– Si. Y me alegro.
– Tengo miedo de ir a mi casa.
– Phury y Butch vienen con nosotros. Tienes un monton de proteccion.
– Lo se… -Ella bajo el jersey-. Es solo… ?y si no soy capaz de entrar?
– Entonces lo volvemos a intentar otra noche. Todo el tiempo que haga falta. -El le acerco la parka.
Metiendose en la prenda, ella dijo:
– Tienes mejores cosas que hacer que cuidar de mi.
– no, ahora no. Dame tu mano.
A Bella le temblaron los dedos al extenderlos. Tuvo el vago pensamiento de que era la primera vez que el le pedia que lo tocase, y esperaba que el contacto llevase a un abrazo.
Pero el no estaba interesado en abrazar. Puso una pistola pequena en su mano sin ni siquiera rozar su piel.
Ella retrocedio deprisa.
– no, Yo…
– Agarrala de esta…
– espera un minuto, no…
– … manera. -El coloco la pequena culata contra su palma-. Aqui esta el seguro. Puesto. Sacado. ?Lo tienes? Puesto… sacado. Tienes que estar cerca para matar con esto, pero esta cargada con dos balas que retrasaran lo suficiente a un
– no quiero esto.
– Y yo no quiero que lo tengas. Pero es mejor que enviarte sin nada.
Ella sacudio la cabeza y cerro los ojos. A veces este negocio de la vida era tan feo.
– ?Bella? Bella, mirame. -Cuando lo hizo, el dijo-, mantenla en el bolsillo exterior de tu abrigo, en el lado derecho. La querras en tu mano buena si tienes que utilizarla. -Ella abrio la boca y el hablo justo por encima-. Vas a permanecer con Butch y Phury. Y mientras estes con ellos, es
– ?Donde estaras tu?
– Alrededor. -Al girarse Zsadist, noto que tenia un cuchillo en la parte baja de la espalda… anadiendose a las dos dagas en el pecho, y el par de pistolas en las caderas. Se pregunto cuantas otras armas tendria que ella no pudiese ver.
El se detuvo en el umbral, con la cabeza inclinada.
– Voy a asegurarme de que no tengas que sacar esa arma, Bella. Te lo prometo. Pero no puedo tenerte desarmada.
Ella respiro profundamente. Y deslizo el pequeno pedazo de metal en el bolsillo de la capa.
Fuera en el pasillo Phury estaba esperando, apoyado contra el balcon. Tambien estaba vestido para luchar, con pistolas y todas esas dagas sobre el, una calma mortal irradiando de su cuerpo. Cuando ella le sonrio, el asintio y se puso su abrigo negro de cuero.
El telefono movil de Zsadist sono y el lo abrio.
– ?Estas alli, poli? ?Como va? -Cuando colgo, asintio-. Todo bien para ir.
Los tres se dirigieron al vestibulo y despues salieron al patio. En el aire frio ambos machos se tocaron las pistolas, y entonces todos se desmaterializaron.
Bella tomo forma en el porche de entrada, de cara a la reluciente puerta roja con su pomo de laton. Podia sentir a Zsadist y Phury detras de ella, dos enormes cuerpos masculinos llenos de tension. Sonaron pasos y ella miro sobre su hombro. Butch estaba avanzando hacia el porche. Su arma tambien estaba fuera.
A Bella la idea de tomarse su tiempo y entrar tranquila en la casa le parecio peligrosa y egoista. Abrio la puerta con su mente y se adentro.
El lugar todavia olia igual… una combinacion de la cera de limon del piso que habia utilizado en los anchos tableros de pino y las velas de romero que le gustaba quemar.
Cuando oyo que la puerta se cerraba y la alarma de seguridad se apagaba, miro hacia atras. Butch y Phury estaban pegados a sus talones, pero a Zsadist no se le veia por ninguna parte.
Bella sabia que el no los habia dejado. Pero deseaba que estuviese dentro con ella.
Respiro fuerte y miro alrededor de su cuarto de estar. Sin ninguna luz encendida, solamente pudo ver sombras y formas familiares, mas bien el patron de los muebles y las paredes que otra cosa.
– Todo parece… Dios, exactamente igual.
Aunque habia una mancha blanca sobre su escritorio. Faltaba un espejo, uno que ella y su madre habian seleccionado en Manhattan hacia mas o menos una decada. A Rehvenge siempre le habia gustado. ?Se lo habia llevado? No estaba segura si sentirse conmovida u ofendida.
Cuando se movio para encender una lampara, Butch la detuvo.
– Ninguna luz. Lo siento.
Ella asintio. Al avanzar mas profundamente en la granja y ver mas cosas suyas, ella se sintio como si estuviese entre viejos amigos a los que no habia visto en anos. Era encantador y triste. Aunque sobre todo un alivio. Habia estado tan segura de que se disgustaria.
Se paro al llegar al comedor. Mas alla del amplio arco, en el fondo, estaba la cocina. El terror se le enrosco en la tripa.
Armandose de valor, camino en el otro espacio y paro. Al ver todo tan arreglado e intacto, recordo la violencia que habia tenido lugar.
– Alguien limpio todo esto -susurro.
– Zsadist. -Butch la sobrepaso, con el arma a nivel del pecho y los ojos explorando alrededor.
– El… ?hizo el todo esto? -Ella hizo un gesto con la mano.
– La noche despues de que te llevasen. Paso horas aqui. La planta de abajo tambien esta como un pincel.
Ella intento imaginar Zsadist con una mopa y un cubo, limpiando las manchas de sangre y los trozos de cristal.
Butch se encogio de hombros.
– Dijo que era personal.
?Habia hablado en voz alta?
– El explico… ?por que era asi?
Mientras el humano sacudia la cabeza, Bella se dio cuenta del interes que le prestaba Phury a la parte exterior de la casa.
– ?Quieres ir a tu dormitorio? -pregunto Butch.
Cuando ella asintio, Phury dijo:
– Yo me quedo aqui arriba.
Abajo en el sotano Bella encontro todo en orden, colocado… limpio. Abrio el armario, paso por los cajones del aparador, vago por el cuarto de bano. Los pequenos objetos la cautivaban. Una botella de perfume. Una revista con fecha de antes del secuestro. Una vela que recordaba haber encendido al lado de la banera con patas de garra.
Pararse, tocar, volver gradualmente a su sitio de una cierta manera profunda, queria pasar horas… dias. Pero podia sentir como aumentaba la tension en Butch.
– Creo que he visto suficiente por esta noche -dijo ella, deseando poder quedarse mas tiempo.
Al dirigirse de nuevo a la primera planta, Butch fue delante. Cuando entro en la cocina, miro a Phury.
– Bella esta lista para marcharse.
Phury abrio su telefono. Hubo una pausa.
– Z, hora de irse. Enciende el coche para el poli.
Cuando Butch cerro la puerta del sotano, Bella se acerco a su acuario y miro con fijeza dentro. Se pregunto si alguna vez volveria a vivir en la granja. Tenia la sensacion de que no.
– ?Quieres llevarte algo? -pregunto Butch.
– No, creo…
Sono un tiro afuera, el ruido hueco al estallar sono amortiguado.