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Pasaron dos horas hasta que Cody Zeller aparecio por fin en Amedeo Technologies. Pierce no habia llamado a su amigo hasta la medianoche porque tambien necesitaba su tiempo para prepararse. A las doce le dijo a Zeller que tenia que presentarse porque se habia producido una fuga en el sistema informatico. Zeller habia alegado que estaba con alguien y que no podia ir hasta la manana, pero Pierce dijo que entonces seria demasiado tarde. Aseguro que no aceptaria ninguna excusa, que lo necesitaba, que se trataba de una emergencia. Pierce dejo claro sin mencionarlo que si Zeller queria mantener la cuenta de Amedeo y la amistad intacta tenia que asistir. En este punto de la conversacion a Pierce le costo mantener el control de su voz, porque en ese momento su amistad estaba mas que rota.

Dos horas despues de esa llamada, Pierce estaba en el laboratorio, esperando y observando las camaras de seguridad en el monitor de la estacion computerizada. Era un sistema multiplex que le permitio seguir a Zeller desde que estaciono el Jaguar negro en el garaje y paso por las puertas de la entrada principal, junto a la tarima de seguridad, donde el unico vigilante de servicio le dio una tarjeta magnetica e instrucciones para que se reuniera con Pierce en el laboratorio. Pierce observo que Zeller subia en el ascensor y se metia en la trampa. En ese instante apago las camaras de seguridad y puso en marcha el programa de dictado informatico. Ajusto el microfono situado encima del monitor y apago la pantalla.

– Alla vamos -dijo-, es el momento de aplastar a esa mosca.

Zeller solo pudo entrar en la trampa con la tarjeta magnetica. La segunda puerta tenia una combinacion. Por supuesto, Pierce no dudaba que Zeller conocia la combinacion de la entrada. Esta se cambiaba cada mes y se enviaba por correo electronico al personal del laboratorio. Pero cuando Zeller estuvo en la parada interior de la trampa, simplemente golpeo en la puerta recubierta de cobre.

Pierce se levanto y lo dejo pasar. Zeller entro en el laboratorio, mostrando la actitud de un hombre que estaba ofendido por las circunstancias.

– Aqui estoy, Hank. ?Cual es esa gran crisis? Sabes que estaba a punto de comerme un bomboncito cuando llamaste.

Pierce retorno a su lugar en la estacion informatica y se sento. Giro la silla para quedar mirando a Zeller.

– Bueno, has tardado bastante en llegar. Asi que no me digas que te interrumpi.

– Que equivocado estas, amigo. Tarde tanto solo porque soy un perfecto caballero y tuve que llevarla a su casa en el valle de San Fernando y que me parta un rayo si no habia otro puto deslizamiento en el canon de Malibu. Asi que tuve que dar un rodeo hasta Topanga. He llegado lo antes posible. ?A que huele?

Zeller estaba hablando muy deprisa. Pierce penso que tal vez estaba borracho o colocado, o las dos cosas. No sabia como afectaria eso a su experimento. Estaba anadiendo un elemento nuevo al escenario.

– Carbono -dijo-. Supuse que podria cocer un par de tubos mientras te esperaba.

Pierce senalo con la cabeza la puerta cerrada del laboratorio electronico. Zeller chasco los dedos repetidamente como si tratara de recordar algo.

– Ese olor… me recuerda a cuando era pequeno… y prendia fuego a mis coches de plastico. Si, mis modelos. Los que hacias con piezas y pegamento.

– Buena memoria. Si entras en el laboratorio, sera peor. Respira hondo y puede que tengas todo un flashback.

– No, gracias, creo que por el momento puedo pasar de eso. En fin, aqui estoy. ?A que viene tanto lio?

Pierce identifico la pregunta como una frase de la pelicula de los hermanos Coen Muerte entre las flores, una de las favoritas de Zeller y un pozo sin fondo de dialogos. Pero Pierce hizo como si no conociera la frase. Esa noche no iba a entrar en ese juego con Zeller. Estaba concentrado en el experimento que estaba llevando a cabo en condiciones controladas.

– Te he dicho que nos han entrado -dijo-. Tu supuestamente infranqueable sistema de seguridad no vale una mierda, Code. Alguien ha estado robando nuestros secretos.

La acusacion hizo que Zeller se agitara de inmediato. Junto las manos delante del pecho, con los dedos aparentemente luchando entre si.

– Vaya, vaya, para empezar, ?como sabes que alguien ha robado secretos?

– Lo se.

– Muy bien, lo sabes. Supongo que tengo que aceptarlo. Vale, entonces, ?como sabes que ha sido a traves del sistema de datos y no lo ha filtrado o lo ha vendido algun bocazas? ?Que me dices de Charlie Condon? Me he tomado unas copas con el. Le gusta hablar a ese tio.

– Su trabajo consiste en hablar. Pero yo me refiero a secretos que Charlie ni siquiera conoce. Que solo yo y unos pocos conocemos. Gente del laboratorio. Estoy hablando de eso.

Abrio un cajon de la estacion informatizada y saco un pequeno dispositivo que parecia una caja de transmision. Tenia un conector de corriente y una pequena antena. Desde un extremo salia un cable de quince centimetros conectado a una tarjeta del ordenador. Lo puso encima del escritorio.

– Me entro la sospecha y fui a echar un vistazo en los archivos de mantenimiento, pero no encontre nada. Asi que busque en el hardware del servidor y descubri este pequeno anadido. Es un modem sin cables. Creo que vosotros lo llamais un esnifador.

Zeller se acerco al escritorio y cogio el dispositivo.

– ?Nosotros? Te refieres a los especialistas en seguridad informatica corporativa.

Zeller giro el dispositivo en sus manos. Era un capturador de datos, que programado y conectado a un servidor interceptaria y recopilaria todo el trafico de correo electronico del sistema informatico y lo enviaria mediante el modem inalambrico a una localizacion predeterminada. En la jerga de los hackers se llamaba esnifador, porque recopilaba todo y el ladron podia luego hozar entre los datos en busca de la trufa.

El rostro de Zeller mostro una profunda preocupacion. Pierce penso que era muy buen actor.

– Casero -dijo Zeller tras examinar el dispositivo.

– ?Acaso no lo son todos? -pregunto Pierce-. No creo que puedas ir a un Radio Shack y pedir un esnifador.

Zeller no hizo caso del comentario. Su voz tenia un profundo temblor cuando hablo.

– ?Como diablos metieron eso ahi dentro y como es que no lo vio tu vigilante de segundad?

Pierce se apoyo en el respaldo de la silla y trato de actuar con la maxima calma.

– ?Por que no te dejas de chorradas y me lo dices, Cody?

Zeller miro del dispositivo que tenia en la mano a Pierce. Parecia sorprendido y dolido.

– ?Como iba a saberlo? Yo instale el sistema, pero no esto.

– Si, tu instalaste el sistema. Y esto estaba metido en el servidor. Los de mantenimiento no lo vieron porque o bien los sobornaste o bien estaba muy bien escondido. Yo solo lo encontre porque lo estaba buscando.

– Mira, cualquiera que tenga una tarjeta magnetica tiene acceso a esa sala de ordenadores y podria haberlo instalado. Cuando disenamos la sala te dije que deberias ponerla aqui abajo, en el laboratorio. Por seguridad.

Pierce nego con la cabeza, repasando un debate que habia durado tres anos y confirmando su decision.

– Demasiada interferencia desde el servidor a los experimentos, ya lo sabes. Pero no es la cuestion. Eso es tu esnifador. Puede que cambiara de ciencias de la computacion a quimica en Stanford, pero todavia se un par de cosas. Puse el modem en mi portatil y lo use con mi marcador. Esta programado. Esta conectado con un contenedor de datos registrado como Malefik.

Pierce espero la reaccion, pero solo registro un apenas perceptible movimiento ocular de Zeller.

– Malefik con k -dijo Pierce-. Claro que tu ya lo sabes. Ha sido un sitio muy activo, imagino. Supongo que instalaste el esnifador cuando nos trasladamos aqui. Durante tres anos, has estado observando, escuchando, robando. Llamalo como quieras.

Zeller nego con la cabeza y volvio a dejar el dispositivo en el escritorio. Mantuvo la mirada baja mientras Pierce continuaba.

– Hace un ano mas o menos (despues de que contratara a Brandon Larraby) empezaste a ver mensajes de correo entre el y yo sobre un proyecto llamado Proteus. Tambien habia intercambio de correo con Charlie Condon y mi abogado de patentes sobre ese asunto. Lo he comprobado, tio. Conservo todo mi correo. Soy asi de paranoico. Lo he comprobado, y tu podias haber entendido lo que estaba ocurriendo a traves del mail. No la formula, no eramos tan estupidos. Pero si lo suficiente para saber que la teniamos y que ibamos

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