Quien! Pierce siguio su mirada y vio que era la pagina en la que Horton era perseguido por otros animales de la selva. Podia recitar las palabras en su cabeza. «A traves de las copas de los arboles mas altos, la noticia se extiende con rapidez. Habla a una mota de polvo. ?Ha perdido el juicio!»

– Te estoy ayudando con esto, Einstein. ?Entiendes?

Esta es tu dosis de realidad. Porque no esperes que la gente de los semiconductores se quede sentada mientras les cortas las alas tambien a ellos. Consideralo una ventaja.

Pierce casi rio, pero fue demasiado lastimoso.

– ?Mi ventaja? Eso es genial, tio. Gracias, Cody Zeller, por ponerme en el mundo.

– No hay de que.

– ?Y que te llevas tu por este gran gesto?

– ?Yo? Yo me llevo dinero. Mucho, mucho dinero.

Pierce asintio. Dinero. La razon ultima. La forma definitiva de llevar la cuenta.

– ?Entonces que pasa? -pregunto con calma-. Hago el trato y ?que pasa?

Zeller se quedo sentado un momento mientras cavilaba una respuesta.

– ?Recuerdas esa leyenda urbana acerca de un inventor que vivia en un garaje y descubrio una forma de hacer la goma tan resistente que nunca se gastaba? Fue por casualidad. Estaba intentando inventar otra cosa y le salio esa goma.

– Se lo vendio a una empresa de neumaticos para que el mundo tuviera neumaticos que no se gastaban nunca.

– Si, eso es. Esa es la historia. El nombre de la empresa cambia segun quien te la cuente. Pero la historia es siempre la misma. La empresa de neumaticos compro la formula y la guardo en una caja fuerte.

– Nunca hicieron esos neumaticos.

– Nunca hicieron esos neumaticos, porque si los hubieran hecho, no habrian seguido produciendo tantos neumaticos, ?no? Obsolescencia planificada, Einstein. Es lo que hace funcionar al mundo. Deja que te pregunte algo. ?Como sabes que es una leyenda urbana? ?Como sabes que no ocurrio de verdad?

Pierce asintio antes de hablar.

– Enterraran Proteus. No lo patentaran. Nunca vera la luz del dia.

– ?Sabes que la industria farmaceutica inventa y estudia y prueba varios centenares de farmacos diferentes por cada uno que al final sale al mercado despues de que lo aprueben las autoridades sanitarias? ?Te das cuenta del coste que implica? Es una maquinaria enorme, Henry, y tiene energia e impulso. Tu no puedes detenerla, no te dejaran.

Zeller levanto una mano e hizo algun tipo de gesto antes de dejarla caer de nuevo en el reposabrazos de la silla. Ambos se quedaron en silencio durante unos momentos.

– Van a venir a buscarme y a llevarse Proteus.

– Van a pagarte. Te pagaran bien. De hecho, la oferta ya esta sobre la mesa.

Pierce salto hacia adelante en su silla. La pose de calma habia desaparecido por completo. Miro a Zeller, que no le estaba mirando.

– ?Me estas diciendo que es Goddard? ?Goddard esta detras de esto?

– Goddard es solo el emisario. El testaferro. Manana te llamara y cerraras el trato con el. Le das Proteus. No hace falta que sepas quien esta detras de el. Ni siquiera tendrias que saber eso.

– Se lleva Proteus, se queda el diez por ciento de la compania y se sienta como presidente de mi puto consejo.

– Creo que quieren asegurarse de que te mantienes apartado de la medicina interna. Tambien reconocen una buena inversion cuando la ven. Saben que eres el lider del sector.

Zeller sonrio, como si se estuviera llevando un bonus. Pierce penso en Goddard y en lo que habia dicho, en lo que le habia confiado durante la celebracion. Sobre su hija, sobre el futuro. Se pregunto si era todo una farsa, si todo habia formado parte del juego.

– ?Que pasa si no lo hago? -pregunto Pierce-. ?Que pasa si sigo adelante y registro la patente y que se jodan?

– No tendras ocasion de presentarla. Y no tendras ocasion de trabajar ni un dia mas en este laboratorio.

– ?Que van a hacer? ?Matarme?

– Lo harian si fuera necesario, pero no hace falta. Vamos, tio, ya sabes lo que te espera. Tienes a la poli a esta distancia. -Zeller levanto la mano derecha, con el pulgar y el indice casi tocandose.

– Lilly Quinlan -dijo Pierce.

Zeller asintio.

– Darling Lilly. Solo les falta una cosa. La encuentran y eres historia. Haz lo que te digan y se olvidaran de eso. Te lo garantizo.

– Yo no lo hice y tu lo sabes.

– No importa. Si encuentran el cadaver y te senala a ti, entonces no importa.

– Entonces Lilly esta muerta.

Zeller asintio.

– Oh, si. Esta muerta.

Habia una sonrisa en su voz, si no en su cara, cuando lo dijo. Pierce miro hacia abajo. Puso los codos en las rodillas y hundio la cara en sus manos.

– Todo por mi culpa. Por Proteus.

Se quedo inmovil un buen rato. Sabia que si Zeller iba a cometer su ultimo error lo cometeria entonces.

– En realidad…

Nada. Eso fue todo. Pierce miro entre sus manos.

– En realidad, ?que?

– Iba a decirte que no te fustigues demasiado por eso. Lilly…, digamos que las circunstancias dictaron que entrara en el plan.

– No se que quieres decir.

– O sea, miralo de esta manera. Lilly estaria muerta tanto si tu estuvieras metido en esto como si no. Pero ella esta muerta. Y usamos todos los recursos disponibles para cerrar este trato.

Pierce se levanto y camino hasta el fondo del laboratorio donde estaba sentado Zeller, con las piernas todavia apoyadas en la mesa de la estacion experimental.

– Eres un hijo de puta. Lo sabes todo. La mataste tu, ?no? La mataste y me tendiste una trampa.

Zeller no se movio un milimetro, pero sus ojos buscaron los de Pierce y su rostro adopto una expresion extrana. El cambio era sutil, pero Pierce lo aprecio. Era la mezcla incongruente de orgullo y verguenza y aversion a si mismo.

– Conocia a Lilly desde que llego a Los Angeles. Se podria decir que era parte de mi paquete de compensacion por L. A. Darlings. Y por cierto, no me insultes con ese rollo de que yo hago el trabajo para Wentz. Wentz trabaja para mi, ?entiendes? Todos trabajan para mi.

Pierce asintio para sus adentros. Deberia haberlo supuesto. Zeller continuo espontaneamente.

– Tio, a Darling Lilly la elegi yo. Pero sabia demasiado sobre mi. No quieres que alguien conozca todos tus secretos. Al menos no esa clase de secretos. Asi que la utilice en un encargo que tenia. Lo llame el plan Proteus.

Tenia la mirada perdida. Estaba mirando una pelicula en su interior y le gustaba. El y Lilly, quiza su ultima cita en la casa de Speedway. Eso incito a Pierce a decir una frase mas de Muerte entre las flores.

– Nadie conoce a nadie. No tan bien.

– Muerte entre las flores -dijo Zeller, sonriendo y asintiendo-. Supongo que eso significa que habias pillado mi «que es este lio» de cuando entre.

– Si, lo pille, Cody.

Despues de una pausa, Pierce continuo con voz tranquila.

– La mataste, ?verdad? La mataste y si era necesario ibas a colgarmelo a mi.

Al principio Zeller no contesto. Pierce estudio su rostro y supo que queria hablar, queria contarle todos los detalles de su ingenioso plan. Contarlo formaba parte de su forma de ser. Sin embargo, el sentido comun le decia

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