»Los ataques a Alexandra se recrudecieron. La sombra era ahora mas fuerte y su amenaza crecia dia a dia. Habia decidido castigarme a traves del sufrimiento de mi esposa. Habia entregado a Alexandra un corazon que ya no me pertenecia. Aquel error habria de ser nuestra perdicion. Cuando estaba a punto de perder la razon, comprobe que la sombra solo actuaba cuando yo estaba en las inmediaciones. No podia vivir lejos de mi. Por este motivo, decidi abandonar Cravenmoore y refugiarme en la isla del faro. A nadie podia danar alli. Si alguien tenia que pagar el precio de mi traicion, ese era yo. Pero subestime la fortaleza de Alexandra. Su amor por mi. Superando el terror y la amenaza a su vida, acudio en mi auxilio la noche del baile de mascaras. Tan pronto el velero en el que surcaba la bahia se aproximo al islote, la sombra cayo sobre ella y la arrastro a las profundidades. Aun puedo oir su risa en la oscuridad cuando emergio de entre las olas. Al dia siguiente, volvio a refugiarse en aquel frasco de cristal. Durante los proximos veinte anos no volvi a verla…
Simone se alzo temblando de la silla y retrocedio paso a paso hasta que su espalda topo con la pared de la habitacion. No podia seguir escuchando una sola palabra de los labios de aquel hombre, de aquel… enfermo. Solo una cosa la mantenia en pie y le impedia rendirse al panico que le inspiraba aquella figura enmascarada una vez escuchado su relato: la ira.
– Amiga mia, no, no… No cometa ese error…
?No comprende que es lo que sucede? Cuando usted y su familia llegaron aqui, no pude evitar que mi corazon se fijase en usted. No lo hice conscientemente. Ni siquiera me di cuenta de lo que estaba sucediendo hasta que fue demasiado tarde. Trate de apagar ese hechizo construyendo una maquina a su imagen y semejanza…
– ?Que?
– Crei… Al poco tiempo de que su presencia volviese a dar vida a esta casa, la sombra que habia permanecido veinte anos de nuevo dormida en aquel frasco maldito desperto de su limbo. No tardo en encontrar una victima propicia para liberarla de nuevo…
– Hannah… -murmuro Simone.
– Se lo que ahora debe de sentir y pensar, creame. Pero no hay escapatoria posible. He hecho cuanto he podido… Debe creerme…
La mascara se incorporo y camino hacia ella. -?No se acerque ni un paso mas! -estallo Simone.
Lazarus se detuvo.
– No quiero hacerle dano, Simone. Soy su amigo. No me de la espalda.
Ella sintio una oleada de odio que nacia en lo mas profundo de su espiritu.
– Usted asesino a Hannah…
– Simone…
– ?Donde estan mis hijos?
– Ellos han elegido su propio destino…
Un punal de hielo le desgarro el alma. -?Que… que ha hecho con ellos? Lazarus alzo las manos enguantadas. - Han muerto…
Antes de que Lazarus pudiese finalizar sus palabras, Simone dejo escapar un alarido de furia y, asiendo uno de los candelabros de la mesa, se lanzo contra el hombre que tenia enfrente. La base del candelabro se estrello con toda su fuerza en el centro de la mascara. El rostro de porcelana se rompio en mil pedazos y el candelabro se precipito hacia la penumbra. No habia nada alli.
Simone, paralizada, concentro los ojos en la masa negra que flotaba frente a ella. La silueta se despojo de los guantes blancos, desvelando unicamente oscuridad. Solo entonces Simone pudo advertir aquel rostro demoniaco formarse frente a ella, una nube de sombras que adquiria lentamente volumen y siseaba como una serpiente, furiosa. Un alarido infernal rasgo sus oidos, un aullido que extinguio cada una de las llamas que ardian en la habitacion. Por primera y ultima vez, Simone oyo la verdadera voz de la sombra. Despues, las garras la atraparon y la arrastraron hacia la oscuridad.
A medida que se adentraban en el bosque, Ismael e Irene advirtieron que la tenue neblina que cubria la maleza se iba transformando paulatinamente en un manto de claridad incandescente. La niebla absorbia las luces parpadeantes de Cravenmoore y las expandia en un espejismo espectral, una verdadera selva de vapor aureo. Tan pronto rebasaron el umbral del bosque, la explicacion de aquel extrano fenomeno se revelo desconcertante y, de algun modo, amenazadora. Todas las luces de la mansion brillaban con gran intensidad tras los ventanales, confiriendo a la gigantesca estructura la apariencia de un buque fantasmal alzandose de las profundidades.
Los dos muchachos se detuvieron frente a las compuertas de lanzas que franqueaban el paso hasta el jardin, contemplando aquella vision hipnotica. Envuelta en aquel manto de luz, la silueta de Cravenmoore parecia todavia mas siniestra que en la oscuridad. Los rostros de decenas de gargolas afloraban ahora como centinelas de pesadilla. Pero no fue esa vision la que detuvo sus pasos. Algo mas flotaba en el aire, una presencia invisible e infinitamente mas escalofriante. Los sonidos de decenas, de cientos de automatas moviendose y desplazandose en el interior de la mansion se filtraban en el viento; la musica disonante de un tiovivo y las risas mecanicas de una jauria de criaturas ocultas en aquel lugar.
Ismael e Irene escucharon paralizados la voz de Cravenmoore durante unos segundos, rastreando el origen de aquella cacofonia infernal hasta la gran puerta principal. La entrada, ahora abierta de par en par, escupia un vaho de luz dorada tras el cual las sombras palpitaban y danzaban al son de aquella melodia que helaba la sangre. Irene apreto instintivamente la mano de Ismael y el muchacho le dirigio una mirada impenetrable.
– ?Estas segura de querer entrar ahi? -pregunto el.
La silueta de una bailarina rotando sobre si misma se recorto en una de las ventanas. Irene desvio la mirada.
– No tienes por que venir conmigo. Al fin y al cabo, es mi madre…
– Es una oferta tentadora. No me la repitas dos veces -dijo Ismael.
– De acuerdo -asintio Irene-. Y pase lo que pase…
– Pase lo que pase.
Apartando de su mente las risas, la musica, las luces y el macabro desfile de siluetas que poblaba aquel lugar, los dos muchachos enfilaron la escalinata de Cravenmoore. Tan pronto sintio el espiritu de la casa envolviendolos, Ismael comprendio que cuanto habian visto hasta ahora no era mas que el prologo. El angel y las demas maquinas de Lazarus no eran lo que lo asustaba. Habia algo en aquella casa. Una presencia palpable y poderosa. Una presencia que destilaba odio y rabia. Y, de algun modo, Ismael supo que los estaba esperando.
Dorian golpeo una y otra vez la puerta de la gendarmeria. El muchacho estaba sin aliento y sus piernas parecian a punto de derretirse. Habia corrido como un poseso a traves del bosque, hasta la Playa del Ingles, y despues a lo largo de la interminable carretera que bordeaba la bahia hasta el pueblo, mientras el sol se ocultaba en el horizonte. No habia parado ni un segundo, consciente de que, si se detenia, no volveria a dar un paso en diez anos. Un solo pensamiento lo impulsaba hacia adelante: la imagen de aquella forma espectral portando a su madre hacia las tinieblas. Le bastaba recordarla para correr hasta el fin del mundo.
Cuando la puerta de la gendarmeria se abrio finalmente, la oronda silueta del agente Jobart se adelanto dos pasos al frente. Los ojos diminutos del gendarme examinaron al muchacho, que parecia que fuera a desplomarse alli mismo. Dorian creyo estar observando a un rinoceronte. El gendarme ofrecio una sonrisa sardonica y, hundiendo profesionalmente los pulgares en los bolsillos del uniforme, blandio su mueca de que-horas-son-estas-demolestar. Dorian suspiro y trato de tragar saliva, pero no le quedaba una gota.
– ?Y bien? -escupio Jobart.
– Agua…
– Esto no es un bar, camarada Sauvelle.
La fina muestra de ironia probablemente pretendia evidenciar las envidiables dotes de reconocimiento e instinto de sabueso del paquidermico policia. Con todo, Jobart dejo pasar al muchacho y procedio a servirle un vaso de agua de la cisterna. Dorian jamas hubiera sospechado que el agua pudiese ser tan deliciosa.
– Mas.
Jobart le tendio otro vaso, esta vez ofreciendole su mirada de Sherlock Holmes.
– De nada.
Dorian apuro hasta la ultima gota y se encaro al policia. Las instrucciones de Irene saltaron a su memoria, frescas y sin macula.
– Mi madre ha tenido un accidente y esta herida. Es grave. En Cravenmoore.
Jobart necesito unos segundos para procesar tanta informacion.
– ?Que tipo de accidente? -inquirio con tono de fino observador.