cuarenta minutos o me devuelves dos tercios del dinero.
– No funciona asi.
– Hoy funciona asi.
Ella lo miro enfadada un largo momento y luego paso por delante de el en silencio para ir a la habitacion a cambiarse. Pierce camino hasta las puertas del balcon y miro al otro lado de la calle.
Vio a un hombre de pie en el telefono publico enfrente de Smooth Moves, con un batido en la mano y mirando a las ventanas del edificio en el que se hallaba Pierce. Otro batido, otro cliente. Se pregunto cuantas mujeres trabajaban en el edificio. ?Todas trabajaban para Wentz? ?Era Wentz el dueno del edificio? Tal vez incluso tenia una parte de la tienda que vendia los batidos.
Se volvio para preguntarle a Robin acerca de Wentz y por el angulo en el que se hallaba pudo mirar por el pasillo y a traves de la puerta abierta de la habitacion. Robin estaba desnuda y poniendose unos vaqueros ajustados Por encima de las caderas. Sus pechos perfectamente bronceados colgaban pesadamente cuando se doblo para vestirse.
Cuando se levanto para subirse la cremallera por encima de su abdomen plano y el pequeno triangulo de vello dorado, miro directamente a Pierce a traves de la puerta. Robin no parpadeo, sino que puso una cara desafiante. Se inclino hacia la cama y cogio una camiseta blanca que se puso por encima de la cabeza sin hacer ningun movimiento para girarse u ocultar su desnudez a Pierce.
Salio del dormitorio y se puso un par de sandalias que saco de debajo de la mesita de cafe.
– ?Te ha gustado? -pregunto.
– Si. Supongo que no hace falta que te lo diga. Tienes un cuerpo precioso.
Ella paso por delante de Pierce hasta la cocina americana. Abrio un armario de encima del fregadero y saco un bolsito negro.
– Vamos. Te quedan treinta y cinco minutos. -Camino hasta la puerta del apartamento, la abrio y salio al pasillo.
Pierce la siguio.
– ?Quieres tu batido?
Estaba en la barra de la cocina.
– No, aborrezco los batidos. Engordan. Mi vicio es la pizza. La proxima vez traeme pizza.
– Entonces ?por que has pedido un batido?
– Solo era una forma de ponerte a prueba, de ver que harias por mi.
«Y de establecer control», penso Pierce, pero no lo dijo. Un control que no siempre duraba mucho una vez que el dinero habia cambiado de manos y la chica se habia quitado la ropa.
Pierce salio al pasillo y volvio a mirar el lugar donde Robin trabajaba. Sintio desazon, tristeza incluso. Penso en la pagina Web. ?Que era una relacion de novia absolutamente positiva y como podia surgir de un lugar semejante?
Cerro la puerta, se aseguro de que quedaba trabada y luego siguio a Robin al ascensor.
13
Pierce conducia y Robin le guiaba. El trayecto entre Marina Executive Towers y Speedway, en Venice, era corto. Pierce trato de aprovechar al maximo su tiempo en el camino, pese a que Robin se mostraba reticente a hablar.
– Asi que no eres independiente, ?no?
– ?De que estas hablando?
– Trabajas para Wentz, el tio que lleva el sitio Web. Supongo que podriamos llamarlo un macarra virtual. Os pone el apartamento y controla la Web. ?Cuanto se lleva? He visto en el sitio que cobra cuatrocientos al mes por la foto, pero tengo la impresion de que se lleva mucho mas. Un tipo asi… probablemente es el dueno del edificio de apartamentos y de la tienda de batidos.
Robin no dijo nada.
– Se lleva una parte de esos primeros cuatrocientos que te he dado, ?no?
– Mira, no voy a hablar de el contigo. Conseguiras que me maten tambien. Cuando lleguemos a su apartamento se acabo. Hemos terminado. Cogere un taxi.
– ?Tambien?
Robin se quedo en silencio.
– ?Que sabes de lo que le paso a Lilly?
– Nada.
– Entonces ?por que has dicho «tambien»?
– Mira, tio, si supieras lo que te conviene «tambien» tu dejarias este asunto. Vuelve al mundo donde todo es bonito y seguro. No conoces a esta gente ni lo que pueden llegar a hacer.
– Me hago una idea.
– ?Si? ?Como cono vas a hacerte una idea?
– Tenia una hermana…
– ?Y?
– Y se podria decir que estaba en tu linea de trabajo.
Aparto la vista de la avenida para mirar a Robin. Ella seguia mirando al frente.
– Una manana el conductor de un autobus escolar vio su cuerpo al otro lado de la barrera de seguridad, en Mulholland. En esa epoca yo estaba en Stanford. -Pierce volvio a mirar a la avenida-. Es una cosa curiosa de esta ciudad -continuo despues de un momento-. Ella estaba tirada al descubierto, desnuda… y la policia dijo que podian afirmar por las… pruebas que llevaba al menos un par de dias alli. Y siempre me he preguntado cuanta gente la vio. Cuanta gente la vio y no hizo nada, no llamo a nadie. Esta ciudad puede ser muy fria a veces.
– Todas las ciudades.
Pierce miro a Robin. Vio la angustia en sus ojos, como si estuviera mirando un capitulo de su propia vida. Un posible ultimo capitulo.
– ?Encontraron al que lo hizo? -pregunto.
– Al final, pero no antes de que matara a cuatro mas.
Robin sacudio la cabeza.
– ?Que estas haciendo aqui, Henry? Esa historia no tiene nada que ver con nada de esto.
– No se que estoy haciendo. Estoy… buscando algo.
– Buena manera de que te hagan dano.
– Mira, nadie va a saber que has hablado conmigo. Dime, ?que has oido decir sobre Lilly?
Silencio.
– Queria dejarlo, ?verdad? Habia ganado suficiente dinero, iba a ir a la universidad. Queria cambiar de vida.
– Todo el mundo quiere cambiar de vida. ?Te crees que nos gusta esto?
Pierce se sintio avergonzado por la forma en que la estaba presionando. La forma en que la estaba usando no era muy distinta a la del resto de los clientes.
– Lo siento -dijo.
– No, no lo sientes. Eres como los demas. Quieres algo y estas desesperado por conseguirlo. Solo que para mi es mucho mas facil darte lo otro que darte lo que tu me pides.
Pierce se mantuvo en silencio.
– Gira a la izquierda aqui y sigue hasta el final. Solo hay una plaza de aparcamiento para su apartamento. Solia dejarla libre para su cliente.
Pierce siguio la indicacion de Robin y se vio en un callejon con pequenas construcciones a ambos lados. Parecian edificios de cuatro o seis apartamentos con pasillos de un metro entre uno y otro. No habia espacio sin edificar. Era la clase de barrio donde un perro ladrando podia poner de los nervios a todo el mundo.
Cuando llego al ultimo edificio, Robin dijo:
– Alguien lo ha alquilado. -Senalo a un coche estacionado debajo de una escalera que conducia a la puerta del