otros chicos. Quizas la practica le ayudaria, pero lo dudaba.

John cerro los ojos y espero tener un buen sueno. Un sueno que lo colocase en un cuerpo grande, un sueno en el que seria fuerte y…

La voz de Tohr lo desperto.

– Havers esta aqui.

John bostezo y se estiro e intento ocultarse de la compasion en la cara de Tohr. Esa era la otra pesadilla sobre el entrenamiento: tenia que fastidiarla todo el tiempo delante de Tohr.

– ?Como te va hijo… digo, John?

John sacudio la cabeza y senalo,

– Estoy bien, pero preferiria ser hijo para ti.

Tohr sonrio.

– Bien. Asi es como lo quiero yo tambien. Ahora venga, a arrancar esta tirita sobre las pruebas, ?vale?

John siguio a Tohr al cuarto de estar. Havers estaba sentado en el sofa, pareciendo un profesor con sus cristales de carey, chaqueta con dibujos en espigas y pajarita roja.

– Hola, John -dijo.

John levanto una mano y se sento en la silla mas cercana a Wellsie.

– Tengo los resultados de tu analisis de sangre. -Havers saco un pedazo de papel del interior de su abrigo deportivo-. Me llevo un poco mas, porque habia una anomalia que no esperaba.

John miro a Tohr. Despues a Wellsie. Jesus… ?Y si era enteramente humano? ?Que le harian? ?Tendria que marcharse…?

– John, eres por completo un guerrero. Solo tienes un rastro muy pequeno de sangre de fuera de nuestra especie.

Tohr rio en una explosion ruidosa y junto las manos.

– ?Joder! ?Eso es genial!

John empezo a sonreir y continuo hasta que sus labios se estiraron en una gran sonrisa.

– pero hay algo mas. -Havers empujo las gafas mas arriba por su nariz-. Eres de la linea de Darius de Marklon. Tan cerca que podrias ser su hijo. Tan cerca… que debes ser su hijo.

Un silencio sepulcral invadio el cuarto.

John miro hacia adelante y atras entre Tohr y Wellsie. Los dos estaban totalmente congelados. ?Eran estas buenas noticias? ?Malas noticias? ?Quien era Darius?, Guiandose por sus expresiones, el individuo quiza era un criminal o algo…

Tohr salto del sofa y tomo a John en sus brazos, estrechandolo tan fuerte que los dos se convirtieron en uno. Jadeando para coger aire, con los pies colgando, John miro a Wellsie. Ella tenia ambas manos sobre la boca, y por su cara rodaban lagrimas.

Abruptamente Tohr lo solto y retrocedio. Tosio un poco, con los ojos brillantes.

– Bueno… lo que se descubre.

El hombre despejo la garganta varias veces. Froto su cara. Parecia un poco aturdido.

– ?Quien es Darius? -senalo John cuando se volvio a sentar.

Tohr sonrio lentamente.

– Era mi mejor amigo, mi hermano en la lucha, mi… No puedo esperar para contarte todo sobre el. Y esto significa que tienes una hermana.

– ?Quien?

– Beth, nuestra reina. La shellan de Warth…

– Si, sobre ella -dijo Havers, mirando a John-. No entiendo la reaccion que tuviste a ella. La tomografia computarizada axial esta muy bien, al igual que el electrocardiograma, y el analisis completo de sangre. Te creo cuando dices que ella fue la que causo los ataques, aunque no tengo idea de porque. Me gustaria que permanecieras un tiempo lejos de ella para ver si eso sucede en otro ambiente, ?vale?

John asintio, aunque queria volver a ver a la mujer, especialmente si estaba emparentado con ella. Una hermana. Que genial…

– Ahora, sobre el otro tema -dijo Havers intencionadamente.

Wellsie se inclino hacia delante y puso su mano en la rodilla de John.

– Havers tiene algo sobre lo que quiere hablarte.

John fruncio el ceno.

– ?Que? -senalo lentamente.

El doctor sonrio, intentando ser tranquilizador.

– Me gustaria que vieses a ese terapeuta.

John se quedo frio. En panico, busco la cara de Wellsie, despues a Tohr, preguntandose cuanto les habria dicho el doctor sobre lo que le habia sucedido hacia un ano.

– ?Por que tendria que ir? -senalo-. Estoy bien.

La contestacion de Wellsie fue franca.

– Es solo para ayudarte a hacer la transicion a tu nuevo mundo.

– Y tu primera cita es manana por la tarde -dijo Havers, inclinando su cabeza. Miro fijamente la cara de John sobre el borde de sus gafas, y el mensaje en sus ojos era: O vas o les digo la verdadera razon por la que tienes que ir.

John se vio superado, y eso lo cabreo. Pero supuso que era mejor someterse a chantaje compasivo a que Tohr y Wellsie supiesen algo de lo que le habian hecho.

– Muy bien. Lo hare.

– Te llevo yo -dijo Tohr rapidamente. Entonces fruncio el ceno-. Digo… podemos encontrar a alguien para que te lleve… Butch lo hara.

La cara de John quemaba. Si, no queria a Tohr cerca del rollo del terapeuta. De ninguna manera.

El timbre delantero sono.

Wellsie sonrio.

– Oh, bien. Esa es Sarelle. Ha venido para trabajar en el festival del solsticio. John, ?quiza te gustaria ayudarnos?

?Sarelle estaba aqui otra vez? No le habia mencionado eso cuando se habian mandado emails ayer por la noche.

– ?John? ?Quieres trabajar con Sarelle?

El asintio e intento mantenerse frio, aunque su cuerpo se habia encendido como un anuncio de neon. Sentia hormigueos por todo el cuerpo. Si. Puedo hacer eso.

Puso las manos en su regazo y bajo la vista hacia ellas, intentando guardarse su sonrisa.

CAPITULO 23

Definitivamente Bella volveria a casa. Esta misma noche.

En circunstancias optimas Rehvenge no era el tipo de macho que sobrellevara bien la frustracion. Por lo que su limite de tolerancia ya habia sido mas que sobrepasado en espera de que su hermana volviera al lugar al que pertenecia. ?Maldita fuera!, el era mas que su hermano, era su Guardian, y eso le daba derechos.

Mientras se arrancaba de un tiron su largo abrigo de marta cibelina, la piel se arremolino alrededor de su gran cuerpo, cayendo sobre sus tobillos. Usaba un traje negro de Hermenegildo Zegna. Los revolveres gemelos de nueve milimetros que llevaba bajo los brazos eran Heckler amp; Koch.

– Rehvenge, por favor no hagas esto.

Miro a su madre. Madalina estaba de pie, debajo del candelabro del vestibulo, era la imagen de la aristocracia, con su porte real, sus diamantes y su vestido de raso. La unica cosa fuera de lugar era la preocupacion en su rostro, y esta no era a causa de la tension de desentonar con su Harry Winston y la Alta Costura. Ella nunca se disgustaba. Jamas.

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