Asi hemos llegado a esta situacion. EI Decano (k)yK, desde la galeria de su casa, sentado en la silla de ruedas, con las piernas cubiertas por una capa de diarios de todo el mundo llegados en el correo de la manana, grita como para hacerse oir de una punta a la otra del campus:
– Qfwfq, el tratado atomico entre Turquia y Japon no ha sido firmado hoy, ni siquiera se han iniciado las tratativas, ?viste? ?Qfwfq, el uxoricida de Termini Imerese fue condenado a tres anos, como decia yo, no a cadena perpetua!
Y enarbola las paginas de los diarios, blancas y negras como el espacio cuando se estaban formando las galaxias, y atestadas -como entonces el espacio- de corpusculos aislados, circundados de vacio, privados en si mismos de destino y de sentido. Y yo pienso que hermoso era entonces, a traves de aquel vacio, trazar redes y parabolas, individualizar el punto exacto, la interseccion entre espacio y tiempo en que saltaria el acontecimiento, indiscutible en el apice de su resplandor; mientras que ahora los acontecimientos se caen ininterrumpidos, como una coladura de cemento, en columna uno sobre el otro, uno encastrado en el otro, separados por titulos negros e incongruentes, legibles en mas sentidos pero intrinsecamente ilegibles, una masa de acontecimientos sin forma ni direccion, que circunda, sumerge, aplasta todo razonamiento.
– ?Sabes, Qfwfq? ?Las corizaciones de cierre hoy en Wall Street bajaron un 2%, no un 6! ?Y mira, el inmueble construido abusivamente en la Via Cassia es de doce pisos, no de nueve! Nearco IV gana en Longchamps por dos largos. ?En cuanto estamos, Qfwfq?
Los Dinosaurios
Todos menos yo -preciso Qfwfq-, porque tambien yo, en cierto periodo, fui Dinosaurio: digamos durante unos cincuenta millones de anos; y no me arrepiento: entonces, siendo Dinosaurio se tenia conciencia de estar en lo justo, y uno se hacia respetar.
Despues la situacion cambio, es inutil que les cuente los detalles, empezaron dificultades de todo genero, derrotas, errores, dudas, traiciones, pestilencias. Una nueva poblacion crecia en la tierra, enemiga nuestra. Nos caian encima de todas partes, no acertabamos ni una. Ahora algunos dicen que el gusto de extinguirse, la pasion de ser destruidos eran propios del espiritu de nosotros los Dinosaurios ya desde antes. No se: yo ese sentimiento jamas lo he experimentado; si otros lo conocian, es porque ya se sentian perdidos.
Prefiero no volver con la memoria a la epoca de la gran mortandad. Nunca hubiera creido librarme de ella. La larga migracion me puso a salvo, la hice a traves de un cementerio de osamentas descarnadas, en las cuales solo una cresta, o un cuerno, o la placa de una coraza, o un jiron de piel toda escamas recordaba el esplendor antiguo del ser viviente. Y sobre esos restos trabajaron los picos, los colmillos, las ventosas de los nuevos amos del planeta. Cuando no vi mas huellas ni de vivos ni de muertos me detuve.
En aquellos altiplanos desiertos pase muchos y muchos anos. Habia sobrevivido a las emboscadas, a las epidemias, a la inanicion, al hielo, pero estaba solo. Seguir alli eternamente no podia. Me puse en camino para bajar.
El mundo habia cambiado: no reconocia ni los montes ni el rio ni las plantas. La primera vez que vi seres vivientes me escondi; eran una manada de los Nuevos, ejemplares pequenos pero fuertes. -?Eh, tu! -Me habian descubierto, y en seguida me pasmo aquel modo familiar de apostrofarme. Escape; me persiguieron. Hacia milenios que estaba acostumbrado a provocar terror en torno de mi, y a sentir terror de las reacciones ajenas al terror que provocaba. Ahora nada-: ?Eh, tu! -Se acercaban a mi como si nada, ni hostiles ni asustados.
– ?Por que corres? ?Que te pasa por la cabeza?
– Querian solamente que les indicara el camino para ir no se donde. Balbucee que no era del lugar. -?Que te ocurre que escapas? -dijo uno-. ?Pareceria que hubieras visto… un Dinosaurio! -y los otros rieron. Pero en aquella carcajada senti por primera vez un tono de aprension. Era una risa un poco forzada. Y uno de ellos se puso grave y anadio-: No lo digas ni en broma. No sabes lo que son…
Entonces, el terror de los Dinosaurios continuaba en los Nuevos, pero quiza hacia varias generaciones que no los veian y no sabian reconocerlos. Segui mi camino, cauteloso pero impaciente por repetir el experimento. En una fuente bebia una joven de los Nuevos; estaba sola. Me acerque despacito, estire el cuello para beber a su lado; ya presentia su grito desesperado apenas me viera, su fuga afanosa. Daria la senal de alarma, vendrian los Nuevos armados a darme caza… En el momento me habia arrepentido ya de mi gesto; si queria salvarme debia destrozarla en seguida: recomenzar…
La joven se volvio, dijo: -?No es cierto que esta fresca? -Se puso a conversar amablemente, con frases un poco de circunstancias, como se hace con los extranjeros, a preguntarme si venia de lejos y si habia tenido lluvia o buen tiempo en el viaje. Yo nunca hubiera imaginado que se pudiese hablar asi, con no-Dinosaurios, y estaba todo tenso y casi mudo.
– Yo siempre vengo a beber aqui -me dijo-, a la Fuente del Dinosaurio…
Enderece bruscamente la cabeza, abri los ojos hasta desorbitarme.
– Si, si, la llaman asi, la Fuente del Dinosaurio, desde tiempos antiguos. Dicen que una vez se escondio aqui un Dinosaurio, uno de los ultimos, y al que venia a beber le saltaba encima y lo despedazaba, ?madre mia!
Hubiera querido desaparecer. 'Ahora se da cuenta de quien soy -pensaba-, ?ahora me observa mejor y me reconoce!', y como hace el que no quiere que lo miren, yo tenia los ojos bajos y enroscaba la cola como para esconderla. Tal era el esfuerzo nervioso que cuando ella, toda sonriente, me saludo y siguio su camino, me senti cansado como si hubiera librado una batalla, de aquellas de la epoca en que nos defendiamos con dientes y unas. Me di cuenta de que ni siquiera habia sido capaz de contestarle buenos dias.
Llegue a la orilla de un rio donde los Nuevos tenian sus guaridas y vivian de la pesca. Para hacer un embalse en el rio donde el agua, menos rapida, retuviera a los peces, construian un dique de ramas. Apenas me vieron, alzaron la cabeza del trabajo y se detuvieron; me miraron, se miraron entre si, como interrogandose, siempre en silencio. 'Ahora se arma -pense-, no me queda mas que vender caro el pellejo', y me prepare al salto.
Por fortuna supe detenerme a tiempo. Aquellos pescadores no tenian nada contra mi: viendome robusto, querian preguntarme si podia quedarme con ellos para trabajar en el transporte de madera.
– Este es un lugar seguro -insistieron, frente a mi aire perplejo-. Dinosaurios, desde la epoca de los abuelos de nuestros abuelos no se los ve…
A ninguno se le ocurria sospechar quien podia ser yo. Me quede. El clima era bueno, la comida desde luego no para nuestros gustos pero discreta, y un trabajo no demasiado pesado, dada mi fuerza. Me llamaban por un sobrenombre: 'el Feo', porque era distinto de ellos, no por otra cosa. Estos Nuevos, no se como diablos les llaman ustedes, Pantoteros o algo por el estilo, eran de una especie todavia un poco informe, de la cual en realidad salieron todas las demas especies, y ya en aquel tiempo entre un individuo y otro se pasaba por las mas variadas semejanzas y desemejanzas posibles, de manera que yo, aunque de un tipo completamente distinto, tuve que convencerme de que al fin y al cabo no llamaba tanto la atencion.
No es que me acostumbrara del todo a esta idea: seguia sintiendome siempre un Dinosaurio entre enemigos, y todas las noches, cuando empezaban a contar historias de Dinosaurios, transmitidas de generacion en generacion, yo retrocedia en la sombra con los nervios tensos.
Eran historias aterradoras. Los oyentes, palidos, irrumpiendo cada tanto con gritos de espanto, estaban pendientes de los labios del que contaba, quien, a su vez, traicionaba en su voz una emocion no menor. Pronto tuve la evidencia de que esas historias eran sabidas de todos (a pesar de que constituyeran un repertorio bastante copioso), pero al escucharlas el espanto se renovaba cada vez. Los Dinosaurios eran presentados como monstruos, descritos con detalles que jamas hubieran permitido reconocerlos, y destinados tan solo a acarrear perjuicios a los Nuevos, como si los Nuevos hubieran sido desde el principio los moradores mas importantes de la Tierra, y nosotros no hubieramos tenido otra cosa que hacer mas que andarles detras de la manana a la noche. Para mi, pensar en nosotros los Dinosaurios era en cambio recorrer con la mente una larga serie de peripecias, de agonias, de lutos; las historias que de nosotros contaban los Nuevos estaban tan lejos de mi experiencia que hubieran debido dejarme