Para celebrar su independencia, Sergei compro un coche de lujo, un vestuario de dandi y joyas para Tatiana. Nos trasladamos a una villa que Sergei habia alquilado en los bosques de Viena.

Nunca estuvo claro de donde habian salido los fondos para pagar tanto lujo. Yo cantaba todas las tardes y noches en un teatro junto a la Opera, en un espectaculo titulado “El angel de Moscu”. Fui bautizada como Eva Irinova, una idea de Tatiana, que habia sacado el nombre de un folletin por entregas que se publicaba con cierto exito en la prensa. Aquel fue el primero de muchos otros montajes similares.

A sugerencia de Tatiana, se me asigno un profesor de canto, un maestro de arte dramatico y otro de danza. Cuando no estaba en un escenario, estaba ensayando. Sergei no me permitia tener amigos, salir de paseo, estar a solas ni leer libros. Es por tu bien, solia decir. Cuando mi cuerpo empezo a desarrollarse, Tatiana insistio en que yo debia tener una habitacion para mi sola. Sergei accedio de mala gana, pero insistio en conservar la llave. A menudo volvia borracho a medianoche y trataba de entrar en mi habitacion. La mayoria de las veces estaba tan ebrio que era incapaz de insertar la llave en la cerradura. Otras no. El aplauso de un publico anonimo fue la unica satisfaccion que obtuve en aquellos anos. Con el tiempo, llegue a necesitarlo mas que el aire.

Viajabamos con frecuencia. Mi exito en Viena habia llegado a oidos de los empresarios de Paris, Milan y Madrid. Sergei y Tatiana siempre me acompanaban. Por supuesto, nunca vi un centimo de la recaudacion de todos aquellos conciertos ni se que se hizo del dinero. Sergei siempre tenia deudas y acreedores. La culpa, me acusaba amargamente, era mia. Todo se iba en cuidarme y en mantenerme. A cambio, yo era incapaz de agradecer todo lo que el y Tatiana habian hecho por mi. Sergei me enseno a ver en mi a una chiquilla sucia, perezosa, ignorante y estupida.

Una pobre infeliz que nunca llegaria a hacer nada de valor, a quien nadie llegaria a querer o respetar.

Pero nada de eso importaba porque, me susurraba Sergei al oido con su aliento de aguardiente, Tatiana y el siempre estarian alli para cuidar de mi y para protegerme del mundo.

El dia en que cumpli dieciseis anos descubri que me odiaba a mi misma y apenas podia tolerar mi imagen en el espejo. Deje de comer. Mi cuerpo me repugnaba y trataba de ocultarlo bajo ropas sucias y harapientas. Un dia encontre en la basura una vieja cuchilla de afeitar de Sergei. La lleve a mi habitacion y adquiri la costumbre a hacerme cortes en las manos y en los brazos con ella. Para castigarme. Tatiana me curaba en silencio todas las noches.

Dos anos mas tarde, en Venecia, un conde que me habia visto actuar me propuso matrimonio.

Aquella misma noche, al enterarse, Sergei me dio una paliza brutal.

Me partio los labios a golpes y me rompio dos costillas. Tatiana y la policia le contuvieron.

Abandone Venecia en una ambulancia.

Volvimos a Viena, pero los problemas financieros de Sergei eran acuciantes. Recibiamos amenazas. Una noche unos desconocidos prendieron fuego a la casa mientras dormiamos.

Semanas antes Sergei habia recibido una oferta de un empresario de

Madrid para quien yo habia actuado con exito tiempo atras. Daniel Mestres, que asi se llamaba, habia adquirido un interes mayoritario en el viejo Teatro Real de Barcelona y queria estrenar la temporada conmigo. Asi pues, practicamente huyendo de madrugada, hicimos las maletas y partimos rumbo a Barcelona con lo puesto. Yo iba a cumplir diecinueve anos y rogaba al cielo no llegar a cumplir los veinte. Hacia ya tiempo que pensaba en quitarme la vida. Nada me aferraba a este mundo. Estaba muerta desde hacia tiempo, pero ahora me daba cuenta. Fue entonces cuando conocia Mijail Kolvenik…

Llevabamos unas cuantas semanas en el Teatro Real. En la compania se rumoreaba que cierto caballero acudia todas las noches al mismo palco para oirme cantar.

Por aquella epoca circulaban en Barcelona toda clase de historias acerca de Mijail Kolvenik. Como habia hecho su fortuna… Su vida personal y su identidad, plagada de misterios y enigmas… Su leyenda le precedia. Una noche, intrigada por aquel extrano personaje, decidi hacerle llegar una invitacion para que me visitase en mi camerino despues de la funcion.

Era casi medianoche cuando Mijail Kolvenik llamo a mi puerta. Tantas murmuraciones me habian hecho esperar a un tipo amenazador y arrogante. Mi primera impresion, sin embargo, fue que se trataba de un hombre timido y reservado. Vestia de oscuro, con sencillez y sin mas adornos que un pequeno broche que lucia en la solapa: una mariposa con las alas desplegadas. Me agradecio la invitacion y me manifesto su admiracion, afirmando que era un honor conocerme. Le dije que, en vista de todo lo que habia oido acerca de el, el honor era mio. Sonrio y me sugirio que olvidase los rumores.

Mijail tenia la sonrisa mas hermosa que he conocido. Cuando la mostraba, uno podia creer cualquier cosa que brotase de sus labios.

Alguien dijo una vez que, si se lo

proponia, Mijail era capaz de convencer a Cristobal Colon de que la Tierra era plana como un mapa; y tenia razon. Aquella noche me convencio a mi para que le acompanase a pasear por las calles de Barcelona. Me explico que a menudo solia recorrer la ciudad dormida despues de la medianoche. Yo, que apenas habia salido de aquel teatro desde que habiamos llegado a Barcelona, accedi. Sabia que Sergei y Tatiana iban a enfurecerse al enterarse de aquello, pero poco me importaba.

Salimos de incognito por la puerta del proscenio. Mijail me ofrecio su brazo y caminamos hasta el amanecer. Me mostro la ciudad hechicera a traves de sus ojos. Me hablo de sus misterios, sus rincones encantados y el espiritu que vivia en aquellas calles.

Me explico mil y una leyendas.

Recorrimos los caminos secretos del Barrio Gotico y la ciudad vieja. Mijail parecia saberlo todo. Sabia quien habia vivido en cada edificio, que crimenes o romances habian tenido lugar tras cada muro y cada ventana. Conocia los nombres de todos los arquitectos, los artesanos y los mil nombres invisibles que habian construido aquel escenario. Mientras me hablaba, tuve la impresion de que Mijail jamas habia compartido aquellas historias con nadie. Me abrumo la soledad que desprendia su persona y, a un tiempo, crei ver en su interior un abismo infinito al que no podia evitar asomarme. El alba nos sorprendio en un banco del puerto. Observe a aquel desconocido con el que habia estado callejeando durante horas y me parecio que le conocia desde siempre. Asi se lo hice saber. Rio y en ese momento, con esa rara certeza que solo se tiene un par de veces en la vida, supe que iba a pasar el resto de mi vida a su lado.

Aquella noche Mijail me conto que el creia que la vida nos concede a cada uno de nosotros unos escasos momentos de pura felicidad.

A veces son solo dias o semanas.

A veces, anos. Todo depende de nuestra fortuna. El recuerdo de esos momentos nos acompana para siempre y se transforma en un pais de la memoria al que tratamos de regresar durante el resto de nuestra vida sin conseguirlo. Para mi esos instantes estaran siempre enterrados en aquella primera noche, paseando por la ciudad…

La reaccion de Sergei y Tatiana no se hizo esperar. Especialmente la de Sergei. Me prohibio volver a ver a Mijail o hablar con el. Me dijo que, si volvia a salir de aquel teatro sin su permiso, me mataria.

Por primera vez en mi vida descubri que ya no me inspiraba temor, solo desprecio. Para enfurecerle aun mas, le dije que Mijail me habia propuesto matrimonio y que yo habia aceptado. Me recordo que el era mi tutor legal y que no solo no iba a autorizar mi matrimonio, sino que partiamos rumbo a Lisboa.

Hice llegar un mensaje desesperado a Mijail a traves de una bailarina de la compania.

Aquella noche, antes de la funcion, Mijail acudio al teatro con dos de sus abogados para entrevistarse con Sergei. Mijail le anuncio que habia firmado un contrato aquella misma tarde con el empresario del Teatro Real que le convertia en el nuevo propietario.

Desde aquel momento, el y Tatiana estaban despedidos.

Le mostro un dossier de documentos y pruebas acerca de las actividades ilegales de Sergei en Viena, Varsovia

Вы читаете Marina
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату