– Me ha salido el contestador. No hay nada que pueda hacer hasta que tenga noticias de ella o llegue final de mes sin que las tenga. Es la norma.
– Lo entiendo. Gracias por intentarlo.
Curt otra vez empezo a pasar el dedo por las columnas de la lista.
– ?Quiere dejar un numero en el que pueda contactar con usted si tengo noticias?
– Ya le llamare yo manana.
Pierce cogio una tarjeta de un organizador de plastico que habia sobre el mostrador y se encamino a la puerta. Curt le llamo desde atras.
– ?Y el veintisiete?
Pierce se volvio.
– ?Que?
– Veintisiete. Tres al cubo es veintisiete, ?no?
Pierce asintio lentamente. Curt era mas listo de lo que parecia.
– Tengo ese buzon disponible si lo quiere.
– Me lo pensare.
Pierce saludo y se volvio hacia la puerta. Detras de el oyo que la mujer le decia a Curt que no deberia hacer esperar a los clientes que pagan.
En el coche, Pierce se guardo la tarjeta en el bolsillo de la camisa y miro el reloj. Era casi mediodia. Tenia que volver a su apartamento para encontrarse con Monica Purl, su secretaria personal. Ella habia aceptado esperar en su apartamento para recibir el envio de muebles que habia encargado. La hora de entrega era entre las doce y las cuatro y el viernes por la manana Pierce habia decidido que preferia pagar a otra persona para que esperara mientras el aprovechaba el tiempo en el laboratorio preparando la presentacion de la semana siguiente para Goddard. En ese momento no sabia si iba a ir al laboratorio, pero de todos modos dejaria que Monica recibiera a los transportistas. Tambien tenia un nuevo plan para ella.
Cuando llego al Sands, Pierce se encontro a Monica en el vestibulo. El vigilante de seguridad no iba a dejarla pasar al piso doce sin la aprobacion del residente al que se disponia a visitar.
– Lo siento -dijo Pierce-. ? Hace mucho que esperas?
Ella llevaba una pila de revistas para leer mientras aguardaba la entrega.
– Solo unos minutos -dijo Monica.
Entraron en la zona de ascensores. Monica Purl era una rubia alta y delgada, con ese tipo de piel tan palida que basta que la toques para que quede una marca. Tenia unos veinticinco anos y llevaba en la empresa desde los veinte. Solo hacia seis meses que era secretaria personal de Pierce, despues de que Charlie Condon le concediera el ascenso por sus cinco anos de servicio. En ese periodo Pierce habia aprendido que el aura de fragilidad que proyectaban su constitucion y su tez no se correspondia con la realidad. Monica era organizada y fiel a sus ideas, y sacaba adelante el trabajo.
El ascensor se abrio y ambos entraron. Pierce pulso el boton del doce y empezaron a subir a gran velocidad.
– ?Estas seguro de que quieres vivir aqui cuando llegue el Grande? -pregunto Monica.
– Este edificio fue disenado para resistir un ocho punto cero -contesto el-. Lo comprobe antes de alquilarlo. Confio en la ciencia.
– ?Porque eres cientifico?
– Supongo.
– Pero ?confias en los constructores que aplican la ciencia?
Era una buena pregunta. Pierce no tenia respuesta para eso. La puerta se abrio en el doce y recorrieron el pasillo hasta su apartamento.
– ?Donde voy a decirles que coloquen todo? -pregunto Monica-. ?Tienes un plano o una idea en mente?
– No. Simplemente diles que dejen las cosas donde tu creas que van a quedar bien. Tambien necesito que me hagas un favor antes de irme.
Pierce abrio la puerta.
– ?Que clase de favor? -pregunto Monica con recelo.
Pierce se dio cuenta de que Monica pensaba que el podria dar un paso hacia ella tras la separacion de Nicole. Pierce tenia la teoria de que todas las mujeres atractivas pensaban que todos los hombres iban a intentarlo con ellas. Estuvo a punto de reir, pero no lo hizo.
– Solo una llamada. Te la escribire.
En la sala de estar, Pierce cogio el telefono. Habia tono de marcado y cuando comprobo los mensajes solo habia uno y era para Lilly. No era de Curt de All American Mail, sino de otro potencial cliente. Borro el mensaje y trato de entenderlo. Probablemente Lilly habia dejado su movil en los formularios de la empresa de correo y Curt la habia llamado al movil.
Eso no cambio su plan.
Pierce se llevo el telefono al sofa, se sento y escribio el nombre de Lilly Quinlan en una hoja en blanco de su libreta. A continuacion saco la tarjeta de visita del bolsillo.
– Quiero que llames a este numero y digas que eres Lilly Quinlan. Pregunta por Curt y dile que has recibido su mensaje. Dile que su llamada es la primera noticia de que no estaba al corriente de pago y preguntale por que no le habian puesto un aviso en el correo. ?De acuerdo?
– ?Por que? ?Para que?
– No puedo explicartelo todo, pero es importante.
– No estoy segura de que quiera hacerme pasar por otra persona. No es…
– Lo que vas a hacer es totalmente inofensivo. Es lo que los
Ella lo miro de una manera en que no lo habia mirado nunca antes en los seis meses que llevaba trabajando directamente para el.
– Vamos, Monica, no es nada. No vas a hacer dano a nadie. Y puede que incluso ayudes a alguien. De hecho, es lo que yo creo. -Dejo la libreta y el boligrafo en el regazo de Monica.
– ?Estas lista? Voy a marcar el numero.
– Doctor Pierce, esto no me parece…
– No me llames doctor Pierce, nunca me has llamado doctor Pierce.
– Entonces, Henry. No quiero hacer esto. No sin saber que estoy haciendo.
– Muy bien. Te lo contare. ?Sabes el numero nuevo que me contrataste?
Ella asintio.
– Bueno, antes pertenecia a una mujer que ha desaparecido, o a la que le ha pasado algo. Estoy recibiendo sus llamadas y trato de descubrir que le ha sucedido. ?Entiendes? Y esta llamada que quiero que hagas podria conseguirme la direccion de su casa. Es lo unico que quiero.
Quiero ir alli y ver si esta bien. Nada mas. Bueno, ?haras esa llamada?
Monica nego con la cabeza como si quisiera rechazar tanta informacion. Por su expresion parecia que Pierce acabara de decirle que lo habia abducido una nave espacial y un alien lo habia sodomizado.
– Esto es una locura. ?Por que te has enredado en esto? ?Conocias a esa mujer? ?Como sabes que ha desaparecido?
– No, no la conozco. Ha sido casualidad, porque me dieron el numero equivocado. Pero ahora se lo suficiente para saber que he de descubrir lo que le ha sucedido o asegurarme de que esta bien. ?Me haras el favor que te pido, Monica?
– ?Por que no cambias el numero y ya esta?
– Lo hare. Es lo primero que quiero que hagas el lunes por la manana.
– Y entretanto, llama a la policia.
– Todavia no tengo suficiente informacion para llamar a la policia. ?Que les diria? Creerian que estoy loco.
– Y podrian tener razon.
– Oye, ?vas a hacer esto o no?
Monica asintio, resignada.