sufria el mal.

McCaleb se acerco al hombro de ella y miro la pintura desde mas cerca, en concreto a la localizacion exacta de la incision quirurgica. Estaba en el mismo sitio que la herida de la cabeza de Edward Gunn.

– Muy bien, puede continuar.

Las lechuzas estaban por todas partes. Fitzgerald no tenia que senalarselas en la mayoria de ocasiones, pues sus posiciones eran muy obvias. Si que explico parte de su simbologia. En muchos de los cuadros, la lechuza estaba representada encima de un arbol, encima de una rama gris y sin hojas: la muerte.

Fitzgerald paso la pagina a una pintura de tres paneles.

– Esta obra se llama El Juicio Final. El panel de la izquierda se llama «El jardin del Eden» y el de la derecha simple y obviamente «El infierno».

– Le gustaba pintar el infierno.

Nep Fitzgerald no sonrio. Sus ojos examinaron el libro.

El panel de la izquierda era una escena del jardin del Eden con Adan y Eva en el centro tomando la fruta que la serpiente le ofrecia desde el manzano. En una rama sin vida de un arbol cercano habia una lechuza que observaba la transaccion. En el panel opuesto, el infierno era representado como un lugar tenebroso, donde criaturas con aspecto de pajaros destripaban a los condenados, despedazaban sus cuerpos y los colocaban en parrillas para luego ponerlos sobre hogueras ardientes.

– Todo esto salio de la mente de ese hombre -dijo McCaleb-. No puedo… -No termino la frase, porque no estaba seguro de lo que queria decir.

– Era un alma atormentada -dijo Fitzgerald y paso la pagina.

La siguiente pintura era otra imagen circular con siete escenas separadas representadas en el borde exterior y una representacion de Dios en el centro. En una circunferencia dorada que rodeaba la imagen de Dios y la separaba de las otras escenas habia cuatro palabras en latin que McCaleb reconocio de inmediato.

– Cuidado, cuidado, Dios te ve.

Fitzgerald levanto la mirada hacia McCaleb.

– Es obvio que lo ha visto antes. O resulta que sabe latin medieval. Ese caso en el que esta trabajando tiene que ser de lo mas raro.

– Se esta volviendo asi. Pero yo solo conozco las palabras, no la pintura. ?Que es?

– En realidad es un tablero de mesa. Probablemente lo hizo para una iglesia o la casa de una persona santa. Es el ojo de Dios. El esta en el centro y lo que ve cuando mira hacia abajo son estas imagenes: los siete pecados capitales.

McCaleb asintio. Al mirar las diferentes escenas logro distinguir algunos de los pecados mas obvios: gula, lujuria y orgullo.

– Y ahora su obra maestra -dijo su guia de museo personal al volver la pagina.

Se trataba del mismo triptico que tenia colgado en la pared, El jardin de las delicias. McCaleb lo examino de cerca en esta ocasion. El panel izquierdo era una bucolica escena de Adan y Eva que eran puestos en el jardin por el Creador. A su lado se alzaba un manzano. El panel del centro, el mas grande, mostraba decenas de personas desnudas fornicando y bailando en una desinhibida lujuria, montando caballos, hermosos pajaros y criaturas completamente imaginarias del lago situado en primer plano. Y luego el ultimo panel, el mas oscuro, era el precio que habia que pagar: el infierno, un lugar de tormento y angustia administrado por aves monstruosas y otras horribles criaturas. El lienzo era tan detallado y fascinante que McCaleb comprendio que alguien pudiera pasarse cuatro horas ante el original y aun asi no terminar de verlo todo.

– Estoy segura de que ya ha captado las ideas de los temas repetitivos de Bosch -dijo Fitzgerald-, pero esta se considera su obra mas coherente, y tambien la mas bellamente imaginada y realizada.

McCaleb asintio y senalo los tres paneles mientras hablaba.

– Aqui estan Adan y Eva, la buena vida hasta que comen esa manzana. Luego, en el centro, tenemos lo que ocurre despues de la caida de la gracia: la vida sin reglas. El libre albedrio conduce a la lujuria y el pecado. ?Y adonde nos lleva todo esto? Al infierno.

– Muy bien. Si me lo permite senalare algunos aspectos especificos que quiza le interesen.

– Por favor.

Fitzgerald empezo con el primer panel.

– El paraiso en la tierra. Tiene razon en que representa a Adan y Eva antes de la Caida. El estanque y la fuente del centro representan la promesa de vida eterna. Ya se ha fijado en el manzano de la izquierda.

El dedo de Fitzgerald se movio por el libro hasta la estructura de la fuente, una torre de lo que parecian petalos de flores que de algun modo vertian agua en cuatro chorros diferentes al estanque que habia debajo. Entonces el lo vio. El dedo de Fitzgerald se detuvo debajo de una pequena entrada oscura en el centro de la estructura de la fuente. El rostro de una lechuza acechaba desde la oscuridad.

– Usted ha mencionado la lechuza antes. Aqui esta su imagen. Ya ve que no todo esta bien en este paraiso. El mal acecha y, como sabemos, terminara por vencer. Segun Bosch, Y si pasamos al otro panel vemos que la imagineria se repite una y otra vez.

Ella senalo dos representaciones distintas de lechuzas y otras dos de criaturas semejantes. McCaleb se fijo en un hombre desnudo que abrazaba una gran lechuza marron de ojos negros y brillantes. Los colores de la lechuza y los ojos coincidian con los del ave de plastico encontrada en el apartamento de Edward Gunn.

– ?Ha visto algo, Terry?

Senalo la lechuza.

– Esta. No puedo entrar en detalles con usted, pero esta coincide exactamente con la razon que me ha traido hasta aqui.

– Hay muchos simbolos en juego en este panel. Ese es uno de los mas obvios. Despues de la Caida, el libre albedrio del hombre conduce a la disipacion, la gula, la locura y la avaricia, y el peor de los pecados en el mundo de Bosch: la lujuria. El hombre cierra sus brazos en torno a la lechuza; abraza al mal.

McCaleb asintio.

– Y luego ha de pagar por ello.

– Ha de pagar. Como ve en el ultimo panel, esta es una representacion del infierno sin fuego. Es mas bien el lugar de una infinidad de tormentos y de dolor sin fin. De oscuridad.

McCaleb observo en silencio durante largo rato, moviendo los ojos por el paisaje de la pintura. Recordo lo que habia dicho el doctor Vosskuhler.

Una oscuridad mas negra que la noche.

12

Bosch ahueco las manos y las mantuvo apoyadas en la ventana situada junto a la puerta del apartamento. Estaba mirando la cocina. La encimera estaba impecable. No habia nada por lavar, ni cafetera, ni siquiera una tostadora. Le invadio un mal presentimiento. Se acerco a la puerta y golpeo una vez mas. Luego camino adelante y atras, esperando. Al bajar la mirada vio en el suelo la marca dejada por una alfombrilla de bienvenida que ya no estaba.

– Maldicion -dijo.

Busco en su bolsillo y saco una bolsita de cuero. Abrio la cremallera y extrajo dos ganzuas de acero que se habia fabricado a partir de sierras de arco. Miro en torno para asegurarse de que nadie lo veia. Estaba en un rellano protegido de un gran complejo de apartamentos, en Westwood. Probablemente, la mayoria de los residentes todavia estaban trabajando. Se puso a trabajar en la cerradura con las ganzuas, Al cabo de noventa segundos, habia abierto la puerta. Entro.

Supo al momento que el apartamento estaba desocupado, pero de todos modos reviso las habitaciones. Todas estaban vacias. Incluso abrio el botiquin del bano. Habia una cuchilla de afeitar de plastico rosa. Nada mas.

Retrocedio hasta la sala y saco el telefono. El dia anterior habia puesto el numero de movil de Janis Langwiser en las teclas de marcado rapido. Ella era una de las fiscales del caso y habian estado preparando el testimonio de Bosch durante el fin de semana anterior. La llamada encontro a Langwiser en el despacho provisional del juzgado

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