– ?Quieres un cafe? -dijo una voz femenina.

Levanto la mirada. Una enfermera vestida con un uniforme blanco estaba frente a el. Parecia muy joven, especialmente mientras jugueteaba con una de las mangas. Ella tambien parecia desesperada por tener algo que hacer.

– Si, seguro. Un cafe estaria bien.

Ella sonrio ampliamente, los colmillos brillando.

– ?Como te gusta?

– Negro. Negro estara bien. Gracias.

El susurro de sus zapatos de suela blanda decayo mientras se alejaba por el pasillo.

Butch se desabrocho la chaqueta cruzada y se inclino hacia delante, apoyando los codos en las rodillas. El traje de Valentino que se habia puesto antes de venir era uno de sus favoritos. Asi como la corbata de Hermes que llevaba alrededor del cuello. Y los mocasines Gucci en los pies.

Si Marissa lo pillaba, planeo que debia tener mejor aspecto del que tuvo jamas.

– ?Quieres que te drogue?

Bella se centro en la cara de Zsadist mientras el se inclinaba sobre ella. Sus ojos negros eran meras hendiduras, y el tenia ese hermoso sonrojo de la excitacion en los duros pomulos. Era pesado encima de ella, y cuando su necesidad aumento penso en el liberandose en su interior. Ella sintio un asombroso, refrescante alivio tan pronto como el empezo a correrse, el primer alivio desde que los sintomas de su necesidad habian empezado hacia un par de horas.

Pero la presion estaba volviendo.

– ?Quieres que te saque de esto, Bella?

Quizas estuviera mejor si el la drogaba. Iba a ser una larga noche y por lo que tenia entendido, solo se volveria mas duro y mas intenso segun pasaran las horas. ?Era realmente justo por su parte pedirle que se quedara?

Algo suave le acaricio la mejilla. Su pulgar, deslizandose sobre su piel.

– No voy a dejarte -dijo el-. No importa lo que dure, no importa las veces que sea. Te servire y te dejare tomar mi vena hasta que esto termine. No te abandonare.

Levantando la vista fijamente a su cara, ella supo sin preguntar que seria el unico tiempo que pasarian juntos. La resolucion estaba en sus ojos. Podia verlo claramente.

Una noche y nada mas.

Bruscamente el se aparto y se estiro hacia la mesita de noche. Su tremenda ereccion destacaba directamente desde las caderas, y justo cuando el volvia con la jeringa ella asio la dura carne.

El siseo y se inclino antes de agarrarse bajando una mano al colchon.

– A ti – murmuro ella -. No la droga. Te quiero a ti.

El dejo caer la aguja al suelo, separandole los muslos con las rodillas. Ella lo guio al interior de su cuerpo y sintio un glorioso impetu mientras la llenaba. Con un poderoso oleaje su placer crecio y entonces se rompio en dos necesidades separadas, una por su sexo, otra por su sangre. Sus colmillos se alargaron mientras clavaba la mirada en la gruesa vena en el lado de su cuello.

Como si presintiera lo que ella necesitaba, giro su cuerpo de forma que podia seguir dentro de ella y le daba acceso a su garganta.

– Alimentate -dijo el con voz ronca, moviendo su cuerpo dentro de ella y retrocediendo-. Toma lo que necesites.

Ella lo mordio sin vacilacion, perforando por la derecha la banda de esclavo, entrando profundamente en la piel. Cuando su sabor le golpeo en la lengua, oyo un rugido saliendo de el. Y entonces la fuerza y el poder de el la banaron, atravesandola.

O cayo en silencio sobre su cautivo, inseguro de haber escuchado bien. El vampiro que habia capturado en el centro y habia llevado a la cabana estaba atado a la mesa, una mariposa en un soporte clavada.

Habia capturado al hombre solo con planes de quitarse la frustracion. Nunca se imagino que aprenderia algo util.

– ?Que fue eso? -O acerco la oreja a la boca del civil.

– Se llama… Bella. La unica… la hembra que se tomo… su nombre… Bella.

O se enderezo, una violento, balsamico color rosado fluyo por su piel.

– ?Sabes si esta viva?

– Pense que estaba muerta. -El civil tosio debilmente-. Se habia ido hacia mucho.

– ?Donde vive su familia? -Cuando no tuvo respuesta inmediata, O hizo algo para garantizarse que el hombre abriera la boca. Cuando el grito se desvanecio, O dijo- ?Donde esta su familia?

– No lo se. Yo… no lo se realmente. Su familia… No lo se… No lo se…

Murmullo, murmullo, murmullo. El civil cayo en el estado de interrogatorio de diarrea vocal, volviendose del todo inutil.

O abofeteo a la cosa en silencio.

– Direccion. Quiero una direccion.

Cuando no hubo respuesta, le proporciono otro motivo de estimulo. El hombre jadeo bajo el reciente ataque, y despues dejo escapar,

– Veintisiete de la Senda de Formann.

El corazon de O comenzo a latir, pero se inclino sobre el vampiro de forma casual.

– Voy a ir ahi ahora mismo. Si me estas diciendo la verdad te dejare libre. Si no te matare lentamente tan pronto como regrese. Ahora, ?quieres cambiar algo?

Los ojos del civil se abrieron como una flecha. Volvio.

– ?Hola? -dijo O- ?Me oyes?

Para apresurar al civil, aplico presion en una zona sensible. La cosa gruno como un perro.

– Dimelo -dijo O suavemente-. Y te dejare ir. Esto parara.

La cara del hombre se comprimio, la boca se alzo y revelo los dientes apretados. Una lagrima serpenteo por su magullada mejilla. Aunque tenia la tentacion de anadir otra porcion de agonia como incentivo, O decidio no trastocar la batalla entre consciencia y supervivencia.

– Veintisiete Thorne.

– Avenida, ?verdad?

– Si.

O quito la lagrima. Entonces le rebano la garganta.

– Que mentiroso eres -le dijo al sangrante vampiro.

O no perdio el tiempo, solo cogio la chaqueta llena de armas y salio. Estaba malditamente seguro de que las direcciones no eran nada. Ese era el problema con la persuasion. Realmente no podias confiar en la informacion que obtenias.

Iba a comprobar cualquier cosa en las dos calles, pero estaba claramente dando tumbos.

Perdiendo el jodido tiempo.

CAPITULO 32

Butch hizo girar la ultima gota de cafe por el fondo de la taza, pensando que la porqueria era del color del escoces. Cuando tiro la bazofia ya fria, deseo que fuera un Lagavulin de alta graduacion.

Comprobo su reloj. Seis minutos para las siete. Dios, esperaba que la sesion fuera de solo una hora. Si todo iba como la seda, soltaria a John con Tohr y Wellsie y se podria sentar en el sofa con un vaso de escoces antes de que empezara CSI.

El dio un respingo. No era de extranar que Marissa no quisiera verle. Menudo buen partido. Un alto funcionario alcoholico viviendo en un mundo que no era suyo.

Si. Vamos caminando hacia el altar.

Mientras se imaginaba en casa, tuvo un pensamiento pasajero del aviso de V de mantenerse lejos de la finca.

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