que habia dejado el dia anterior ya no estaba en el casillero.
La puerta de entrada al comedor estaba abierta. Y no tardo en ver a Birgitta Roslin sentada junto a una ventana. Parecia que empezaba a desayunar en ese momento, puesto que acababan de servirle el cafe.
Ya Ru contuvo la respiracion y reflexiono un instante. Despues, decidio no esperar. La larga historia de San terminaria aquella misma manana. Se quito el abrigo y se dirigio al jefe de los camareros: no estaba alojado en el hotel, pero le gustaria desayunar alli y pagar por ello, naturalmente. El jefe de los camareros era de Corea del Sur y condujo a Ya Ru a una mesa situada justo detras de aquella en la que Birgitta Roslin tomaba su desayuno.
Ya Ru paseo la mirada por el comedor. Habia una salida de emergencia en la pared mas proxima a su mesa. Cuando se levanto para ir en busca de un periodico, tanteo el picaporte y comprobo que no estaba cerrada con llave. Regreso a la mesa, pidio un te y espero. Aun habia muchas mesas vacias, pero Ya Ru se habia fijado en que la mayoria de las llaves no estaban en sus casilleros. El hotel estaba casi lleno.
Saco el movil y la tarjeta de visita del hotel que se habia llevado antes de la recepcion. Marco el numero y aguardo la respuesta. Cuando la recepcionista respondio, le dijo que tenia un mensaje importante para uno de sus huespedes, la senora Birgitta Roslin.
– Lo paso con su habitacion.
– Estara en el comedor -le advirtio Ya Ru-. Siempre desayuna a esta hora. Le agradeceria que fuese a buscarla. Suele ocupar una mesa junto a la ventana. Lleva un traje azul oscuro y tiene el cabello castano y corto.
– Le pedire que venga.
Ya Ru no colgo el telefono hasta que vio a la recepcionista entrar en el comedor. Entonces lo apago, se lo guardo en el bolsillo y saco la bolsa de seda con el polvo de vidrio. Al mismo tiempo que Birgitta se levantaba y salia por la puerta, Ya Ru fue acercandose a su mesa. Tomo el periodico que ella estaba leyendo y miro a su alrededor, fingiendo querer comprobar que el huesped que habia ocupado la mesa se habia marchado y no volveria. Aguardo hasta que un camarero fue a servir mas cafe en la mesa contigua, sin dejar de vigilar la puerta que conducia a la recepcion. Cuando el camarero se marcho, abrio la bolsa y vertio su contenido en la taza medio llena de cafe.
Birgitta Roslin volvio al comedor, pero Ya Ru ya se habia dado la vuelta para regresar a su mesa.
En ese preciso momento, el cristal de la ventana se hizo anicos y el sordo impacto de una bala se mezclo con el ruido del vidrio al caer. Ya Ru no tuvo tiempo de pensar que algo habia salido mal, terriblemente mal. El disparo lo alcanzo en la sien derecha y abrio un gran orificio de efecto fulminante y letal. Sus funciones vitales cesaron antes de que su cuerpo se desplomase sobre la mesa derribando el florero.
Birgitta Roslin quedo paralizada, al igual que los demas comensales, los camareros y el jefe, que sostenia una fuente de huevos cocidos entre sus manos temblorosas. De repente, un grito rasgo el silencio. Birgitta Roslin miraba fijamente el cadaver que yacia sobre el blanco mantel de la mesa, aun sin comprender que aquello estaba relacionado con ella. La idea repentina de que se trataba de un ataque terrorista le cruzo la mente.
Despues, sintio que una mano le agarraba del brazo. Intento zafarse mientras se daba la vuelta.
Y alli estaba Ho.
– No preguntes -le dijo Ho-. Ven conmigo. No podemos quedarnos aqui.
Fue empujando a Birgitta hasta el vestibulo del hotel y, una vez alli, le dijo:
– Dame la llave de tu habitacion. Hare tu maleta mientras tu pagas el hotel.
– ?Que ha pasado?
– No preguntes y haz lo que te digo.
Ho le agarraba el brazo con tal fuerza que le hizo dano. Entretanto, el caos empezaba a reinar en el hotel. La gente corria de un lado a otro gritando.
– Insiste en pagar cuanto antes -le insto Ho-. Tenemos que salir de aqui.
Birgitta Roslin empezo a comprender. No lo sucedido, sino lo que le decia Ho. Se acerco al mostrador y le grito a la desconcertada recepcionista que queria pagar. Ho se dirigio a uno de los ascensores y, diez minutos mas tarde, regreso con la maleta de Birgitta. A aquellas alturas, el vestibulo del hotel estaba lleno de policias y de personal de la ambulancia.
Birgitta ya habia pagado su cuenta.
– Bien, ahora saldremos de aqui tranquilamente -le dijo Ho-. Si alguien intenta detenernos, di que tienes que coger un avion.
Lograron salir pasando por entre la gente sin que nadie quisiera detenerlas. Birgitta se detuvo y se dio la vuelta. Ho volvio a tirarle del brazo.
– No te des la vuelta. Sigue caminando con normalidad. Ya hablaremos luego.
Llegaron a la casa de Ho y subieron a su apartamento, que estaba en la segunda planta. Alli habia un joven de unos veinte anos. Estaba muy palido y, presa de gran excitacion, empezo a hablar enseguida con Ho. Birgitta comprendio que Ho se esforzaba por tranquilizarlo. Lo condujo a otra habitacion sin interrumpir en un solo momento la agitada conversacion. Cuando salieron, el hombre llevaba un bulto alargado. Se marcho enseguida. Ho se coloco junto a la ventana y observo la calle. Birgitta se habia dejado caer en una silla. Hasta aquel momento, no habia reparado en que el hombre que habia caido fulminado por el disparo habia estado sentado a la mesa contigua a la suya.
Miro a Ho, que ya se habia apartado de la ventana. Estaba muy palida y, segun observo Birgitta, le temblaba todo el cuerpo.
– ?Que ha pasado? -pregunto Birgitta.
– Eras tu quien debia morir -explico Ho-. Era a ti a quien ese hombre queria asesinar. Tengo que contarte la verdad.
Birgitta Roslin meneo la cabeza sin comprender.
– Pues tendras que ser mas explicita -observo-. De lo contrario no sabre que hacer.
– El hombre que ha muerto era Ya Ru, el hermano de Hong.
– Pero ?que ha pasado?
– Intentaba matarte. Pudimos detenerlo en el ultimo instante.
– ?Pudisteis? ?Quienes?
– El nombre del hotel no era el verdadero. Podrias haber muerto por ello. ?Por que lo hiciste? ?Creias que no podias confiar en mi? ?Tan desconcertada estas que no sabes distinguir a los amigos de los enemigos?
Birgitta alzo la mano para interrumpirla.
– A ver, vas demasiado rapido. No te sigo. ?El hermano de Hong? ?Y por que queria matarme a mi, precisamente?
– Porque tu sabias demasiado del asesinato multiple cometido en tu pais. Todas aquellas personas que murieron. Al parecer, o al menos eso creia Hong, Ya Ru estaba detras de todo aquello.
– Pero ?por que?
– A eso no puedo responder. No lo se.
Birgitta Roslin guardo silencio. Cuando Ho se disponia a seguir, ella la detuvo.
– Veamos, has dicho «pudimos detenerlo» -le recordo tras un instante-. El hombre que acaba de marcharse llevaba un bulto al salir. ?Que era? ?Un arma?
– Si. Decidi encomendarle a San que te vigilara para protegerte. Pero en el hotel que me diste no tenian tu nombre. Fue a San a quien se le ocurrio que el hotel mas cercano era donde en verdad te alojabas. Te vimos por la ventana. Cuando Ya Ru se acerco a tu mesa y te miro, comprendimos que tenia intencion de asesinarte. San saco la pistola y disparo. Sucedio tan rapido, que ninguno de los viandantes vio lo que pasaba. La mayoria debio de pensar que se trataba de una motocicleta. San llevaba el arma escondida en el impermeable.
– ?San?
– El hijo de Hong. Ella me lo encomendo.
– ?Por que?
– No solo temia por su vida o por la tuya. Tambien por la de su hijo. San estaba convencido de que Ya Ru habia mandado matar a su madre, y no he tenido que esforzarme mucho para persuadirlo de que se vengara.
Birgitta Roslin se sintio mareada. Con una sensacion de dolor cada vez mas intenso, empezo a comprender lo que habia sucedido; lo que ella habia sospechado con anterioridad rechazandolo por absurdo. Alguna historia del pasado habia llevado a la muerte a los habitantes de Hesjovallen.
Extendio el brazo y se aferro al de Ho. Tenia los ojos anegados en llanto.
– ?Ha pasado ya?