McCaleb se reclino y lo miro.

– ?Que pasa con eso?

– Jaye nos ha contado lo que tu le contaste. Alli preguntaste especificamente por Bosch y Gunn, ?no?

– Si. ?Y que? ?Crees que entonces la camarera salto a por el telefono para llamar al New Times y preguntar por Jack McEvoy? ?Todo porque yo le ensene una foto de Bosch? Dadme un descanso.

– Esta es una ciudad obsesionada con los medios. La gente esta conectada. La gente vende historias e informacion constantemente.

McCaleb sacudio la cabeza, negandose a considerar la posibilidad de que la camarera del chaleco tuviera suficiente inteligencia para sacar conclusiones acerca de lo que el estaba haciendo y luego llamar a un periodista.

De repente cayo en la cuenta de quien tenia la inteligencia y la informacion para hacerlo. Buddy Lockridge. Y si habia sido Buddy, casi podria decirse que habia sido el mismo quien habia filtrado la informacion. Sintio que empezaba a formarsele sudor en el cuero cabelludo mientras pensaba en Buddy Lockridge escondido en la cubierta inferior mientras el construia su caso contra Bosch para Winston.

– ?Tomaste algo mientras estuviste en el bar? He oido que tomas un monton de pastillas cada dia. Mezclar eso con alcohol…, ya sabes, por la boca muere el pez.

La pregunta la habia formulado Twilley, pero McCaleb miro con severidad a Winston. Estaba picado por una sensacion de traicion por toda la situacion y por como las cosas habian cambiado rapidamente. Pero antes de poder decir nada vio la disculpa en sus ojos y supo que ella queria que las cosas se llevaran de otro modo. Al final, McCaleb se dirigio a Twilley.

– ?Tu crees que a lo mejor mezcle demasiado alcohol y pastillas, Twilley? ? Es eso? ? Crees que me fui de la lengua en el bar?

– Yo no creo eso. Solo estaba preguntando, ?vale? No hace falta que te pongas a la defensiva. Solo estoy tratando de averiguar como ese periodista sabe lo que sabe.

– Bueno, averigualo sin mi.

McCaleb aparto la silla para levantarse.

– Probad el lechon asado -dijo-. Es el mejor de la ciudad.

Cuando empezaba a ponerse en pie, Twilley se estiro y le sujeto por el brazo.

– Vamos, Terry, hablemos de esto -dijo.

– Terry, por favor -dijo Winston.

McCaleb se solto y se levanto. Miro a Winston.

– Buena suerte con estos muchachos, Jaye. Probablemente la necesitaras.

Luego miro a Friedman y a Twilley.

– Y a vosotros que os den por culo.

Se abrio paso a traves de la gente que esperaba y salio a la calle. Nadie lo siguio.

Se sento en el Cherokee aparcado en Sunset y observo el restaurante mientras trataba de deshacerse de la rabia. En cierto modo, McCaleb sabia que Winston y su capitan habian tomado las medidas apropiadas, pero no le gustaba en absoluto que lo echaran de un caso que era suyo. Un caso era como un coche. Puedes conducirlo o te pueden llevan O te pueden dejar en la cuneta e irse a toda marcha. McCaleb acababa de pasar de tener las manos en el volante a hacer autostop desde el arcen. Y eso dolia.

Empezo a pensar en Buddy Lockridge y en como iba a manejar la situacion con el. Si confirmaba que habia sido Buddy el que habia hablado con McEvoy despues de escuchar su conversacion con Winston en el barco, iba a cortar todos los lazos que le unian a el. Socio o no, no iba a poder volver a trabajar con Buddy.

Se dio cuenta de que Buddy tenia el numero de su movil y podia haber sido quien se lo habia dado a McEvoy. Saco el telefono y llamo a. su casa. Contesto Graciela, porque el viernes era un dia que trabajaba media jornada en la escuela.

– Graciela, ?le has dado el numero de mi movil a alguien ultimamente?

– Si, a un periodista que me dijo que te conocia y que tenia que hablar contigo urgentemente. Jack algo, ?por que, pasa algo?

– No, no pasa nada. Solo lo estaba comprobando.

– ?Estas seguro?

McCaleb oyo que tenia una llamada en espera. Miro el reloj. Era la una menos diez. Se suponia que McEvoy no tenia que llamar hasta despues de la una.

– Si, estoy seguro -le dijo a Graciela-. Mira, tengo otra llamada. Llegare al anochecer. Nos vernos entonces.

Cambio a la otra llamada. Era McEvoy, quien le explico que estaba en el juicio y tenia que volver a la una si no queria perder su valioso sitio. No podia esperar una hora entera para volverle a llamar.

– ?Podemos hablar ahora? -pregunto.

– ?Que quiere?

– Necesito hablar con usted.

– Eso ya me lo ha dicho. ?De que?

– De Harry Bosch. Estoy trabajando en un articulo sobre…

– No se nada del caso Storey. Solo lo que sale por la tele.

– No es por eso, es por el caso de Edward Gunn.

McCaleb no respondio. Sabia que eso era un error. Bailar con un periodista sobre algo asi solo podia traerle problemas. McEvoy lleno el silencio.

– ?Por eso queria hablar con Harry Bosch el otro dia cuando lo vi? ?Esta trabajando en el caso Gunn?

– Escucheme, puedo decirle sinceramente que no estoy trabajando en el caso de Edward Gunn, ?de acuerdo?

Bien, penso McCaleb, de momento no habia mentido.

– ?Estaba trabajando en el caso para el departamento del sheriff?

– ?Puedo preguntarle algo? ?Quien se lo ha dicho? ?Quien le dijo que estaba trabajando en el caso?

– No puedo contestarle eso. Tengo que proteger mis fuentes. Si quiere darme informacion, tambien protegere su identidad. Pero si descubro mis fuentes estoy perdido en este negocio.

– Bueno, le dire algo, Jack. No voy a hablar con usted a no ser que usted hable conmigo, ?me entiende? Es una calle de doble sentido. Si quiere decirme quien le ha dicho eso sobre mi hablare con usted. De otro modo, no tenemos nada que decirnos.

El espero. McEvoy no dijo nada.

– Lo suponia.

Colgo el telefono. Tanto si McEvoy habia mencionado su nombre al capitan Hitchens como si no, estaba claro que estaba conectado a una linea de informacion fiable. Y de nuevo McCaleb lo redujo a una unica persona ademas de el y Jaye Winston.

– ?Mierda! -dijo en voz alta en el coche.

Poco despues de la una vio que Jaye Winston salia de El Cochinito. McCaleb estaba esperando la oportunidad de arrinconarla y hablar con ella a solas, quiza incluso hablarle de Lockridge, pero Twilley y Friedman la siguieron y los tres se metieron en el mismo coche. Un vehiculo del FBI.

McCaleb vio como se internaban en el trafico en direccion al centro. El bajo del Cherokee y volvio a entrar en el restaurante. Estaba muerto de hambre. No habia mesas disponibles, asi que decidio llevarse algo y comerlo en el Cherokee.

La anciana que tomo el pedido levanto la cabeza y io miro con unos tristes ojos castanos. Le dijo que habia sido una semana de mucho trabajo y que acababa de terminarse el lechon asado.

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