– En realidad, es Amedeo Technologies. En tu pantalla no cabe el nombre completo.
– ?Es ahi donde trabajas?
– Si.
– ?Eres el senor Amedeo?
Pierce sonrio.
– No, no hay ningun senor Amedeo. Ya no.
– ?De veras? Lastima. ?Que le paso?
– Amedeo era Amedeo Avogadro. Era un quimico que hace unos doscientos anos fue el primero en entender la diferencia entre moleculas y atomos. Era una distincion importante, pero no lo tomaron en serio durante al menos cincuenta anos, hasta despues de muerto. Simplemente era un hombre adelantado a su tiempo. La empresa se llama asi por el.
– ?A que te dedicas? ?Juegas con atomos y moleculas?
La escucho bostezar.
– Mas o menos. Yo tambien soy quimico. Estamos construyendo un ordenador con moleculas. -Pierce bostezo.
– ? Ah si? Genial.
Pierce sonrio otra vez. La joven no parecia ni impresionada ni interesada.
– Da igual, la razon por la que te llamo es porque veo que trabajas con Lilly. ?La acompanante morena?
– Trabajaba.
– ?Ya no?
– No, ya no.
– ?Que sucedio? He estado intentando llamarla y…
– No voy a hablar de Lilly contigo. Ni siquiera te conozco.
La voz de Robin habia cambiado. Habia adquirido un matiz mas cortante. Pierce sabia por instinto que podia perderla si no jugaba bien sus cartas.
– Vale, lo siento. Solo preguntaba porque me gustaba.
– ?Estuviste con ella?
– Si, un par de veces. Parecia buena chica y me preguntaba donde se habra ido. Eso es todo. La ultima vez propuso que tal vez podriamos estar los tres juntos. ?Crees que puedes pasarle un mensaje?
– No. Se fue hace mucho y lo que le haya pasado… simplemente le ha pasado. Eso es todo.
– ?Que quieres decir? ?Que le paso exactamente?
– ?Sabes? Me estas empezando a asustar con tantas preguntas y el caso es que no tengo que hablar contigo. Asi que por que no pasas la noche con tus propias moleculas.
La chica colgo.
Pierce se quedo sentado con el auricular todavia pegado a la oreja. Estuvo tentado de volver a llamar, pero sabia que seria infructuoso tratar de obtener algo de Robin. Lo habia estropeado por la forma en que habia manejado el asunto.
Al final colgo y penso en lo que habia averiguado. Miro la foto de Lilly que continuaba en la pantalla de su ordenador. Penso en el criptico comentario de Robin acerca de que a ella le habia ocurrido algo.
– ?Que te paso?
Retrocedio hasta la pagina principal del sitio Web e hizo clic en una pestana llamada «Anunciese con nosotros». Conducia a una pagina con instrucciones para colocar anuncios en el sitio. Podia hacerse a traves de la Web, proporcionando un numero de tarjeta de credito, texto del anuncio y una fotografia digital, pero para recibir la cinta azul que indicaba que la foto habia sido contrastada, la anunciante tenia que entregar todos los materiales en persona de manera que pudiera confirmarse que era la mujer de la fotografia. La direccion fisica del sitio Web estaba en Sunset Boulevard, en Hollywood. Aparentemente eso es lo que habian hecho Lilly y Robin. La pagina informaba de que el horario de oficina era de lunes a viernes, de nueve a cinco y los sabados de diez a tres.
Pierce escribio las direcciones y horarios en la libreta. Estaba a punto de desconectarse del sitio cuando decidio abrir otra vez la pagina de Lilly. Imprimio en color su foto en la Desk Jet. Acto seguido apago el ordenador y desconecto la linea. De nuevo una voz interior le dijo que ya habia ido demasiado lejos. Era hora de cambiar de numero de telefono y olvidarse del asunto.
Pero otra voz -una voz mas fuerte del pasado- le ordenaba otra cosa.
– Luces -dijo.
La oficina quedo a oscuras. Pierce no se movio. Le gustaba la oscuridad. A oscuras era como mejor pensaba.
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