– Terry, lo siento. Nunca pense que te volveria a ti. ?Que ha pasado?

– ?Que ocurre, tio Buddy? -Era Raymond, desde la puerta del salon.

– Raymond, ?puedes meterte dentro y cerrar esa puerta durante unos minutos? -dijo McCaleb-. Pon la tele. Tengo que hablar con Buddy a solas.

El chico vacilo, sin dejar de mirar a Buddy que se tapaba la cara.

– Por favor, Raymond. Y deja esto en la nevera.

El chico finalmente salio y cogio el brick de zumo de naranja. Volvio a entrar y cerro la puerta. McCaleb miro de nuevo a Lockridge.

– ?Como pudiste pensar que no me iba a llegar?

– No lo se. Solo pense que nadie lo sabria.

– Bueno, pues te equivocaste. Y eso me ha causado muchos problemas. Pero por encima de todo es una puta traicion, Buddy. Sencillamente no puedo creer que puedas haber hecho una cosa asi.

McCaleb miro a la puerta de cristal para asegurarse de que el nino no estaba escuchando. No habia senal de Raymond. Seguramente habria bajado a uno de los camarotes. McCaleb se dio cuenta de que su respiracion estaba alterada. Se habia enfadado tanto que estaba hiperventilando. Tenia que acabar con eso y calmarse.

– ?Lo va a saber Graciela? -pregunto Buddy con voz suplicante.

– No lo se. No importa lo que ella sabe. Lo que importa es que tenemos esta relacion y tu vas y haces algo como esto a mis espaldas.

Lockridge seguia ocultando la cara tras los dedos.

– No imaginaba que significara tanto para ti, incluso si lo descubrias. No era gran cosa. Yo…

– No trates de mitigarlo o decirme si era poca cosa o no, ?vale? Y no me hables con esa voz suplicante y quejosa. Callate.

McCaleb camino hasta la popa. Dandole la espalda a Lockridge, miro a la colina situada sobre la zona comercial de la pequena localidad. Veia su casa. Graciela estaba en la terraza, con el bebe en brazos. Ella lo saludo y luego levanto la mano de Cielo en un saludo infantil. McCaleb le devolvio el saludo.

– ?Que quieres que haga? -dijo Buddy desde detras de el. Tenia la voz mas controlada-. ?Que quieres que diga? ?Que no volvere a hacerlo? Bueno, no volvere a hacerlo.

McCaleb no se volvio. Continuo mirando a su mujer y a su hija.

– No importa que no vuelvas a hacerlo. El dano esta hecho. Tengo que pensar en esto. Somos socios y amigos. O al menos lo eramos. Lo unico que quiero ahora es que te vayas. Voy a entrar con Raymond. Coge la Zodiac hasta el muelle. Vuelve en el ferry de esta noche. No quiero verte aqui, Buddy. Ahora no.

– ?Como vais a volver al muelle?

Era sin duda una pregunta desesperada con una respuesta obvia.

– Tomare el taxi acuatico.

– Tenemos una salida el sabado que viene. Es un grupo de cinco y…

– Ya me preocupare por el sabado cuando llegue el momento. Puedo cancelarlo si tengo que hacerlo o pasarle los clientes a Jim Hall.

– Terry, ?estas seguro de esto? Lo unico que hice fue…

– Estoy seguro. Vamos, Buddy. No quiero continuar hablando.

McCaleb se volvio, paso junto a Lockridge y camino hasta la puerta del salon. La abrio y entro, luego corrio la puerta y la cerro tras el. No volvio a mirar a Buddy, Fue a la mesa de navegacion y extrajo un sobre del cajon. Metio un billete de cinco dolares que saco del bolsillo, lo cerro y escribio el nombre de Raymond.

– Eh, Raymond, ?donde estas? -llamo.

Para cenar comieron sandwiches de queso y chile. El chile era de Busy Bee. McCaleb lo habia comprado en su camino desde el barco con Raymond.

McCaleb se sento enfrente de su mujer, con Raymond a su izquierda y la nina a su derecha en una silla sujeta a la mesa. Estaban comiendo dentro, porque una niebla vespertina habia envuelto la isla con un abrazo gelido. McCaleb permanecio en silencio y con aire taciturno durante la cena, igual que habia estado todo el dia. Al regresar a casa temprano, Graciela decidio mantener la distancia. Ella se llevo a Raymond de caminata al jardin botanico de Wrigley, en el canon de Avalon. McCaleb se quedo con la nina, que estuvo haciendo alboroto la mayor parte del dia. A el, de todos modos, no le importo. Le hacia pensar en otras cosas.

Al final, en la cena, dejaron de evitarse mutuamente. McCaleb habia preparado los sandwiches, asi que fue el ultimo en sentarse. Apenas habia empezado a comer cuando Graciela le pregunto cual era el problema.

– Ninguno -dijo el-. Estoy bien.

– Raymond dijo que tu y Buddy habiais discutido.

– Puede que Raymond tenga que ocuparse de sus propios asuntos.

Miro al nino cuando dijo esto y Raymond bajo la mirada.

– Eso no es justo, Terry -dijo Graciela.

Ella tenia razon y McCaleb lo sabia. Estiro el brazo y acaricio el pelo del chico. Era muy suave y a McCaleb le gustaba hacerlo. Esperaba que el gesto transmitiera sus excusas.

– Estoy fuera del caso porque Buddy lo filtro a un periodista.

– ?Que?

– Encontre (yo encontre) un sospechoso. Un poli. Buddy me oyo cuando explicaba a Jaye Winston lo que habia descubierto. Se dio la vuelta y llamo a un periodista. El periodista empezo a hacer llamadas, y Jaye y su capitan creen que la filtracion surgio de mi.

– Eso no tiene sentido. ?Por que iba a hacer eso Buddy?

– No lo se. No me lo dijo. De hecho si me lo dijo. Dijo que no creia que me fuera a importar. O palabras por el estilo. Eso ha sido hoy en el barco.

Hizo un gesto hacia Raymond, con lo que queria decir que esa era la conversacion tensa de la que habia captado una parte y que habia explicado a Graciela.

– Bueno, ?has llamado a Jaye para decirle que fue el?

– No, eso no importa. Vino de mi. Fui lo bastante tonto para dejar que se quedara en el barco. ?Podemos hablar de otra cosa? Estoy cansado de pensar en esto.

– Bueno, Terry, ?de que otra cosa quieres hablar?

McCaleb estaba en silencio. Ella tambien. Al cabo de un rato el empezo a reir.

– Ahora mismo no se me ocurre nada.

Graciela termino dando un mordisco a su sandwich. McCaleb miro a Cielo, que estaba mirando un globo azul y blanco atado a un hilo de su sillita y suspendido sobre ella. Estaba intentando alcanzarlo con sus manitas, pero no lo lograba. McCaleb vio que se estaba frustrando y comprendio la sensacion.

– Raymond, cuentale a tu padre lo que has visto hoy en los jardines -dijo Graciela.

Desde hacia poco ella habia empezado a referirse a McCaleb como el padre de Raymond. Lo habian adoptado, pero McCaleb no queria presionar al chico para que lo llamara papa. Raymond solia llamarlo Terry.

– Hemos visto un zorro gris -dijo-. Estaba cazando en el canon.

– Pensaba que los zorros cazaban de noche y dormian durante el dia.

– Bueno, entonces alguien lo desperto, porque lo vimos. Era grande.

Graciela asintio, apoyando a Raymond.

– Muy bien -dijo McCaleb-. Lastima que no pudierais sacarle una foto.

Comieron en silencio durante unos minutos. Graciela usaba su servilleta para limpiar la baba de la barbilla de CiCi.

– Bueno -dijo McCaleb-, estoy seguro de que estas contenta de que este fuera y las cosas vuelvan a la normalidad.

Graciela lo miro.

– Quiero que estes a salvo. Quiero que toda la familia este unida y segura. Eso es lo que me hace feliz, Terry.

El asintio y se termino el sandwich. Ella continuo.

– Quiero que seas feliz, pero si eso significa trabajar en estos casos, entonces hay un conflicto entre tu bienestar personal y tu salud y el bienestar de esta familia.

– Bueno, no tienes que preocuparte mas por eso. No creo que despues de esto nadie venga a llamarme.

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