de vuelta a la linea de tiendas de la sexta centuria donde lo depositaron con cuidado sobre su basto saco de dormir.

– ?Eh!… ?Eh! Despierta.

A Cato lo arrancaron repentinamente de su sueno un par de manos que le sacudian la pierna con brusquedad.

– ?Venga, soldado! No es el momento de hacerse el enfermo, hay trabajo que hacer.

Cato abrio los ojos y los entrecerro frente al resplandor de un sol de mediodia. A su lado, en cuclillas y sonriente, Macro sacudio la cabeza en senal de desesperacion.

– Esta maldita generacion de jovenes se pasa la mitad del tiempo tumbada sobre su espalda. Te lo aseguro, Niso, es un panorama lamentable para el Imperio.

Cato miro por encima del hombro de su centurion y vio la figura imponente del cirujano. Niso tenia el ceno fruncido.

– Creo que el muchacho necesita mas reposo. Ahora mismo no esta en condiciones de entrar en servicio.

– ?No esta en condiciones de entrar en servicio? Al parecer no es eso lo que piensa el matasanos jefe. El optio es un herido que puede caminar y en estos momentos necesitamos todos los hombres disponibles de vuelta a la linea de batalla.

– Pero… -Nada de peros -dijo Macro con firmeza, y tiro de su optio hacia arriba-. Conozco el reglamento. El chico esta en condiciones para combatir.

Niso se encogio de hombros; el centurion tenia razon en cuanto a lo que decia el reglamento y el no podia hacer nada sobre eso. Aun asi, no quedaria bien en su hoja de servicios que uno de sus pacientes muriera a causa de una infeccion porque el no hubiera proporcionado el suficiente margen de tiempo para su recuperacion.

– Lo que este muchacho necesita es un buen trago y una comida decente en su estomago y estara listo para enfrentarse a los britanos el solo. ?No es cierto, Cato? A.

Cato se estaba incorporando, medio dormido aun, y muy irritado por la forma en que los otros dos seguian con su anterior discusion. En realidad, Cato se sentia muy lejos de poder enfrentarse al enemigo en aquellos momentos. Ahora que volvia a estar despierto, el dolor de sus quemaduras parecia peor que nunca y, al mirar hacia abajo vio que su costado era todo un cumulo de ampollas y piel enrojecida bajo el brillante unguento.

– ?Y bien, muchacho? -pregunto Macro-. ?Estas listo? Cato solo deseaba volver a estar dormido, con el centurion y el resto del maldito ejercito tan lejos de su mente como fuera posible. Detras del centurion, Niso movia la cabeza suavemente y por un momento Cato estuvo tentado de estar de acuerdo con el consejo del cirujano y tomarse un descanso de sus obligaciones lo mas largo que pudiera. Pero era un optio, con las responsabilidades de un optio para con el resto de los hombres de su centuria, y eso significaba que no podia permitirse el lujo de satisfacer ninguna debilidad personal. Fuera cual fuera el dolor que sentia en aquellos momentos, no era peor que el que habia sufrido su centurion con cualquiera de sus innumerables heridas en campanas anteriores. Si queria ganarse el respeto de los hombres que tenia a su mando, el mismo respeto del que Macro gozaba con tanta soltura, entonces tendria que sufrir por ello.

Con los dientes apretados, Cato se levanto y se puso en pie. Niso dio un suspiro ante la obstinacion de la juventud.

– ?Bien hecho, muchacho! -espeto Macro, y le dio unas palmadas en el hombro al chico.

Una oleada de dolor bajo rozando todos los nervios del costado del optio y este hizo una mueca al tiempo que dejaba el cuerpo quieto un momento. Niso se acerco a el de un respingo.

– ?Como estas, optio? -Bien -logro decir Cato entre dientes-. Bien, gracias. -Ya veo. Bueno, si necesitas algo, baja hasta el hospital de campana. Y si hay algun signo de infeccion, ven a verme enseguida.

El ultimo comentario iba dirigido tanto al centurion como al optio y Cato asintio con la cabeza para hacerle ver que lo habia entendido.

– No te preocupes. Sere prudente. -De acuerdo entonces. Me voy. Mientras Niso se alejaba, Macro lo critico con desaprobacion.

– ?Que les pasa a los cirujanos? o bien se niegan a creer que estas enfermo hasta que estiras la pata delante de ellos, o bien tratan el mas ligero aranazo como si fuera una especie de herida mortal.

Cato estuvo tentado de decir que sus quemaduras eran algo mas grave que un simple aranazo, pero consiguio morderse la lengua. Habia asuntos mas importantes. La presencia de su centurion en ese lado del rio era preocupante y requeria una explicacion.

– ?Que ocurre, senor? ?Por que ha vuelto aqui la legion? ?Nos hemos retirado al otro lado del rio?

– Tranquilizate, muchacho. Las cosas van bien. El vado esta en nuestras manos y la segunda ha sido relevada por la vigesima. Los chicos se estan tomando un descanso antes de que el general Plautio traslade el ejercito a la otra orilla.

– ?Los britanos se han marchado? -?Marcharse? -Macro solto una carcajada--. Tendrias que haberlos visto esta manana. Te lo aseguro, ese general britano debe de tener un admirable dominio sobre sus hombres. Se nos vinieron encima como locos, chillando y bramando al tiempo que se arrojaban contra la pared de escudos. Nos salvamos por los pelos, hubo un momento en el que estuvimos muy cerca de perder. Un punado de ellos atraveso una de las puertas y hubieran podido abrir una brecha considerable en nuestra linea de no haber sido por Vespasiano. Ese condenado legado es un tipo dispuesto a todo, si senor. -Macro solto una risita-. Agarro a los abanderados y a los oficiales de Estado Mayor por el pescuezo y los arrojo al combate. Fue algo glorioso. Hasta los trompetas se vieron involucrados. Vi a uno de esos tipos coger su corneta y emprenderla a golpes con los britanos, blandiendola por ahi como si fuera una maldita hacha de guerra. Pues bueno, en cuanto se volvio a cerrar la linea, los britanos se desanimaron y se retiraron.

– ?Y el general simplemente va a dejar que se escapen? -Cato estaba consternado. ?Que sentido tenia entonces la perdida de tantas vidas el dia anterior si al enemigo se le permitia retroceder y fortificar el proximo rio?

– Puede que sea general, pero no es tan tonto. Ha enviado a la caballeria auxiliar tras ellos. Mientras tanto, la vigesima al fin ha movido el culo y esta haciendo algo y nosotros hemos vuelto aqui para tomarnos un dia de descanso. Luego seguiremos adelante otra vez. _?Todo un dia de descanso?

– No seas sarcastico, muchacho. Hemos desconcertado a esos cabrones y si podemos seguir avanzando, Carataco no tendra oportunidad de volver a formar su ejercito. Se trata de una cuestion de tiempo. Cuanto mas tenga, mas fuerte sera su ejercito. o nos esforzamos por avanzar ahora, o tendremos que luchar con muchos mas despues. En cualquier caso, lo vamos a pasar bastante mal.

– Me muero de ganas. Ambos se quedaron callados un momento mientras todos los recuerdos demasiado vividos del dia anterior se les agolpaban en la memoria. Cato sintio un escalofrio de horror que le recorrio la espina dorsal hasta llegarle a la nuca.

Costaba mucho esfuerzo poner en orden la confusion de impresiones y entender lo que habia ocurrido. La ferocidad de la batalla acostumbraba a alterarle a uno la percepcion y a Cato le parecia que el dia anterior se habia experimentado una intensidad de la vida imposible, con todo su terror y extasis. Le embargaba una profunda sensacion de ser demasiado joven para las cosas que habia presenciado. Incluso demasiado joven para las cosas que habia hecho. Le sobrevino una oleada de repulsion.

Al dirigir la mirada hacia su optio, Macro vio la adusta expresion en el rostro del joven. En sus tiempos habia visto a suficientes soldados jovenes para imaginar lo que Cato estaba pensando.

– Ser soldado no es todo gloria, muchacho, ni mucho menos. Y aquellos que no han sido soldados nunca se dan cuenta de ello. Tu eres nuevo en esto, todavia te estas adaptando a nuestra manera de hacer las cosas. Pero ya te llegara.

– ?Que me llegara? -Cato levanto la mirada-. ?En que me voy a convertir?

– ?Um! Es una pregunta peliaguda. -Macro hizo una mueca-. En soldado es en lo que te vas a convertir. Incluso ahora no estoy completamente seguro de lo que eso significa. Es tan solo una manera de ser que tenemos. Una manera de ser que debemos tener… para poder superar un dia tras otro. Imagino que debes de pensar que tanto yo como los demas somos un poco duros. No, «duro» no es la palabra apropiada. ?Y esa palabra que lei el otro dia? Te la pregunte, ?recuerdas?

– Encallecido -respondio Cato en voz baja. -?Eso es! Encallecido. Buena palabra. -?Y usted lo esta, senor? Macro suspiro y se sento junto a su optio. Cato percibio la fatiga en sus movimientos y cayo en la cuenta de que Macro no habia descansado durante casi dos dias. Se maravillo ante la prodigiosa resistencia del centurion y por la manera en que hacia del bienestar de los hombres que tenia al mando su prioridad ante todo, tal como demostraba

Вы читаете Roma Vincit!
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату