas, normalmente fruncidas de forma agresiva estaban libres, relajadas.
Su expresion era de somnoliento asombro.
El rostro de Bella estaba inclinado hacia el hombre que tenia al lado, la expresion tan pacifica como un anochecer. Y el cuerpo abrazado al de Z, tan proximo como las sabanas y las mantas bajo las que estaba se lo permitian. Demonios, era obvio que si pudiera cubrirse con el lo hubiera hecho. Y era igual de obvio que Z habia intentado alejarse de ella hasta que no pudo ir mas lejos.
Phury maldijo suavemente. Lo que hubiera ocurrido durante la noche, desde luego no habia sido algo desagradable a lo que Z la hubiera arrastrado. De ninguna forma. No con este par buscandose como lo estaban haciendo ahora.
Cerro los ojos. Cerro la puerta.
Como un completo lunatico, considero brevemente regresar y luchar con Zsadist por el derecho a yacer cerca de ella. Podia verse lanzandose a un mano a mano, teniendo un anticuado
Pero esto no era el Antiguo Pais. Y las mujeres tenian el derecho a escoger a quien buscar. Al lado de quien dormir. Con quien unirse.
Y ella sabia donde estaba Phury. Le habia dicho que su habitacion era la siguiente puerta. Si lo hubiera querido, podia haberse dirigido a el.
Z fue consciente de una sensacion extrana mientras se despertaba: estaba calido. No acalorado, solo… calido. ?Habria olvidado apagar la calefaccion despues de irse Bella? Debia ser eso. Salvo porque noto algo mas. No estaba en el jergon. Y llevaba puestos calzoncillos, ?verdad? Movio las piernas intentando bajar una, pensando que siempre dormia desnudo. Y su acaloramiento cambio de forma, se dio cuenta de que
Abrio los ojos de golpe.
Se aparto de un salto de ella…
Y se cayo del colchon, aterrizando sobre el trasero.
Al instante ella se arrastro tras el.
– ?Zsadist?
Cuando se inclino sobre la orilla, la bata que llevaba se quedo abierta y sus ojos se quedaron prendidos en el pecho que quedo expuesto. Era tan perfecta como lo habia sido en la banera, la palida piel tan suave y los pequenos pezones tan rosas… Dios, el sabia que el otro era exactamente igual, pero por alguna razon necesitaba verlo de todas formas.
– ?Zsadist? -Se asomo mas, con el pelo resbalandole por los hombros y deslizandose por la orilla de la cama, una brillante cascada de caoba profundo.
La
Junto las rodillas y mantuvo los muslos juntos, no queriendo que ella lo viera.
– La bata -dijo el asperamente-. Cierrala. Por favor.
Ella miro hacia abajo y entonces junto las solapas, ruborizandose.
– ?Vas a volver a la cama? -le pregunto ella.
La parte mejor escondida y decente de el apostillo que no era una buena idea.
– ?Por favor? -susurro ella, colocandose el pelo tras la oreja.
El midio el arco de su cuerpo y el negro saten que ocultaba la piel de su mirada y sus grandes ojos azul zafiro y la esbelta columna de su garganta.
No…
– Apartate -dijo el.
Mientras ella se deslizaba a un lado, el miro hacia la tienda de campana que tenia entre las piernas. Cristo, aquella maldita cosa era enorme; parecia que tenia otro brazo en sus calzoncillos. Y esconder un tronco asi podia requerir un andamiaje.
Miro la cama. Con un fluido movimiento salto entre las sabanas.
Lo que fue una
Z se aterrorizo. Habia demasiado de ella contra el y no sabia que tenia que hacer. Queria empujarla lejos. La queria mas cerca. Queria…
El instinto era tan fuerte que se vio asi mismo llevandolo a cabo: dandole vuelta sobre el estomago, sacandole las caderas de la cama, alzandose tras ella. Se imagino poniendo la
Dios, era
– Estas temblando… -dijo ella-. ?Tienes frio?
Ella se movio para acercarse mas a el, y sintio sus pechos, suaves y calidos, en la parte de atras de su antebrazo. La