ocupaba la mitad de la ultima planta de la construccion de los anos 30, sobre el rio Hudson y todo Caldwell. Con los grandes ventanales, el nunca lo usaba durante el dia. Pero era perfecto durante la noche.
Mantuvo las luces bajas y espero mientras Marissa paseaba alrededor y miraba las cosas que un decorador habia comprado para su guarida. A el no le preocupaban las tonterias o las vistas o los chismes elegantes. Le preocupaba la privacidad frente a su familia. Bella nunca habia estado aqui, ni tampoco su madre. De hecho, ni siquiera sabian que tenia el atico.
Como si se diera cuenta de que estaba perdiendo el tiempo, Marissa se giro y lo miro. Bajo las luces su belleza era absolutamente aturdidora, y estaba agradecido por el golpe extra de dopamina que se habia metido en el cuerpo hacia como una hora. La droga tenia efectos contrarios dependiendo si se administraba en vampiros o en humanos. La quimica incrementaba la actividad de ciertos neurotransmisores y la recepcion, asegurandose que el
Por esa razon era lo unico por lo que Marissa estaba a salvo estando sola con el, considerando lo que iban a hacer.
Rehv se quito el abrigo, entonces camino hacia ella, confiando en su baston mas que nunca porque no podia apartar los ojos de ella. Equilibrando la vara contra sus muslos, el lentamente deshizo el lazo que mantenia la capa de ella unida. Ella miro abajo, hacia las manos que temblaban mientras le deslizaban las capas de lana negra por los hombros. El le sonrio mientras lanzaba el peso en una silla. Su vestido era el tipo de cosas que su madre llevaria y exactamente lo que el deseaba que su hermana pusiera mas a menudo: una tunica azul palido de raso que le quedaba perfectamente. Era de Dior. Tenia que serlo.
– Ven aqui, Marissa.
La llevo hacia un sofa de cuero y la empujo para sentarla a su lado. En el resplandor de las ventanas, su pelo rubio era como un chal de seda, y tomo algo entre los dedos. El hambre de ella era tan fuerte, que podia sentirlo con claridad.
– Has esperado mucho tiempo, ?no?
Ella asintio y se miro las manos. Las junto en el regazo, marfil contra raso azul claro.
– ?Cuanto?
– Meses -suspiro.
– Entonces necesitaras un monton, ?no? -Cuando ella se ruborizo, el la empujo- ?No lo haras, Marissa?
– Si -se ruborizo, obviamente incomoda con su hambre.
Rehv sonrio violentamente. Era bueno estar alrededor de una hembra de importancia. Su modestia y su gentileza eran malditamente suplicantes.
Se quito la chaqueta y se desabrocho la corbata. Se habia preparado para ofrecerle la muneca, pero ahora que la tenia delante, la queria en su cuello. Habia pasado una eternidad desde que le habia permitido a una hembra alimentarse de el, y estaba sorprendido de lo que le excitaba la perspectiva.
Se desabotono los botones del cuello y el resto de ellos, bajando por el pecho. Con una oleada de anticipacion tiro de la camisa suelta y la abrio mas.
Los ojos de ella se ampliaron cuando vio su pecho desnudo y sus tatuajes.
– No sabia que estabas marcado -murmuro ella, con la voz sacudiendole todo el cuerpo.
El se acomodo en el sofa, extendiendo los brazos y levantando una de las piernas.
– Ven aqui, Marissa. Toma lo que necesitas.
Ella le miro la muneca, cubierta por un doblez frances.
– No -dijo el- Esta es la forma en la que quiero que lo hagas. De mi cuello. Es lo unico que pido.
Cuando ella vacilo, el supo que los rumores sobre ella eran verdad. Verdaderamente no habia sido tocada por ningun macho. Y la pureza de ella era… algo a ser tomado.
El cerro los ojos cuando la oscuridad en el cambio y se revelo, una bestia atrapada por la jaula de la medicacion. Cristo, quizas esto no era una buena idea.
Pero ella se estaba moviendo hacia el lentamente, arrastrandose sobre su cuerpo, su aroma como el del oceano. Entreabrio los parpados para ver su cara y supo que estaba indefenso para detener la alimentacion. Y el no iba a perderselo; tenia que permitir que unas cuantas sensaciones vinieran a el. Aflojando su disciplina, abrio el canal de su sentido del tacto, y lo recibio con avaricia incluso con la droga, todo tipo de impetuosa informacion surgiendo a traves de la niebla de la dopamina.
El raso de lo que llevaba puesto era suave contra su piel y sintio como la calidez de ella se mezclaba con su propio calor. Su leve peso se apoyo sobre su hombro y… si, su rodilla estaba entre sus muslos.
La boca de ella se abrio y los colmillos surgieron.
Por una decima de segundo su demonio interior rigio y el clamo por su juicio con panico. Gracias a la Virgen, la maldita cosa vino al rescate, la parte racional de el tomo apresuradamente la delantera, encadenando sus instintos, calmando la muy sexual necesidad de dominarla.
Ella se tambaleo cuando se inclino hacia su garganta, inestable como se mantenia encima de el.
– Acuestate sobre mi -dijo el con voz gutural-. Colocate… sobre mi.
Con un respingo ella permitio que la parte baja de su cuerpo ahondara en la horquilla de sus muslos. Estaba claramente preocupada por encontrarse con una ereccion, y cuando no encontro nada de lo que esperaba miro entre sus cuerpos, como si pensara que habia golpeado contra el sitio equivocado.
– No tienes que preocuparte de eso -murmuro el, recorriendole con las manos los esbeltos brazos-. No de mi. -Su alivio fue tan palpable que el se sintio ofendido- ?Follar conmigo seria tanta faena?
– Oh, no, Rehvenge. No. -Ella bajo la mirada a los gruesos musculos del pecho-. Eres… bastante encantador. Es solo que… hay otro. Para mi, hay otro.
– Todavia amas a Wrath.
Ella sacudio la cabeza.
– No, pero no puedo pensar en el unico que quiero ahora. No… ahora.
Rehv levanto la barbilla.
– ?Que clase de idiota no te alimentaria cuando lo necesitaras?
– Por favor. No hablemos mas de esto. -Abruptamente, sus ojos se fijaron en su cuello y se dilataron.
– Que hambre -gruno el, ilusionado por ser utilizado-. Sigue adelante. Y no te preocupes por ser amable. Tomame. Cuanto mas duro mejor.
Marissa descubrio los colmillos y lo mordio. Las dos penetraciones agudas se dispararon a traves de la neblina de la droga, y el dolor dulce traspaso su cuerpo. Mientras gemia, penso que nunca se habia sentido agradecido por su impotencia antes, pero lo estaba ahora. Si su polla funcionara del todo, tan seguro como el infierno que le hubiera quitado la tunica, separado las piernas y la hubiera tenido de forma agradable y profunda mientras se alimentaba.
Casi inmediatamente ella se echo hacia atras y se lamio los labios.
– Voy a tener un sabor diferente a Wrath -dijo el, contando con el hecho de que como ella solo se habia alimentado de un hombre, no podia saber exactamente porque su sangre le impactaria en la lengua de una forma extrana. Realmente, la unica razon por la que la habia podido ayudar era por su inexperiencia. Cualquier otra hembra que hubiera tenido un poco habria sabido demasiado-. Vamos, toma algo mas. Estas acostumbrada a ello.
Ella dejo caer la cabeza otra vez y el sintio el hormigueo de otro mordisco.
Envolvio con sus pesados brazos la fragil espalda de ella y la abrazo mas estrechamente mientras cerraba los ojos. Habia pasado mucho tiempo desde que habia sostenido a alguien, y aunque no podia arriesgarse a coger mucha experiencia, lo encontro sublime.
Mientras ella sorbia de su vena, el tuvo el absurdo impulso de llorar.
O levanto el pie del acelerador del camion y paso a poca velocidad por delante de otro alto muro de piedra.
Cuando esta barricada en particular se abrio para permitir una entrada, apreto los frenos. A la izquierda habia una placa pequena de laton en la que se leia, 27 AVENIDA THORNE. Se inclino hacia adelante, estirandose para ver