hace ocho semanas. Me pidio que hiciera algunas averiguaciones. Puedo darle el numero de Vivian en Florida por si quiere llamar y preguntar por mi.

Era un riesgo, pero Pierce penso que valia la pena correrlo para convencer a Wainwright de que hablara. De todos modos, no estaba muy lejos de la verdad. Era ingenieria social. Gira un poquito la verdad y ponia a trabajar para ti.

– Tengo el numero de su madre en los formularios. No necesito llamar porque no tengo nada que pueda ayudarle. Lilly Quinlan ha pagado hasta final de mes. No tengo ocasion de verla o hablar con ella a no ser que tenga un problema y no he hablado con ella ni la he visto desde hace al menos dos meses.

– ?Hasta final de mes? ?Esta seguro?

Pierce sabia que eso no cuadraba con los registros de cheques que habia examinado.

– Eso es.

– ?Como pago el ultimo alquiler, con un cheque o en efectivo?

– Eso no es asunto suyo.

– Senor Wainwright, si es asunto mio. Lilly ha desaparecido y su madre me ha pedido que la busque.

– Eso dice usted.

– Llamela.

– No tengo tiempo para llamarla. Me ocupo de treinta y dos apartamentos y casas. Si cree que…

– Oiga, ?hay alguien que cuide el cesped con quien pueda hablar?

– Ya lo esta haciendo.

– ?Entonces no la ha visto cuando ha ido a cortar el cesped?

– Ahora que lo pienso, muchas veces salia a saludarme cuando estaba alli cortando el cesped o poniendo en marcha los aspersores. O me traia una Pepsi o una limonada. En una ocasion me trajo una cerveza fria. Pero las ultimas veces no estaba. Y el coche tampoco. No pense nada al respecto. La gente tiene su vida, ?sabe?

– ?Que coche era?

– Un Lexus dorado. No conozco el modelo, pero se que era un Lexus. Bonito coche. Y ella lo cuidaba bien.

A Pierce no se le ocurrian mas preguntas. Wainwright no era de gran ayuda.

– Senor Wainwright, ?buscara el numero y llamara a la madre? Necesito que me vuelva a llamar.

– ?La policia esta metida en esto? ?Hay algun informe de personas desaparecidas?

– Su madre ha hablado con la policia, pero no cree que le esten ayudando mucho. Por eso me ha pedido ayuda a mi. ?Tiene algo para escribir?

– Claro.

Pierce dudo al comprender que si le daba el numero de su casa, Wainwright podria darse cuenta de que era el mismo que el de Lilly. Le facilito el de su linea directa de Amedeo. Despues le dio las gracias y colgo.

Se quedo alli sentado, mirando el telefono, repasando mentalmente la llamada y llegando cada vez a la misma conclusion. Wainwright estaba siendo evasivo. O bien sabia algo o estaba ocultando algo, o ambas cosas.

Abrio la mochila y saco la libreta en la que habia escrito el numero de Robin, la chica que trabajaba con Lilly.

Cuando llamo en esta ocasion, trato de engolar la voz cuando ella contesto. Tenia la esperanza de que no lo reconociera de la noche anterior.

– Me preguntaba si podriamos vernos esta noche.

– Bueno, estoy abierta, carino. ?Nos hemos visto alguna vez? Me suenas familiar.

– Ah, no. Es la primera vez.

– ?En que estabas pensando?

– Eh, podriamos ir a cenar y luego a tu casa. No se.

– Bueno, cielo, cobro cuatrocientos la hora. La mayoria de los tios prefieren saltarse la cena y venir a verme directamente. O voy yo a verlos.

– Entonces ire directamente a verte.

– Vale, muy bien. ?Como te llamas?

Sabia que tenia identificador de llamadas, de modo que no podia mentir.

– Henry Pierce.

– ?Y a que hora pensabas?

Pierce miro el reloj, eran las seis en punto.

– ?Que te parece a las siete?

Eso le daria tiempo para concebir un plan y sacar dinero del cajero automatico. Tenia algo de efectivo, pero no suficiente. Con la tarjeta solo podia retirar cuatrocientos dolares por vez.

– Un especial madrugador -dijo-. Por mi no hay problema, pero no tengo tarifa especial.

– Bueno. ?Adonde voy?

– ?Tienes un lapiz?

– En la mano.

– Estoy segura de que tienes un lapiz bien duro.

Robin se rio y le dio una direccion de la tienda de Smooth Moves en Lincoln, Marina del Rey. Le dijo que entrara en el establecimiento y comprara un Strawberry Blitz y despues la llamara desde el telefono publico que habia enfrente de la tienda a las siete menos cinco. Cuando le pregunto por que lo hacia de esta forma, ella dijo:

– Precauciones. Quiero echarte un vistazo antes de dejarte subir. Y ademas me gustan esas cosas de fresa. Es como traerme flores, dulzura. Diles que le echen polvo energetico, ?quieres? Tengo la impresion de que voy a necesitarlo contigo.

Ella se rio de nuevo, pero a Pierce le sono a risa demasiado ensayada y hueca. Le dio una sensacion extrana. Dijo que le llevaria el batido y haria la llamada y le dio las gracias, y eso fue todo. Al colgar el telefono sintio que le recorria una oleada de temor. Penso en el discurso que le habia dado a Monica y en como ella lo habia vuelto adecuadamente contra el.

– Eres un idiota -se dijo.

12

A la hora de la cita, Pierce eligio un telefono publico que estaba al lado de Smooth Moves y llamo al numero de Robin. Dando la espalda al telefono, vio que al otro lado de Lincoln habia un gran complejo de apartamentos llamado Marina Executive Towers. Solo que el edificio no podia calificarse de torre o torres. Era ancho y achaparrado: tres pisos de apartamentos encima de un garaje. El complejo ocupaba media manzana y su longitud quedaba disimulada por los tres tonos pastel diferentes en que estaba pintada la fachada: rosa, azul, amarillo. Una pancarta colgada del tejado anunciaba alquileres de corta duracion para ejecutivos con servicio de asistencia gratuita. Pierce se dio cuenta de que era un lugar perfecto para el negocio de una prostituta. El complejo de apartamentos era tan grande y el desfile de inquilinos tan incesante que una procesion de hombres diferentes entrando y saliendo no seria advertido ni llamaria la atencion de otros residentes.

Robin contesto despues de tres timbrazos.

– Soy Henry. He llamado…

– Hola, pequeno. Deja que te eche un vistazo.

Sin tratar de resultar demasiado obvio, Pierce examino las ventanas del edificio que se alzaba al otro lado de la calle, en busca de alguien mas que lo estuviera observando. No vio a nadie ni ningun movimiento en las cortinas, pero reparo en que varios apartamentos tenian cristal de espejo. Se pregunto si habria mas de una mujer como Robin trabajando en el edificio.

– Veo que tienes mi batido -dijo ella-. ?Lleva ese polvo energetico?

– Si, lo han llamado lanzacohetes. ?Es lo que querias?

– Eso es. Vale, me gusta tu aspecto. No eres poli, ?verdad?

– No, no lo soy.

– ?Seguro?

– Si.

– Pues dilo. Estoy grabando esto.

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