– Debe de tratarse de un artista famoso -insisti. Pero nunca habia visto nada igual.

Marina tardo en responder.

– Ni lo veras. Hace casi dieciseis anos que el autor no pinta un cuadro. Esta serie de retratos fue su ultima obra.

– Debia de conocer muy bien a tu madre para poder retratarla de ese modo -apunte.

Marina me miro largamente.

Senti aquella misma mirada atrapada en los cuadros.

– Mejor que nadie -respondio. Se caso con ella.

Capitulo 8

Esa noche, junto al fuego, Marina me explico la historia de German y del palacete de Sarria. German Blau habia nacido en el seno de una familia adinerada perteneciente a la floreciente burguesia catalana de la epoca. A la dinastia Blau no le faltaban el palco en el Liceo, la colonia industrial a orillas del rio Segre ni algun que otro escandalo de sociedad. Se rumoreaba que el pequeno German no era hijo del gran patriarca Blau, sino fruto de los amores ilicitos entre su madre, Diana, y un pintoresco individuo llamado Quim Salvat. Salvat era, por este orden, libertino, retratista y satiro profesional. Escandalizaba a las gentes de buen nombre al tiempo que inmortalizaba sus palmitos al oleo a precios astronomicos. Sea cual fuese la verdad, lo cierto es que German no guardaba parecido ni fisico ni de caracter con miembro alguno de la familia. Su unico interes era la pintura, el dibujo, lo cual a todo el mundo le resulto sospechoso. Especialmente a su padre titular.

Llegado su dieciseis cumpleanos, su padre le anuncio que no habia lugar para vagos ni holgazanes en la familia. De persistir en sus intenciones de 'ser artista', le iba a meter a trabajar en la fabrica como mozo o picapedrero, en la legion o en cualquier otra institucion que contribuyese a fortalecer su caracter y a hacer de el un hombre de provecho. German opto por huir de casa, adonde regreso de la mano de la benemerita veinticuatro horas despues.

Su progenitor, desesperado y decepcionado con aquel primogenito, opto por pasar sus esperanzas a su segundo hijo, Gaspar, que se desvivia por aprender el negocio textil y mostraba mas disposicion a continuar la tradicion familiar. Temiendo por su futuro economico, el viejo Blau puso a nombre de German el palacete de Sarria, que llevaba anos semiabandonado.

'Aunque nos averguences a todos, no he trabajado yo como un esclavo para que un hijo mio se quede en la calle', -le dijo.

La mansion habia sido en su dia una de las mas celebradas por las gentes de copete y carruaje, pero nadie se ocupaba ya de ella. Estaba maldita. De hecho, se decia que los encuentros secretos entre Diana y el libertino Salvat habian tenido por escenario dicho lugar.

De ese modo, por ironias del destino, la casa paso a manos de German.

Poco despues, con el apoyo clandestino de su madre, German se convirtio en aprendiz del mismisimo Quim Salvat. El primer dia, Salvat lo miro fijamente a los ojos y pronuncio estas palabras:

– Uno, yo no soy tu padre y no conozco a tu madre mas que de vista. Dos, la vida del artista es una vida de riesgo, incertidumbre y, casi siempre, de pobreza. No se escoge; ella lo escoge a uno. Si tienes dudas respecto a cualquiera de estos dos puntos, mas vale que salgas por esa puerta ahora mismo.

German se quedo.

Los anos de aprendizaje con Quim Salvat fueron para German un salto a otro mundo. Por primera vez descubrio que alguien creia en el, en su talento y en sus posibilidades de llegar a ser algo mas que una palida copia de su padre. Se sintio otra persona. En seis meses aprendio y mejoro mas que en los anos anteriores de su vida.

Salvat era un hombre extravagante y generoso, amante de las exquisiteces del mundo. Solo pintaba de noche y, aunque no era bien parecido (el unico parecido que tenia era con un oso), se le podia considerar un autentico rompecorazones, dotado de un extrano poder de seduccion que manejaba casi mejor que el pincel. Modelos que quitaban la respiracion y senoras de la alta sociedad desfilaban por el estudio deseando posar para el y, segun sospechaba German, algo mas. Salvat sabia de vinos, de poetas, de ciudades legendarias y de tecnicas de acrobacia amorosa importadas de Bombay. Habia vivido intensamente sus cuarenta y siete anos. Siempre decia que los seres humanos dejaban pasar la existencia como si fueran a vivir para siempre y que esa era su perdicion. Se reia de la vida y de la muerte, de lo divino y lo humano. Cocinaba mejor que los grandes 'chefs' de la guia Michelin y comia por todos ellos.

Durante el tiempo que paso a su lado, Salvat se convirtio en su maestro y su mejor amigo. German siempre supo que lo que habia llegado a ser en su vida, como hombre y como pintor, se lo debia a Quim Salvat.

Salvat era uno de los pocos privilegiados que conocia el secreto de la luz. Decia que la luz era una bailarina caprichosa y sabedora de sus encantos. En sus manos, la luz se transformaba en lineas maravillosas que iluminaban el lienzo y abrian puertas en el alma. Al menos, eso explicaba el texto promocional de sus catalogos de exposicion.

– Pintar es escribir con luz -afirmaba Salvat. Primero debes aprender su alfabeto; luego, su gramatica. Solo entonces podras tener el estilo y la magia.

Fue Quim Salvat quien amplio su vision del mundo llevandole consigo en sus viajes. Asi recorrieron Paris, Viena, Berlin, Roma…

German no tardo en comprender que Salvat era tan buen vendedor de su arte como pintor, quiza mejor. Aquella era la clave de su exito.

– De cada mil personas que adquieren un cuadro o una obra de arte, solo una de ellas tiene una remota idea de lo que compra -le explicaba Salvat, sonriente. Los demas no compran la obra, compran al artista, lo que han oido y, casi siempre, lo que se imaginan acerca de el. Este negocio no es diferente a vender remedios de curandero o filtros de amor, German. La diferencia estriba en el precio.

El gran corazon de Quim Salvat se paro el diecisiete de julio de 1938. Algunos afirmaron que por culpa de los excesos. German siempre creyo que fueron los horrores de la guerra los que mataron la fe y las ganas de vivir de su mentor.

– Podria pintar mil anos -murmuro Salvat en su lecho de muerte- y no cambiaria un apice la barbarie, la ignorancia y la bestialidad de los hombres. La belleza es un soplo contra el viento de la realidad, German. Mi arte no tiene sentido. No sirve para nada…

La interminable lista de sus amantes, sus acreedores, amigos y colegas, las docenas de gentes a las que habia ayudado sin pedir nada a cambio le lloraron en su entierro. Sabian que aquel dia una luz se apagaba en el mundo y que, en adelante, todos estarian mas solos, mas vacios.

Salvat le dejo una modestisima suma de dinero y su estudio. Le encargo que repartiese el resto (que no era mucho, porque Salvat gastaba mas de lo que ganaba y antes de ganarlo) entre sus amadas y amigos. El notario que se hacia cargo del testamento entrego a German una carta que Salvat le habia confiado al presentir que su final estaba proximo. Debia abrirla a su muerte.

Con lagrimas en los ojos y el alma hecha trizas, el joven vago sin rumbo toda una noche por la ciudad. El alba le sorprendio en el rompeolas del puerto y fue alli, a las primeras luces del dia, donde leyo las ultimas palabras que Quim Salvat le habia reservado.

Querido German:

No te dije esto en vida, porque crei que debia esperar el momento oportuno. Pero temo no poder estar aqui cuando llegue. Esto es lo que tengo que decirte. Nunca he conocido a ningun pintor con mayor talento que tu, German. Tu no lo sabes todavia ni lo puedes entender, pero esta en ti y mi unico merito ha sido reconocerlo. He aprendido mas de ti de lo que tu has aprendido de mi, sin tu saberlo. Me gustaria que hubieras tenido el maestro que mereces, alguien que hubiese guiado tu talento mejor que este pobre aprendiz. La luz habla en ti, German. Los demas solo escuchamos. No lo olvides jamas. De ahora en adelante, tu maestro pasara a ser tu alumno y tu mejor

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