Lo miro enfurecida.

– Vale, en realidad quiero que me traten como a una inutil, como a una nina, como… un objeto que mi hermano posee. Eso me va. Completamente.

Zsadist se paso la mano sobre el craneo. El movimiento flexiono los biceps que se abultaron.

– Es sensato el tener a las familias bajo el mismo techo. Son tiempos peligrosos para los civiles.

Oh, Amigos… La ultima cosa que necesitaba ahora era que el estuviera de acuerdo con su hermano.

– Tambien es un tiempo peligroso para los lessers -mascullo-. Guiandome por lo que les hiciste esta noche.

Zsadist entrecerro los ojos.

– Si quieres que me disculpe por eso, no lo hare.

– Desde luego que no -replico-. Tu no te disculpas por nada.

Nego lentamente con la cabeza.

– Estas buscando pelea, y estas hablando con el varon equivocado, Bella. No te seguire la corriente.

– ?Por que no? Tu eres unico cabreandote.

El silencio que siguio le hizo desear gritarle. Queria enfurecerle, algo que daba libremente a todo el mundo, y ella no podia creer por que infiernos estaba aparentando autocontrol cuando fue a ella.

Levanto una ceja, como si supiera lo que estaba pensando.

– Ah, ?Demonios! -respiro-. Te estoy pinchando, ?verdad? Lo siento.

Se encogio de hombros.

– Escoger entre el fuego y las brasas vuelve loco a cualquiera. No te preocupes.

Se sento en la cama. La idea de escaparse sola era absurda, pero se negaba a vivir bajo el control de Rehvenge.

– ?Tienes alguna sugerencia? -pregunto en voz baja. Mientras alzaba la vista, Zsadist estaba mirando al suelo.

Estaba tan autocontenido apoyado contra la pared. Con su largo y enjuto cuerpo, parecia una grieta de color carne en el yeso, una fisura que se habia abierto en la mismisima estructura de la habitacion.

– Dame cinco minutos -contesto. Se fue andando, sin camisa.

Bella se dejo caer hacia atras en el colchon, pensando que cinco minutos no iban a resolver la situacion. Lo que ella necesitaba era un hermano distinto esperandola en casa.

Querida y dulce Virgen Escriba… Aparte de los lessers deberia haber hecho mejor las cosas. En lugar de eso, su vida estaba totalmente fuera de su control.

Concedido, ella podria ahora escoger el champu.

Levanto la cabeza. A traves de la puerta del bano vio la ducha y se imagino bajo el chorro de agua caliente. Eso seria bueno. Relajante. Refrescante. Es mas podria chillar su frustracion sin verguenza.

Se levanto y fue hacia el bano, abriendo el grifo. El sonido del chorro golpeando el marmol era calmante, y asi como lo fue el calido chorro cuando estuvo debajo. No chillo. Solo colgo la cabeza y dejo caer el agua por su cuerpo.

Cuando finalmente salio, se dio cuenta que la puerta de la habitacion estaba cerrada.

Probablemente Zsadist habia vuelto.

Envolviendose en una toalla, no tuvo la esperanza en absoluto que hubiera encontrado una solucion.

CAPITULO 26

Cuando se abrio la puerta del bano, Z la examino guardando una maldicion para si mismo. Bella estaba rosada de pies a cabeza, el pelo anudado en lo alto de la cabeza. Olia como ese selecto jabon frances que Fritz insistia en comprar. Y esa toalla envuelta en su cuerpo solo le hacia pensar en que facil seria tenerla totalmente desnuda.

Un tiron. Eso era todo lo que necesitaba.

– Wrath esta de acuerdo en estar ilocalizable temporalmente -dijo-. Pero solo es una demora de cuarenta y ocho horas mas o menos. Habla con tu hermano. Mira si lo puedes traer aqui. De otra manera Wrath tendra que responder y realmente no podra negarse dado tu linaje.

Bella ato la toalla un poco mas arriba.

– Vale… gracias. Gracias por el esfuerzo.

Inclino la cabeza mirando hacia la puerta, pensando en regresar al plan A: poner tierra de por medio. Era eso o que Phury lo atacara.

Salvo que en vez de salir, puso las manos en jarras.

– Lamento una cosa.

– ?Que? Oh… ?Por que?

– Siento que tuvieras que ver lo que le hice a ese asesino. -Levanto la mano, entonces la dejo caer, resistiendose al impulso frotarse la cabeza rapada-. Cuando dije que no me disculparia por ello, quise decir que no lamento haber matado a esos bastardos. Pero yo no…, no me gusta que tengas esas imagenes en tu cabeza. Te las borraria si pudiera. Te lo borraria todo…, soportaria todo eso en tu lugar. Realmente siento jodidamente que esto te haya sucedido, Bella. Vale, lamento todo esto, incluyendome… a mi.

Se dio cuenta de que este era su adios. Y estaba perdiendo fuerzas, por eso apresuro sus ultimas palabras.

– Eres una hembra de valia. -Agacho la cabeza-. Y se que encontraras…

Un companero, acabo para si mismo. Vale, una hembra como ella podria con toda seguridad encontrar un companero. De hecho, habia uno en esta casa que no solo la deseaba, si no que era apropiado para ella. De hecho, Phury estaba a la vuelta de la esquina.

Z alzo la vista, intentando dirigir a sus pies fuera de la habitacion… y golpear de regreso contra la puerta.

Bella estaba justamente frente a el. Cuando atrapo su perfume, su corazon salto como una liebre, haciendo que algo bueno revoloteara en el aturdiendolo.

– ?Es verdad que limpiaste mi casa? -le dijo.

Oh, dios… La unica respuesta que tenia para eso era demasiado reveladora.

– ?Lo hiciste?

– Sip, lo hice.

– Ahora voy a abrazarte.

Z se tenso, pero antes de que pudiera apartarse de su camino, unos brazos le envolvieron la cintura y una cabeza topo con su pecho desnudo.

Permanecio en su abrazo sin moverse, sin respirar, sin devolverselo… Todo lo que podia hacer era sentir su cuerpo. Ella era una hembra alta, pero le sobrepasaba unas buenas seis pulgadas. Y aunque estaba delgado para ser un guerrero, llevaba al menos setenta libras mas en sus huesos que ella. Todavia le sobrecogia.

Dios, olia tan bien.

Hizo un ruidito, como un suspiro, y se hundio en su cuerpo todavia mas. Sus pechos presionaban contra su torso, y cuando miro hacia abajo, la curva de su nuca era malditamente tentadora. Entonces alli aparecio el problema. Esa cosa dejada de la mano de Dios estaba endureciendose, hinchandose, alargandose. Rapidamente.

Coloco las manos sobre sus hombros, revoloteando simplemente sobre su piel.

– Sip, ah, Bella… me tengo que ir.

– ?Por que? -Mas cerca. Ella se acerco. Moviendo las caderas contra el, apretando los dientes cuando las partes inferiores de sus cuerpos contactaron completamente.

Mierda, ella tuvo que sentir aquella cosa entre sus piernas. ?Como podia obviarlo? La ereccion empujaba en su barriga, y no creia que los malditos pantalones escondieran al bastardo.

– ?Por que tienes que irte? -susurro con el aliento rozando sus pectorales.

– Porque…

Cuando dejo la palabra en el aire, ella murmuro,

– Sabes, me gustan.

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