Ella se calmo, se limpio las mejillas y cruzo los brazos en el pecho.
– Muy bien, ?me haras un favor, Henry? -pregunto con calma.
– Aun no has tenido bastante de mi. ?Que mas quieres?
– Hazme el favor de sentarte en esa silla y yo me sentare aqui.
Nicole lo condujo hasta la silla y luego se coloco detras de la que iba a ocupar ella.
– Sientate y hazme este favor. Dime que ha pasado. Dimelo como si no supiera nada del asunto. Ya se que no lo crees, pero quiero que me lo cuentes como si lo creyeras. Cuentamelo como una historia. Puedes decir lo que quieras de mi en la historia, por malo que sea, pero cuentamelo. Desde el principio, ?vale, Henry?
Pierce lentamente se sento en la silla que ella le habia senalado. La miro a ella todo el tiempo, observo sus ojos. Cuando Nicole se sento frente a el empezo a contar la historia.
– Supongo que podria decir que empezo hace veinte anos. La noche que encontre a mi hermana en Hollywood y no se lo conte a mi padrastro.
35
Una hora despues Pierce estaba de pie en el dormitorio
Nicole se le acerco por detras y le toco suavemente los hombros con los dedos. Pierce se volvio y ella levanto las manos para sostenerle la cara mientras examinaba las cicatrices que le bajaban por la nariz hasta el ojo.
– Lo siento, pequeno -dijo.
– Yo siento lo que paso abajo, siento haber dudado de ti. Siento todo lo que ocurrio el ano pasado. Pensaba que podria mantenerte a mi lado y al mismo tiempo trabajar como…
Nicole le paso las manos por detras del cuello y lo atrajo para besarle. El la giro, la sento suavemente en el borde de la cama y se arrodillo en el suelo delante de ella. Le separo lentamente las rodillas y avanzo entre ellas. Se inclino hacia Nicole y se besaron de nuevo. Esta vez fue un beso mas largo y apasionado. Pierce penso que hacia una eternidad que no sentia el contorno de los labios de ella en los suyos.
La agarro por las caderas y la atrajo hacia si. No lo hizo con suavidad. Enseguida sintio una de las manos de ella en la nuca y la otra desabrochandole la camisa. Se pelearon con la ropa del otro, hasta que finalmente se separaron para desnudarse cada uno a si mismo. Sin decir nada los dos sabian que de este modo seria mas rapido.
Se movian cada vez con mas impetu. Cuando Pierce se quito la camisa, ella hizo una mueca al ver los moratones en su pecho y costado, pero enseguida se inclino hacia el y le beso las magulladuras. Y cuando ambos estuvieron finalmente desnudos, fueron a la cama y se fundieron en un abrazo compuesto a partes iguales de deseo carnal y tierna nostalgia. Pierce se dio cuenta de que en ningun momento habia dejado de echarla de menos, de echar de menos su sensatez y el caracter emotivo de su relacion. Y tambien habia echado de menos su cuerpo. Tenia un deseo frenetico del tacto y el gusto de su cuerpo.
Pierce puso la cara en sus pechos y poco a poco fue bajando, presionando la nariz en su piel, sosteniendo en la boca por un momento el aro de oro que le atravesaba el ombligo y tirando de el antes de continuar bajando. Nicole tenia el cuello echado hacia atras y la garganta expuesta y vulnerable. Tenia los ojos cerrados y el dorso de una mano en la boca, con el nudillo de un dedo entre los dientes.
Cuando ambos estuvieron preparados, Pierce le cogio la mano y se la llevo a su miembro para que ella pudiera guiarlo. Siempre habia sido su forma, su rutina. Ella se movio despacio, llevandolo a su sexo, cruzando las piernas en su espalda. Pierce abrio los ojos para mirarla a la cara. En una ocasion Pierce habia llevado a casa las gafas del laboratorio y se las habian puesto por turnos. En ese momento sabia que la cara de ella se veria de un maravilloso color morado en el campo de vision de las gafas.
Nicole se detuvo y abrio los ojos. Pierce sintio que lo soltaba.
– ?Que?-dijo.
Nicole suspiro.
– ?Que? -pregunto Pierce de nuevo.
– No puedo.
– ?No puedes que?
– Henry, lo siento pero no puedo hacerlo.
Nicole descruzo las piernas y las apoyo en la cama, despues puso ambas manos en el pecho de Pierce y empezo a separarlo. Pierce se resistio.
– Sal, por favor.
– Estas de broma, ?no?
– No. ?Sal!
Pierce rodo hasta quedar al lado de ella. Nicole se sento inmediatamente en el borde de la cama, dandole la espalda. Cruzo los brazos y se inclino, como si se abrazara a si misma, con las puntas de su columna creando un hermoso caballon en su espalda desnuda. Pierce estiro el brazo y le acaricio la espalda, despues bajo el dedo pulgar por su columna como si lo moviera por las teclas de un piano.
– ?Que es, Nicki? ?Que pasa?
– Pensaba que despues de lo que hemos hablado abajo esto estaria bien, que era algo que necesitabamos. Pero no. No podemos hacerlo, Henry. No esta bien. Ya no estamos juntos y si hacemos esto… no se. No puedo. Lo siento.
Pierce sonrio, aunque ella no pudo verlo porque estaba dandole la espalda. La toco en el tatuaje de su cadera derecha. Era lo suficientemente pequeno para pasar desapercibido la mayor parte del tiempo. Pierce solo lo descubrio la primera noche que hicieron el amor. Le intrigaba y le excitaba del mismo modo que el anillo del ombligo. Ella decia que era un
Nicole se dio la vuelta y lo miro.
– ?Por que sonries? Pensaba que estarias cabreado. Cualquier hombre lo estaria.
Pierce se encogio de hombros.
– No se. Supongo que lo entiendo.
Pero poco a poco ella fue comprendiendo lo que Pierce habia hecho. Se levanto de la cama y se volvio hacia el. Alcanzo una almohada de la cama y la sostuvo delante del cuerpo, para cubrirse. El mensaje estaba claro. Ya no queria estar desnuda delante de el.
– ?Que?
– Hijo de puta.
– ?De que estas hablando?
Pierce vio que a ella le centelleaban los ojos, pero esta vez no estaba llorando.
– Era una prueba, ?no? Algun tipo de test pervertido. Sabias que si follaba contigo, todo lo que ha pasado abajo era una mentira.
– Nicki, no creo que…
– Vete.
– Nicole…
– Tu y tus malditos experimentos. He dicho que te vayas.
Avergonzado por su actitud, Pierce se levanto y empezo a vestirse, poniendose los calzoncillos y el pantalon al mismo tiempo.
– ?Puedo decir algo?
– No, no quiero oirte.
Nicole se dio la vuelta y camino hacia el cuarto de bano. Dejo caer la almohada y camino desenfadadamente, mostrandose de espaldas como si lo estuviera provocando. Dejando que comprendiera que nunca volveria a verla.