– Por Lilly Quinlan. Su asesinato.

Lucy lentamente se sento en la silla acolchada.

– ?Estas seguro de que esta muerta?

Pierce la miro y despues miro la caja de la pizza. Penso en lo que habia visto en el congelador y asintio.

– La policia cree que lo hice yo. Estan tratando de acusarme.

– ?El detective con el que hable yo?

– Si, Renner.

– Le dire que solo estabas tratando de encontrarla, de asegurarte de que estaba bien.

– Gracias. Pero no importara. Dice que era parte de mi plan, que te utilice a ti y a otros, que incluso llame a la poli para cubrir lo que habia hecho. Dice que muchas veces el asesino se disfraza de buen samaritano.

Era el turno de Lucy, pero ella se quedo un rato en silencio. Pierce se fijo en los titulares de un ejemplar viejo del National Enquirer que habia sobre la mesa. Se dio cuenta de que habia perdido el contacto con el mundo. No reconocio ni un solo nombre o foto de los famosos de la portada.

– Podria decirle que me pidieron que te llevara a su apartamento -dijo Lucy tranquilamente.

Pierce la miro.

– ?Es eso cierto?

Ella asintio.

– Pero juro por Dios que no sabia que el te estaba tendiendo una trampa, Henry.

– ?Quien es «el»?

– Billy.

– ?Que te pidio que hicieras?

– Solo me dijo que recibiria una llamada tuya, de Henry Pierce, y que debia concertar una cita y conducirte al apartamento de Lilly. Me pidio que tratara de que pareciera idea tuya. Eso era todo lo que tenia que hacer y es todo lo que sabia. No sabia nada mas, Henry.

Pierce asintio.

– Esta bien. Entiendo. No estoy furioso contigo, Lucy. Tenias que hacer lo que tenias que hacer.

Penso en ello, dandole la vuelta y considerando si se trataba de informacion significativa. Le parecio que era una prueba definitiva de la trampa, aunque al mismo tiempo tenia que reconocer que la fuente de su prueba no tendria mucho valor con los polis, abogados y jurados. Entonces recordo el dinero que le habia pagado a Lucy la noche que se habian conocido. No tenia mucha idea de legislacion penal, pero la suficiente para saber que el dinero supondria un problema. Podia mancillar o incluso descalificar a Lucy como testigo.

– Puedo decirle eso al detective -dijo Lucy-. Entonces sabra que era parte de un plan.

Pierce nego con la cabeza y de pronto se dio cuenta de que habia estado pensando de manera egoista, contemplando solo como aquella mujer podia ayudarle o perjudicarle, sin considerar la situacion de ella ni por un momento.

– No, Lucy. Eso te pondria en peligro con Wentz. Ademas…

Estuvo a punto de decir que la palabra de una prostituta no contaria mucho para la policia.

– ?Ademas que?

– No lo se. Simplemente no creo que fuera suficiente para cambiar la forma en que Renner contempla todo esto. Ademas sabe que te pague dinero. Podria hacer que parezca lo que no es.

Penso en algo y cambio de enfoque.

– Lucy, si eso es todo lo que Wentz te dijo que hicieras conmigo, y tu lo hiciste, ?por que vinieron aqui? ?Por que te hicieron dano?

– Para asustarme. Sabian que la poli querria interrogarme. Me dijeron exactamente lo que tenia que decir, era un guion que tenia que seguir. Despues solo querian que desapareciera durante un tiempo. Me dijeron que en un par de semanas todo volveria a ser normal.

«Un par de semanas -penso Pierce-. Para entonces el juego habra terminado.»

– Entonces supongo que las cosas que me dijiste de Lilly formaban parte del guion.

– No, no habia guion para eso. ?Que cosas?

– Como lo del dia que fuiste a su apartamento, pero ella no aparecio. Eso estaba preparado para que yo quisiera ir alli, ?verdad?

– No, esa parte era cierta. De hecho, todo era verdad. No te menti, Henry. Solo te lleve. Utilice la verdad para conducirte a donde ellos querian que fueras. Y tu querias ir. El cliente, el coche, todos los problemas, todo era verdad.

– ?A que te refieres con el coche?

– Te lo dije antes. El sitio de aparcamiento estaba ocupado y se suponia que tenia que estar libre para el cliente. Mi cliente. Fue una faena porque tuvimos que ir a aparcar y despues volver caminando, y el estaba sudando. Detesto a los tipos que sudan. Entonces llegamos y nadie contesto. Estaba jodida.

Pierce lo recordo. La primera vez se le habia pasado porque no sabia que preguntar. No sabia que era importante. Lilly Quinlan no abrio la puerta porque estaba muerta en el apartamento. Pero podria no haber estado sola. Habia un coche.

– ?Era el coche de Lilly?

– No, ya te he dicho que ella siempre dejaba el sitio al cliente.

– ?Recuerdas que coche era el que estaba alli?

– Si, lo recuerdo porque estaba el techo abierto y yo nunca dejaria un coche como aquel con el techo abierto en ese barrio. Demasiado cerca de los colgados que rondan por la playa.

– ?Que clase de coche era?

– Era un Jaguar negro.

– Con el techo bajado.

– Si, eso he dicho.

– ?De desplazas?

– Si, deportivo.

Pierce la miro sin decir nada durante un largo rato. Por un momento se sintio mareado y penso que podria desmayarse en el sofa, caerse de cara en la caja de la pizza. Todo se agolpo en su mente en una fraccion de segundo. Lo vio todo, alumbrado y brillante, y todo parecia encajar.

– Aurora borealis -susurro.

– ?Que? -pregunto Lucy.

Pierce se impulso en el sofa y se puso de pie.

– Tengo que irme.

– ?Estas bien?

– Ahora si.

Camino hacia la puerta, pero se detuvo de repente y se volvio hacia Lucy.

– Grady Allison.

– ?Que pasa con el?

– ?Podria haber sido su coche?

– No lo se. Nunca vi su coche.

– ?Que aspecto tiene?

Pierce recordo la foto de Allison que Zeller le habia enviado. Un gangster de tez palida, con la nariz rota y cabello graso peinado hacia atras.

– Um, bastante joven, curtido por el sol.

– ?Como un surfista?

– Aja.

– Lleva cola de caballo, ?no?

– A veces.

Pierce asintio y se volvio hacia la puerta.

– ? Quieres llevarte la pizza?

Pierce nego con la cabeza.

– No creo que pudiera comermela.

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