durante un par de dias.
Z levanto la cabeza.
– ?Por que?
– No dio una razon… -Los ojos de Tohr se estrecharon sobre la cara de Z-. Oh… mi Dios.
Los otros en la habitacion le echaron un vistazo y hubo un par de jadeos. Entonces la Hermandad y Butch solo lo miraron fijamente.
– ?Que joder estais mirando?
Phury le indico el antiguo espejo que colgaba de la pared al lado de las puertas dobles.
– Ve por ti mismo.
Zsadist atraveso la habitacion, listo para enviarlos al infierno. Bella era la que importaba…
Su boca se aflojo ante su reflejo. Con una mano inestable tendio la mano hacia los ojos en el espejo emplomado pasado de moda. Sus iris no eran negros. Eran amarillos. Como los de su gemelo.
– ?Phury? -Dijo suavemente-. ?Phury… que me ha pasado?
Cuando el hombre se puso detras de el, la cara del hermano aparecio a la derecha de Z. Y luego el reflejo oscuro de Wrath resalto en el espejo, todo el pelo negro y las gafas de sol. Entonces la belleza de estrella caida de Rhage. Y la gorra de los Sox de Vishous. Y el pelo corto de Tohrment. Y la nariz rota de Butch. Uno por uno extendieron la mano y lo tocaron, sus grandes manos aterrizando con cuidado sobre los hombros.
– Bienvenido de nuevo, mi hermano -susurro Phury.
Zsadist miro fijamente a los hombres que estaban detras de el. Y tuvo el raro pensamiento de que si se dejaba ir debilmente y caia hacia atras… ellos lo cogerian.
Un poco despues de que Zsadist la dejara, Bella camino por la habitacion y fue en su busca. Habia estado a punto de llamar a su hermano cuando comprendio que debia cuidar de su amante antes de volver otra vez al drama familiar.
Finalmente Zsadist necesitaba algo de ella. Y mucho, tambien. Estaba casi agotado despues de estar con ella y sabia exactamente lo hambriento que estaba, sabia lo desesperado que estaba por alimentarse. Con tanta sangre suya en sus venas, podia sentir su vivida hambre, y sabia, tambien, con precision donde estaba en la casa. Todo lo que tenia que hacer era extender sus sentidos y podia sentirlo, encontrarlo.
Bella siguio el impulso por el corredor de las estatuas, giro la esquina y hacia las puertas dobles en la cabecera de las escaleras. Enfadadas voces masculinas salian del estudio y la de Zsadist era una de ellas.
– Un infierno, vas a salir esta noche -grito alguien.
El tono de Zsadist fue totalmente maligno.
– No intentes mangonearme, Tohr. Me disgusta mucho y pierdes el tiempo.
– ?Mirate, eres un jodido esqueleto! A no ser que te alimentes, te quedaras.
Bella entro en la habitacion mientras Zsadist le decia:
– Intenta mantenerme aqui y veras a donde te lleva, hermano.
Con toda la Hermandad mirando, los dos hombres estaban nariz-contra-nariz, las miradas cruzadas, ensenandose los colmillos.
Jesus, penso ella. Tanta agresividad.
Pero… Tohrment tenia razon. Ella no habia sido capaz de verlo en la oscuridad del dormitorio, pero aqui con la luz Zsadist se veia medio muerto. Los huesos de su craneo de abrian camino por su piel; la camiseta le colgaba por el cuerpo; los pantalones le colgaban. Sus oscuros ojos eran tan intensos como siempre, pero el resto de el estaba en dura forma.
Tohrment nego con la cabeza.
– Se razonable…
– Ver a Bella vengada. Eso es totalmente razonable.
– No, no lo es -dijo ella. Su interjeccion atrajo hacia ella todas las cabezas.
Cuando Zsadist la miro, sus iris cambiaron, del destello de sus brillantes oscuros enfadados al que estaba acostumbrada, al incandescente amarillo.
– Tus ojos -susurro ella-. ?Que les ha pasado…?
Wrath la corto.
– Bella tu hermano ha solicitado que te quedes un poco mas.
Su sorpresa fue grande, miro desde la distancia a Zsadist.
– ?Que, mi senor?
– No quiere que levante tu sehclusion ahora mismo, quiere que te quedes aqui.
– ?Por que?
– Ni idea. Tal vez podrias preguntarselo.
Dios, como si las cosas no fueran lo suficiente confusas. Volvio a mirar a Zsadist, pero el estaba concentrado en la ventana al otro lado de la habitacion.
– Eres, desde luego, bienvenida para quedarte -dijo Wrath.
Al tensarse Zsadist, ella se pregunto como de cierto era eso.
– No quiero ser vengada -dijo ella fuerte. Cuando la cabeza de Zsadist se giro, le hablo directamente-. Estoy agradecida por todo lo que has hecho por mi. Pero no quiero que nadie sea herido intentando coger al
Fruncio el ceno.
– Ese no es problema tuyo.
– El infierno si no lo es -cuando se lo imagino yendo a luchar, el terror le anulo todo-. Dios, Zsadist… no quiero ser responsable de que salgas y de que te maten.
– Ese
– ?No puedes decirlo en serio! Virgen querida, mirate. Es imposible que puedas luchar. Estas muy debil.
Hubo un silbido colectivo en la habitacion, y los ojos de Zsadist se oscurecieron. Oh… mierda. Bella se puso la mano sobre la boca. Debil. Lo habia llamado debil. Delante de toda la Hermandad. No existia mayor insulto. Simplemente insinuar que un hombre no podia manipular la fuerza era imperdonable en la clase guerrera, no importaba la base. Pero venir y decirlo delante de testigos, era una total castracion social, una condena irrevocable de su valor como hombre.
Bella se le acerco rapidamente.
– Lo siento, no pense…
Zsadist aparto los brazos de su alcance.
– Alejate de mi.
Ella se puso la mano sobre la boca cuando dio un paso a su alrededor como si fuera una granada. Se dirigio hacia la puerta y sus pasos se dirigieron hacia el vestibulo. Cuando ella fue capaz, choco contra la mirada desaprobatoria de los hermanos.
– Le pedire perdon inmediatamente. Y escuchad ahora, no dudo de su coraje o su fuerza. Me preocupo por el por que…
Diselo, penso ella. Ellos seguramente lo entenderan.
– Lo amo.
Bruscamente la tension en el lugar se alivio. Bien, la mayor parte de ella. Phury se giro distanciandose y se dirigio hacia el fuego, inclinandose hacia la chimenea. Su cabeza baja como si quisiera estar en las llamas.
– Me alegra lo que sientes -dijo Wrath-. El lo necesita. Ahora ve a buscarlo y pidele perdon.
Antes de salir del estudio, Tohrment se puso frente a ella y la miro a su nivel.
– Intenta alimentarlo mientras estes en ello, ?vale?
– Rezo para que me lo permita.
CAPITULO 37
Rehvenge merodeaba por la casa, yendo de habitacion en habitacion andando impacientemente. Su campo