John Reason sorprendio a los espectadores, el jurado y probablemente a la mayoria de los medios de comunicacion cuando se reservo su interrogatorio de Bosch hasta que empezara el turno de la defensa, pero eso ya lo habia previsto el equipo de la acusacion. Si la estrategia de la defensa era matar al mensajero, el mensajero era Bosch y la mejor forma de derribarlo era durante la presentacion del caso de la defensa. De ese modo, el ataque de Fowkkes a Bosch podria ser parte de un ataque orquestado contra toda la acusacion a David Storey.

Despues de la pausa del mediodia, durante la cual Bosch y los fiscales fueron implacablemente perseguidos por los periodistas con preguntas acerca del testimonio del detective, la acusacion empezo a avanzar con rapidez gracias a la inercia obtenida en la sesion de la manana. Kretzler y Langwiser se turnaron en el examen de una serie de testigos que permanecieron muy poco en la tribuna.

La primera fue Teresa Corazon, jefa de la oficina del forense. A preguntas de Kretzler, declaro acerca de sus descubrimientos durante la autopsia y fijo la hora de la muerte de Jody Krementz entre la medianoche y las dos de la manana del viernes, 13 de octubre. Tambien corroboro con su testimonio la rareza de las muertes por asfixia autoerotica en las que la victima era una mujer.

Una vez mas, Fowkkes se reservo el derecho a interrogar a la testigo durante la fase de la defensa del juicio. Corazon bajo de la tribuna antes de transcurrida media hora.

Finalizado su testimonio -al menos durante la fase de Ja acusacion-, ya no era vital para Bosch permanecer en la sala durante todo el transcurso del juicio. Mientras Langwiser llamaba al siguiente testigo -un tecnico de laboratorio que identificaria los pelos hallados en el cadaver de la victima como pertenecientes a Storey-, Bosch acompano a Corazon a su coche. Ambos habian sido amantes muchos anos antes, en lo que la cultura actual llamaria relaciones casuales. Pero aunque no habia nada de amor, tampoco habia nada de casual, al menos para Bosch. Segun su opinion se trataba de dos personas que observaban a la muerte cada dia y la ahuyentaban con el acto ultimo de afirmacion de la vida.

Corazon habia roto la relacion cuando la ascendieron a jefa de la oficina del forense. Desde entonces su contacto habia sido estrictamente profesional, aunque el nuevo puesto de Corazon reducia el tiempo que pasaba en la sala de autopsias y Bosch no la veia con demasiada frecuencia. El caso de Jody Krementz era diferente. Corazon se habia dado cuenta por instinto de que podria ser un caso que atrajera a los medios de comunicacion y se habia hecho cargo de la autopsia personalmente. Le habia valido la pena. Su testimonio se veria en todo el pais, e incluso en todo el mundo. Corazon era atractiva, lista, capacitada y concienzuda. Esa media hora en la tribuna seria como un anuncio de media hora para ofrecerse para empleos lucrativos como forense independiente o comentarista. En el tiempo que habian pasado juntos, Bosch habia aprendido que Teresa Corazon siempre tenia la vista puesta en el siguiente paso.

La forense habia aparcado en el garaje adjunto a las oficinas de la condicional, en la parte de atras del complejo de justicia. Hablaron de banalidades -el clima, los intentos de Harry por dejar de fumar- hasta que Corazon saco a relucir el caso.

– Parece que esta yendo bien.

– De momento.

– No estaria mal ganar a uno de estos peces gordos para variar.

– Nada mal.

– He visto tu testimonio de esta manana. Tenia la tele puesta en el despacho. Lo has hecho muy bien.

Bosch conocia su tono de voz y sabia que queria ir a parar a algun sitio.

– ?Pero?

– Pero pareces cansado. Y sabes que van a ir a por ti. En este tipo de caso si destrozan al poli destrozan el caso.

– O.J.

– Exacto. ?Estas preparado?

– Eso creo.

– Bueno. Solo descansa.

– Es mas facil decirlo que hacerlo.

Mientras se aproximaban al garaje, Bosch miro hacia las oficinas de la condicional y vio que el personal se habia reunido en la puerta con motivo de algun tipo de presentacion. El grupo estaba de pie detras de una pancarta colgada del tejado en la que se leia: «Bienvenida, Thea.» Un hombre de traje estaba entregando una placa a una voluminosa mujer que se apoyaba en un baston.

– Ah…, es esa agente de la condicional -dijo Corazon-. Le dispararon el ano pasado. Aquel pistolero de Las Vegas.

– Si, si-dijo Bosch al recordar el caso-. Ha vuelto.

Se fijo en que no habia ninguna camara de television grabando el homenaje. Una mujer recibia un disparo en acto de servicio y luego conseguia volver al trabajo. Aparentemente no merecia la pena gastar cinta de video en eso.

– Bienvenida -dijo Bosch.

El coche de Corazon estaba en la segunda planta. Era un Mercedes deportivo de un negro reluciente.

– Ya veo que el trabajo externo te esta yendo bien -dijo Bosch.

Corazon asintio.

– En mi ultimo contrato consegui que me dieran cuatro semanas de licencia profesional. Y les estoy sacando provecho. Juicios, tele, ese tipo de cosas. Tambien presente un caso en esa serie de autopsias de la HBO. Lo pasaran el mes que viene.

– Teresa, antes de que nos demos cuenta vas a ser mundialmente famosa.

Ella sonrio, se acerco a el y le enderezo la corbata.

– Ya se!o que opinas de eso, Harry. Esta bien.

– Lo que piense yo no tiene importancia. ?Eres feliz?

Ella asintio.

– Mucho.

– Entonces me alegro por ti. Sera mejor que vuelva a entrar. Ya nos veremos, Teresa.

Ella de repente se puso de puntillas y lo beso en la mejilla. Hacia mucho tiempo que nadie lo besaba de ese modo.

– Espero que lo consigas, Harry.

– Si, yo tambien.

Bosch bajo del ascensor y se dirigio a la sala del Departamento N. Vio un monton de gente agolpada ante el cordon de la puerta: personas que esperaban que quedara libre un asiento del publico. Habia unos cuantos periodistas cerca de la puerta abierta de la sala de prensa, pero todos los demas estaban en sus puestos, viendo el juicio.

– ?Detective Bosch?

Bosch se volvio. De pie ante un telefono publico estaba Jack McEvoy, el periodista al que habia visto el dia anterior. Se detuvo.

– Lo he visto salir y tenia la esperanza de atraparle.

– He de volver a entrar.

– Ya lo se, solo queria decirle que es muy importante que hable con usted de algo. Cuanto antes mejor.

– ?De que esta hablando? ?Que es tan importante?

– Bueno, es sobre usted.

McEvoy se acerco mas a Bosch para de este modo poder bajar la voz.

– ?Que pasa conmigo?

– ?Sabe que el departamento del sheriff lo esta investigando?

Bosch miro por el pasillo hacia la puerta de la sala y luego otra vez a McEvoy. El periodista estaba sacando lentamente un bloc y un boligrafo. Estaba preparado para tomar notas.

– Espere un momento. -Bosch puso la mano en el bloc-. ?De que esta hablando? ?Que investigacion?

– Edward Gunn, ?lo recuerda? Esta muerto y usted es su sospechoso.

Bosch se quedo mirando al periodista y su boca se abrio ligeramente.

– Estaba pensando que tal vez quiera hacer comentarios sobre esto. Bueno, defenderse. Voy a escribir un articulo para la edicion de la semana proxima y queria que tuviera la oportunidad de decir…

– No, sin comentarios. Tengo que volver a entrar.

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