parten como carambanos colgados de una casa. Nunca han dado con un sospechoso, ?verdad?

– Eso es. Nada.

– ?Por que te interesa tanto?

– Por lo mismo que a Jaye. Puede que el que ha hecho esto solo este empezando.

Bosch se limito a asentir, porque tenia la boca llena.

McCaleb estudio a su interlocutor. Tenia el pelo mas corto de lo que el recordaba. Tambien mas canoso, pero eso era de esperar. Seguia conservando el mismo bigote y los mismos ojos. Le recordaron a los de Graciela, tan oscuros que apenas habia limite entre el iris y la pupila. Pero los ojos de Bosch estaban cansados y con los parpados caidos y con arrugas en las comisuras. Aun asi, siempre se estaban moviendo, observando. Estaba sentado ligeramente inclinado hacia adelante, como si estuviera a punto de salir corriendo. McCaleb recordo que con Bosch siempre habia sentido que estaba ante un resorte, que en cualquier momento o por cualquier razon, Bosch podia llevar la aguja a la zona roja.

Bosch busco en el interior de su chaqueta, saco unas gafas de sol y se las puso. McCaleb se pregunto si lo hacia porque se habia dado cuenta de que lo estaba evaluando. Cogio la salchicha picante y finalmente le dio un mordisco. Tenia un gusto delicioso y mortal al mismo tiempo. Volvio a dejar la salchicha goteante en el plato de papel y se limpio la mano con una servilleta.

– Bueno, hablame de Gunn. Me has dicho que era un cabron, ?que mas?

– ?Que mas? Eso es todo. Era un depredador. Usaba a las mujeres, las compraba. Asesino a aquella chica en el motel, no tengo ninguna duda.

– Pero la fiscalia dejo el caso.

– Si, Gunn alego defensa propia. Dijo cosas que no encajaban, pero no lo suficiente para presentar cargos. Alego defensa propia y no iba a haber suficientes pruebas para ir contra el en un juicio. Asi que no presentaron cargos. Fin de la historia, siguiente caso.

– ?Sabia que no lo creiste?

– Si, claro. Lo sabia.

– ?Trataste de presionarle?

Bosch lanzo a McCaleb una mirada que el pudo leer a traves de las gafas de sol. La pregunta ponia en cuestion la profesionalidad de Bosch como detective.

– Quiero decir -se apresuro a decir McCaleb- que que paso cuando trataste de presionarle.

– La verdad es que nunca tuvimos ocasion. Hubo un problema. Veras, lo preparamos. Lo llevamos a comisaria y lo pusimos en una de las salas. Mi companero y yo pensabamos dejarlo un ralo alli, ibamos a hacer todo el numero, tomarle declaracion y luego intentar encontrar contradicciones. Pero nunca tuvimos ocasion de hacerlo bien.

– ?Que ocurrio?

– Edgar y yo (me refiero a mi companero Jerry Edgar) fuimos a tomar un cafe para hablar de como pensabamos llevar el caso. Mientras estabamos alli el teniente ve a Gunn sentado en la sala de interrogatorios y no sabe que cono hace alli. Asi que decide entrar y asegurarse de que le han leido sus derechos.

McCaleb vio la rabia en el rostro de Bosch, incluso seis anos despues de sucedido el hecho.

– ?Entiendes?, Gunn habia llegado como testigo y aparentemente como la victima de un delito. Dijo que ella lo amenazo con un cuchillo y que el se defendio. Asi que no necesitabamos leerle ningun derecho. El plan era entrar y sacudir su historia hasta que cometiera un error. Despues ya le leeriamos sus derechos. Pero ese teniente subnormal no tenia ni idea, asi que entro y aviso al tipo. Despues ya no habia nada que hacer. Sabia que ibamos a por el. Pidio un abogado en cuanto entramos en la sala.

Bosch nego con la cabeza y miro hacia la calle, McCaleb siguio su mirada. AI otro lado de Victory Boulevard habia un aparcamiento de coches usados con banderines rojos, blancos y azules ondeando al viento. Para McCaleb, Van Nuys siempre habia sido sinonimo de coches en venta. Los habia por todas partes, nuevos y usados.

– ?Y que le dijiste al teniente? -pregunto.

– ?Decirle? No le dije nada. Solo lo empuje por la ventana de su despacho. Me gane una suspension: baja involuntaria por estres. Jerry Edgar llevo el caso a la fiscalia. Lo estudiaron durante un tiempo, pero al final lo dejaron. -Bosch asintio. Mantenia los ojos fijos en el plato de papel vacio-. Yo me cargue el caso. Si, me lo cargue.

McCaleb espero un momento antes de hablar. Una rafaga de viento se llevo el plato de Bosch y el detective observo como resbalaba hasta la zona de picnic. No hizo ningun movimiento para detenerlo.

– ?Todavia trabajas para ese teniente?

– No. Ya no esta entre nosotros. Poco despues de aquello salio una noche y no volvio a casa. Lo encontraron en su coche en un tunel de Griffith Park, cerca del observatorio.

– ?Se suicido?

– No, alguien lo mato. El caso sigue abierto. Tecnicamente.

Bosch volvio a mirar a McCaleb. Este bajo la mirada y se fijo en que el alfiler de corbata de Bosch eran unas esposas minusculas.

– ?Que mas puedo decirte? -pregunto Bosch-. Nada de esto tiene ninguna relacion con Gunn. El era solo una mosca mas en esta mierda a la que llaman sistema judicial.

– No parece que tuvieras mucho tiempo de investigarlo.

– De hecho nada. Todo lo que te he contado ocurrio en un espacio de ocho o nueve horas. Despues, con lo que paso, me apartaron del caso y el tipo salio libre.

– Pero tu no te rendiste. Jaye me dijo que lo visitaste en la celda de borrachos la noche anterior a su asesinato.

– Si, lo detuvieron por conducir borracho mientras buscaba una puta en Sunset. Estaba en el calabozo y me avisaron. Fui a verlo, a tirar un poco de la cuerda para ver si al final hablaba. Pero el tio estaba como una cuba, tirado encima del vomito. Asi que eso fue todo. Digamos que no nos comunicamos.

Bosch miro la salchicha a medio comer de McCaleb y luego su reloj.

– Lo siento, pero es todo lo que tengo. ?Vas a comerte eso o podemos marcharnos?

– Un par mas de bocados, un par mas de preguntas. ?No quieres fumarte un cigarrillo?

– Lo deje hace un par de anos. Solo fumo en ocasiones especiales.

– No me digas que fue por lo del hombre Marlboro de Sunset que se quedo impotente.

– No, mi mujer queria que lo dejaramos los dos. Y lo hicimos.

– ?Tu mujer? Estas cargado de sorpresas, Harry.

– No te entusiasmes. Llego y se fue. Pero al menos he dejado de fumar. Ella no se.

McCaleb se limito a asentir, percibiendo que se habia adentrado demasiado en la vida personal del detective. Volvio a centrarse en el caso.

– Entonces, ?alguna teoria sobre quien lo mato?

McCaleb tomo otro bocado mientras Bosch respondia.

– Supongo que se encontro con alguien como el. Alguien que cruzo la linea en alguna ocasion. No me interpretes mal, espero que tu y Jaye encontreis a ese tipo. Pero por el momento, quienquiera que sea el o ella no ha hecho nada que me preocupe demasiado. ?Me explico?

– Es curioso que digas «ella». ?Crees que puede haber sido una mujer?

– No se lo suficiente del caso. Pero ya te he dicho que explotaba a las mujeres. Quiza alguna le paro los pies.

McCaleb asintio otra vez. No se le ocurria ninguna pregunta mas. De todos modos, hablar con Bosch habia sido buscar una posibilidad remota. Quiza McCaleb ya sabia que la cosa terminaria asi y queria volver a conectar con Bosch por otros motivos. Hablo con la vista clavada en el plato de papel.

– ?Aun piensas en la chica de la colina, Harry?

No queria decir en voz alta el nombre que Bosch le habia puesto.

Bosch asintio.

– De vez en cuando. Me pasa con todos. No me abandona.

McCaleb asintio.

– Si. Asi que nada… ?nadie pregunto por ella?

– No. Lo intente una vez mas con Seguin, fui a verlo a Q el ano pasado, una semana antes de que lo ejecutaran. Intente una ultima vez que me dijera algo, pero lo unico que hizo fue sonreirme. Era como si sintiera que era la victoria final. Se que estaba disfrutando, asi que me levante para irme y le dije que disfrutara en el

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