asunto. No, no creo que lo que ha acabado con las vidas de todas las demas victimas haya sido la vision del Juicio Final. Mas bien me inclino a suponer que el efecto de la droga es distinto en cada caso…
De pronto me vino a la cabeza una idea, un pensamiento que corria mas que mi propia voluntad y queme impedia dominar la impaciencia que me atenazaba. Lance una mirada a Felix y al doctor. No se fijaban en mi, de modo que aproveche el momento propicio para abandonar el salon.
Me apresure a cruzar el jardin antes de que me echaran en falta. No, el secreto aun no se habia perdido del todo, estaba alli, esperandome. Y yo, solamente yo, iba a descubrir la verdad.
La puerta del pabellon estaba abierta. Todo seguia igual a como yo lo recordaba de aquella noche: sobre el escritorio el revolver, sobre el sofa la manta a cuadros escoceses que habia servido para cubrir el cuerpo de Eugen Bischoff, el tintero volcado, el busto roto de Iffland. Si, todo seguia en su sitio, y mi pipa todavia estaba sobre la mesa.
La cogi. Solo tuve que apartar una delgada capa de ceniza y debajo aparecio una mezcla pardo oscura: era la droga, la pocima que creiamos perdida para siempre, el secreto del medico de Siena, del mago que le arranco a Giovansimone Chigi la confesion de su crimen.
Al encender la cerilla no pude impedir que me asaltara un ligero temor ante lo desconocido. ?Pero podia llamarle asi? No, en realidad no era un verdadero temor. Era la misma sensacion que tiene un nadador en el momento de abandonar el suelo firme para lanzarse a aguas profundas. El agua se cerrara en torno a su cuerpo, pero el sabe que un segundo despues volvera a subir a la superficie.
Esta era en realidad mi unica sensacion en aquel momento. Estaba seguro de mi mismo, controlaba mis nervios. Con absoluta sangre fria, casi incluso con una simple curiosidad cientifica, esperaba poder tener al fin la vision del Juicio Final. Armado con todos los recursos intelectuales del hombre moderno, no temia enfrentarme al espectro de una epoca ya pasada. Todo lo que veras es solo humo y sombras, me dije, y entonces di la primera chupada.
No sucedio nada. A traves de la nube de humo azul vi la mascara mortuoria de Beethoven colgada de la pared, y por la ventana abierta las ramas verdes de un castano movidas por el viento; sobre ellas un fragmento de cielo gris y nublado. En el suelo observe un gran escarabajo de color azul resplandenciente, cuya especie no supe identificar; pero no habia motivo de alarma, pues ya me habia llamado la atencion antes de tomar nada.
Realice una segunda y una tercera pipada. Ahora percibi por primera vez el extrano aroma amargo de la mixtura, pero solo durante unos segundos, pues se evaporo al instante. Tenia la desagradable sensacion de que Felix o el doctor podian sorprenderme de un momento a otro, y no dejaba de mirar por la ventana. Pero en el jardin no habia nadie. Debian de seguir sentados en el salon, discutiendo, y no se habrian percatado de mi ausencia.
Recuerdo que en total di cinco chupadas. Entonces aparecio en medio de la habitacion un arbusto de hibisco.
Era completamente consciente de ser victima de una ilusion de mis sentidos. Se trataba sin duda de la imagen de un recuerdo, pero de una viveza y una plasticidad insolitas, tanto que no pude evitar dar un paso hacia adelante para poder apreciarlo mejor. Conte las florecillas de color violeta, y por lo que pude ver habia ocho, ademas de otra coloreada de un rojo intenso que se abrio mientras la contemplaba.
De pronto desaparecio el hibisco y en su lugar pude ver el verde intenso de una palmera, con un chino vestido de seda plateada que descansaba apoyado en su tronco. Enseguida me llamo la atencion la extrema fealdad de aquel personaje, con los rasgos comprimidos de un recien nacido. Pero tampoco me asuste, pues ya sabia que mi fantasia se habia incrementado al maximo. La droga estaba reproduciendo una imagen que habria quedado grabada en mi memoria a raiz de mis viajes a Oriente. Inexplicablemente, este recuerdo resurgia ahora desfigurado hasta el extremo mas horrible. En ese momento todavia me sentia como el observador tranquilo de un fenomeno optico altamente curioso. Ademas, seguia viendo la mesa, el sofa y los demas contornos de la habitacion, aunque ya empezaban a parecerme borrosos e irreales, como el recuerdo oscuro y confuso de algo que hubiera existido hace mucho tiempo.
Luego esta vision dio paso a la de un muro de ladrillos con un cobertizo abierto al lado. Esta imagen permanecio durante varios minutos sin que sucediera nada ni se moviera nada, lo cual me causo una sensacion de desconsuelo indescriptible. El interior del cobertizo estaba iluminado por el fuego de una herreria, y pude ver a dos hombres desnudos de cintura para arriba y con las cabezas rapadas. Su vision desperto en mi un sentimiento de temor que rapidamente paso a convertirse en una especie de terror delirante.
Inesperadamente, uno de los dos hombres se dio la vuelta, salio del cobertizo y se dirigio hacia mi moviendo sus piernas con un extrano y trabajoso bamboleo. Iba con la cabeza y los hombros echados hacia adelante, y los brazos le colgaban como si los tuviera sin vida.
Ahora estaba ante mi. Con su mano derecha levanto su brazo izquierdo, los dedos de su mano izquierda se estiraban buscandome, me tocaban, sentia como se aferraban a mi muneca, me aparte, comence a gritar, me oia gritar a mi mismo, como si fuera otro el que lo hacia, un miedo mortal me sacudio todo el cuerpo, los ojos, los labios, todo el rostro corroido por la lepra, ?por la lepra! Aulle como un loco: ?Lepra! ?Es lepra! Me arroje al suelo, escondiendome, frotandome las manos freneticamente. ?Es lepra!, gemia. Y durante un segundo intente aferrarme desesperadamente a la idea de que todo aquello era un sueno, un engano de los sentidos, de que no era mas que una locura pasajera. Pero mi esfuerzo duro solo un instante; rapidamente volvi a caer en manos de aquella horrible vision, mientras un mar de horror y de espanto se apoderaba de mi y me engullia.
Ya no recuerdo lo que sucedio despues. Sencillamente perdi el conocimiento y luego volvi en mi. Lo primero que vi fue una ventana enrejada a lo alto de la pared, tan arriba que no habia forma humana de llegar a ella. Despues, en la penumbra que me envolvia, pude reconocer el perfil de una mesa y dos sillas sujetas al suelo por medio de tornillos, y en el lado mas estrecho de la habitacion vi que habia una cama metalica con rejas, de un aspecto tosco y macizo.
Estaba sentado en cuclillas sobre el suelo. Tenia la impresion de llevar mucho tiempo alli, de haber vivido cosas espantosas, pero no podia recordar de que se trataba. Ante mis ojos, como si flotara en medio de la oscuridad, habia una cara grande y brutal, con las mejillas intensamente enrojecidas y un menton que sobresalia, redondo como un higo. Tenia la frente perlada por el sudor y su presencia me causaba una violenta aversion.
Senti sed. Sin necesidad de verlo supe que junto a la cama habia un cazo metalico sujeto a la pared con una cadena. Me arrastre por el suelo y bebi hasta saciarme. Entonces me asalto un deseo incontenible de romper el cazo metalico, pero se resistio a todos mis esfuerzos.
De pronto se abrio la puerta y la habitacion se inundo de luz. Entraron dos hombres. Uno de ellos era un tipo bastante alto, de hombros anchos, iba muy bien afeitado y llevaba gafas de concha; su rostro me resultaba familiar, era como si lo hubiera visto a menudo en alguna parte. El otro era mucho mas menudo y delgado, llevaba una barba en punta muy bien recortada y ya bastante canosa, y tenia unos ojos vivisimos. Andaba con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo. Me fije en su rostro, pero no lograba asociarlo a ningun recuerdo.
– Demencia de tipo alternante, con aparicion regular de ataques -dijo el mas corpulento en un idioma extranjero que sin embargo pude comprender palabra por palabra-. Hace ya cuatro anos que esta en tratamiento. Antiguo oficial del Estado Mayor, capitan de Caballeria, vivia de rentas gracias a la doble herencia por parte de padre y madre.
Yo seguia echado al suelo, mirandole fijamente a los ojos.
– Rigidez refleja de las pupilas, tension muscular elevada, presion del liquido cefalorraquideo tambien alta… No, es mejor que deje usted la puerta abierta, el guardian… ?Cuidado!
Casi no tuvo ni tiempo de darse cuenta de que yo ya me habia lanzado sobre el y lo tenia cogido en el suelo, sentado sobre su pecho mientras lo estrangulaba con todas mis fuerzas. Luego sali al pasillo como una exhalacion, alguien se abalanzo sobre mi, me solte y estampe dos punetazos en un rostro de mejillas encarnadas y menton en forma de higo. Segui corriendo, oi gritos detras de mi, la senal de un silbato, y de pronto senti que habia recobrado mi libertad.
Arboles, maleza, un prado infinito. Estaba completamente solo. A mi alrededor reinaba un silencio que no sabria describir. El paisaje aparecia como petrificado, nada se movia, ni una brizna de hierba, ni una rama de los arboles, solo unas nubes pequenas y blancas que se deslizaban lentas a traves del cielo intensamente azul.
De pronto me di cuenta de que en aquella habitacion en la que habia vivido me habian tratado como a un animal, un ano tras otro entre la mesa y la cama de rejas, arrastrandome por el suelo, aullando como una bestia, lanzandome una y otra vez contra la puerta, y ahora habian venido a buscarme, estaban ahi, podia sentirlos, verlos, me habian rodeado, y solo de pensar en el hombre de la cara redonda y roja un miedo indescriptible se apoderaba