senora que debe vestirse. Entonces te las llevaras a ambas por el tunel y las conduciras a la casa segura en la furgoneta.
El doggen empalidecio.
– Amo, no tenia ni idea de lo que era…
Rehv puso la mano sobre el hombro del hombre para reprimir que se dejara llevar de nuevo por el panico.
– Hiciste bien con lo que sabias. Pero movamonos rapidamente ahora. Ve por Lahni.
Rehv camino lo mas rapido que pudo hacia la habitacion de su madre.
– ?Mahmen? -Dijo mientras abria la puerta-. Mahmen, despierta.
Su madre se sento sobre las sabanas de seda de la cama, su cabello blanco enrollado en un gorro de dia.
– Pero si…no es aun de tarde. Por que…
– Lahni vendra para ayudarte a vestir.
– Querida Virgen, Rehvenge. ?Por que?
– Dejaras esta casa.
– Que…
– Ahora, mahmen. Te lo explicare mas tarde -le beso ambas mejillas mientras entraba la criada-. Ah, bien. Lahni, viste a la senora rapidamente.
– Si, amo -dijo la doggen con una reverencia.
– ?Rehvenge! Que esta…
– Deprisa. Vete con el doggen. Te llamare.
Como su madre grito llamandole, regreso a sus habitaciones privadas y cerro las puertas para no oirla. Cogio el telefono y marco despacio el numero de la Hermandad despreciando lo que debia hacer. Pero la seguridad de Bella era lo primero. Despues de dejar el mensaje que le produjo dolor de garganta, camino hacia el armario.
En esos momentos la mansion estaba sellada durante las horas de luz solar, de manera que ningun
Aun mas, en cuanto cayera la oscuridad, abriria las puertas de hierro y pondria la alfombra de bienvenida. Queria que el
Rehv se quito el manto de vison y se puso unos pantalones y un sueter de cuello alto. No sacaria las armas hasta que su madre se hubiese ido. Si ella no estaba ya totalmente histerica, verlo cubierto de metal la llevaria directamente al borde.
Antes de regresar a comprobar el progreso de la evacuacion, miro hacia el gabinete cerrado de su armario. Tendria tiempo mas tarde para su dosis de dopamina de la tarde. Perfecto.
Sonriendo, abandono la habitacion sin inyectarse, preparado para sacar todos sus sentidos a jugar.
Como las persianas estaban levantadas durante la noche, Zsadist se puso de lado junto a Bella, observando su sueno. Estaba de espaldas, apretada contra el pliegue de su brazo, la cabeza al nivel de su pecho. Ninguna sabana o manta cubrian su cuerpo desnudo, porque todavia irradiaba restos del calor de la necesidad.
Cuando regreso del viaje que habia hecho a la cocina, ella habia comido de su mano y habia dormitado mientras le habia arreglado el lecho con ropa de cama fresca. Habian estado juntos completamente a oscuras desde entonces.
Movio la mano desde su muslo hacia la parte inferior de su pecho y acaricio el pezon con su indice. Habia estado haciendolo asi durante horas, acariciandola, tarareandole. Aunque estaba tan cansado que sus parpados estaban abiertos a medias, la calma entre ellos era mejor que cualquier resto de lo que podria obtener si hubiera cerrado los ojos.
Mientras ella se movia contra su cadera acariciandolo, el se sorprendio por el impulso de coger su inflamacion. Por ahora calculaba que lo haria con esto durante un ratito.
Se inclino hacia atras y miro hacia abajo sobre su cuerpo. Por la abertura delantera de sus boxers, la cabeza de la cosa que habia usado con ella habia escapado, y como el eje se habia alargado, la embotada punta empujaba hacia fuera mas y mas lejos.
Sintiendo como si rompiera una especie de ley, utilizo el dedo que habia estado usando para hacer circulos sobre el pezon de Bella y empujo la ereccion. Estaba tiesa, entonces se movio regresando al lugar.
Cerro los ojos y con un estremecimiento, capturo la excitacion con la palma. Cuando lo acaricio se sorprendio de que la suave piel se deslizara sobre el duro centro. Y las sensaciones fueran extranas. No desagradables, en verdad. En realidad, era del tipo que le recordaban el haber estado dentro de Bella, solo que no tan bueno. Ni mucho menos.
Dios, era tan afeminado. Con miedo de su propia…picha. ?Polla? ?Pene? ?Como diablos deberia llamarlo? ?Como lo llamaban los hombres normales? Bien, George no era una opcion. Pero de alguna manera referirse a ello como…ello, no le parecia correcto nunca mas. Ahora que se habian dado la mano, por asi decirlo.
Dejo la cosa y deslizo la mano por la cinturilla de los boxers. Estaba mareado y nervioso, pero calculo que tendria que acabar la rutina de Lewis y Clark. No sabia cuando tendria el corazon de hacer esto otra vez.
Barajo a… Dick, si, comenzaria a llamarlo Dick… alrededor era como si estuviera dentro, pero fuera del camino y luego se toco las pelotas por debajo. Sintio acercarse un shock encima de la ereccion del eje y la punta temblo.
Aquello se sentia agradable.
Fruncio el ceno cuando exploro por primera vez lo que la Virgin le habia dado. Era gracioso que todo esto a lo que habia estado atado, colgando de el, durante mucho tiempo y que nunca habia hecho de joven, sin duda los hombres post-transicion se pasaban los dias enteros haciendolo.
Cuando se acaricio las pelotas otra vez, se tensaron mas y Dick se puso aun mas duro. Las sensaciones hervian en la parte inferior de su cuerpo y las imagenes de Bella aparecieron en su mente, imagenes de ellos teniendo sexo, de el estirando las piernas por encima e introduciendose profundamente en ella. Recordo con dolorosa claridad como la sentia debajo de el, el canal que ella le hizo, como estaba de apretada…
Todo esto comenzo como una bola de nieve, las imagenes en su mente, las corrientes de energia extendiendose donde se encontraba su mano. Su boca se separo. El cuerpo le hizo una especie de oleada, sus caderas echandose hacia delante. Con un impulso, rodo sobre la espalda y empujo hacia abajo los boxers.
Y luego comprendio lo que estaba haciendo. ?Se la estaba sacudiendo? ?Al lado de Bella? Dios, era un bastardo repugnante.
Disgustado consigo mismo, libero su mano y comenzo a dar tirones de los boxers de regreso…
– No pares -dijo Bella suavemente.
Una explosion de frio se le disparo por la espina a Z. Roto. Los ojos se dirigieron a los suyos cuando la sangre se le subio a la cara. Pero ella solo le sonrio y le acaricio el brazo.
– Eres tan hermoso. De camino puedes arquearte en este momento. Terminalo, Zsadist. Se que es lo que quieres hacer y no tienes por que avergonzarte. Estas muy guapo cuando te tocas.
Le beso el bicep, sus ojos dirigiendose hacia sus boxers.
– Terminalo -le susurro- dejame verte terminar.
Pareciendo un idiota deseoso, pero curiosamente incapaz de parar, se sento y se desnudo.
Bella hizo un ruido de aprobacion cuando se tumbo otra vez. Tomando la fuerza de ella, deslizo despacio la mano hacia abajo por su estomago, sintiendo tensarse sus musculos y la lisa piel sin pelo que los cubria. La verdad es que no esperaba ser capaz de continuar…
Mierda santa. La cosa estaba muy dura, podia sentir el latido del corazon tamborileando por ello.
Miro fijamente los profundos ojos azules de Bella mientras movia la palma de la mano arriba y abajo. Escalofrios de placer comenzaron a dispararse y correr a traves de su cuerpo. Dios… tenerla mirando le funcionaba, incluso cuando no tendria que hacerlo. Cuando el habia sido observado antes…
No, el pasado no era bienvenido. Si se entretenia en lo que le habia pasado hacia un siglo, iba a perderse este momento con Bella.
Con un empujon y un golpe cerro sus recuerdos distanciandose de lo que le habian hecho delante de una audiencia. Los ojos de Bella… lo miraban. Estaba en ellos. Se ahogaba en ellos.
Su mirada fija era tan encantadora, brillante por encima de su color, abrazandolo como si estuviera entre sus