Winston mostro la placa otra vez y presento a McCaleb solo por su nombre. De camino, McCaleb le habia dicho que lo de llamarlo «asociado» no estaba funcionando.

– Estamos trabajando en la investigacion de un homicidio, senor Lucas, y una de las pruebas importantes es un giro postal que se hizo desde aqui y probablemente se recibio aqui el veintidos de diciembre.

– ?El veintidos? Eso es justo en el mogollon de Navidad.

– Eso es, senor.

Winston miro a McCaleb.

– Hemos visto las camaras en las paredes, senor Lucas -dijo ella-. Estamos interesados en saber si tiene una cinta de video del veintidos.

– Cinta de video -dijo Lucas, como si no supiera de que estaban hablando.

– Usted es el agente de seguridad, ?no? -dijo Winston con impaciencia.

– Si, soy el agente de seguridad. Me encargo de las camaras.

– ?Puede mostrarnos su sistema de vigilancia, senor Lucas? -pregunto McCaleb en un tono mas amable.

– Si, claro. En cuanto me traigan una autorizacion se lo mostrare todo.

– ?Y donde y cuando conseguiremos la autorizacion? -pregunto Winston.

– En Regional, en el centro.

– ?Hay alguna persona concreta con la que podamos hablar? Estamos investigando un homicidio. El tiempo es esencial.

– Tendrian que hablar con el senor Preechnar, es inspector postal.

– ?Le importa que vayamos a su despacho y llamemos al senor Preechnar juntos? -pregunto McCaleb-. Nos ahorraria mucho tiempo y el senor Preechnar podria hablar directamente con usted.

Lucas se lo penso un momento y decidio que era una buena idea. Asintio.

– Veamos que se puede hacer.

Lucas abrio la puerta y los condujo a traves de un laberinto de inmensas cestas de correo hasta un cuchitril de oficina con dos escritorios apretados. En uno de los escritorios habia un monitor de video con la pantalla dividida en cuatro partes con diferentes tomas de la zona publica de la oficina de correos. McCaleb se dio cuenta de que habia una camara que no habia visto durante su inspeccion previa.

Lucas paso el dedo por una lista de numeros de telefono enganchada en la mesa e hizo la llamada. Cuando se puso en contacto con su supervisor, le explico la situacion y le paso el telefono a Winston. Ella repitio su explicacion y devolvio el telefono a Lucas. Este miro a McCaleb e hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Tenian la aprobacion.

– Muy bien -dijo Lucas despues de colgar-. Veamos que tenemos aqui.

Saco un aro con llaves que llevaba colgado del cinturon. Fue hasta el otro lado del despacho y abrio un armario que estaba lleno de videograbadoras y cuatro estantes con cintas de video marcadas con los numeros del uno al treinta y uno en cada estante. En el suelo habia dos cajas con cintas de video virgenes.

McCaleb vio todo eso y de repente se dio cuenta de que era 22 de enero; habia transcurrido exactamente un mes desde la fecha del giro postal.

– Senor Lucas, pare las maquinas -dijo.

– No puedo hacer eso. Las maquinas no pueden parar. Si esta abierto, las cintas han de grabar.

– No lo entiende. El dia que queremos es el veintidos de diciembre. Estamos grabando encima del dia que queremos mirar.

– Calma, detective McCallan. Tengo que explicarle como funciona esto.

McCaleb no se molesto en corregir el error con su apellido. No habia tiempo.

– Entonces, dese prisa, por favor.

McCaleb miro su reloj. Eran las ocho y cuarenta y ocho. La oficina de correos llevaba cuarenta y ocho minutos abierta y eso suponia que cuarenta y ocho minutos de la cinta del 22 de diciembre habian sido borrados al grabarse encima lo del dia.

Lucas empezo a explicar el procedimiento de grabacion. Habia una videograbadora para cada una de las cuatro camaras y se ponia una cinta en cada uno de ellos al empezar el dia. Se grababan treinta fotogramas por minuto, lo cual permitia que una cinta sirviera para todo el dia. La cinta de un dia en concreto se guardaba durante un mes y se reutilizaba si no era reservada antes por una investigacion del servicio de inspeccion postal.

– Tenemos un monton de artistas del timo y todo lo que usted quiera. Ya sabe lo que es Hollywood. Acabamos con un monton de cintas reservadas. Los inspectores vienen y se las llevan o se las enviamos nosotros.

– Lo entendemos, senor Lucas -dijo Winston con una nota de urgencia en la voz al tiempo que aparentemente llegaba a la misma conclusion que McCaleb-. Puede parar las maquinas y reemplazar las cintas. Estamos grabando encima de lo que puede ser una prueba muy valiosa.

– Ahora mismo -dijo Lucas.

Sin embargo, procedio a buscar en la caja de cintas virgenes y saco cuatro de ellas. Entonces despego las etiquetas de un rollo y las pego en las cintas. Se saco un boligrafo de detras de la oreja y escribio la fecha y algun tipo de codigo en las etiquetas. Finalmente, empezo a sacar las cintas de los equipos y a sustituirlas por las nuevas.

– Ahora, ?como quieren hacer esto? Estas cintas son propiedad de correos. No van a salir de estas instalaciones. Puedo instalar una tele con video incorporado en este escritorio.

– ?Esta seguro de que no podemos llevarnoslas durante un dia? -dijo Winston-. Podriamos devolverselas a las…

– No sin una orden judicial. Es lo que me ha dicho el senor Preechnar y es lo que voy a hacer.

– Supongo que no nos queda eleccion -dijo Winston, mirando a McCaleb y negando con la cabeza por la frustracion.

Mientras Lucas iba a buscar la tele, McCaleb y Winston decidieron que el se quedaria viendo la cinta mientras Winston iba a la oficina para asistir a una reunion a las once con Twilley y Friedman. Dijo que no mencionaria la nueva investigacion de McCaleb ni la posibilidad de que su anterior interes en Harry Bosch fuera un error. Ella devolveria las copias del expediente y la cinta de video.

– Ya se que no crees en las coincidencias, pero es lo unico que tienes por el momento, Terry. Si descubres algo en la cinta se lo llevare al capitan y mandaremos al cuerno a Twilley y Friedman. Pero hasta que lo tengas… Yo sigo en la picota y necesito algo mas que una coincidencia para mirar a otro sitio que no sea Bosch.

– ?Que hay de la llamada a Tafero?

– ?Que llamada?

– De algun modo supo que Gunn estaba en el calabozo y el fue a pagarle la fianza para que lo pudieran matar esa noche y cargarselo a Bosch.

– No se nada de la llamada… Si no fue Zucker, probablemente fue algun otro de la comisaria con el que tiene un acuerdo. Y el resto de lo que has dicho es simple especulacion si no hay ningun hecho que lo respalde.

– Creo que…

– Basta, Terry. No quiero oirlo hasta que tengas algo que lo sustente. Me voy a trabajar.

Como si le hubieran dado pie, Lucas entro empujando un carrito con una television pequena encima.

– Preparare esto -dijo.

– Senor Lucas, tengo una cita -dijo Winston-. Mi colega va a mirar las cintas. Gracias por su cooperacion.

– Me alegro de resultar util, senora.

Winston miro a McCaleb.

– Llamame.

– ?Quieres que te acerque a tu coche?

– No, ire caminando.

McCaleb asintio.

– Buena suerte -dijo ella.

McCaleb asintio de nuevo. Ella ya le habia dicho lo mismo en una ocasion en un caso que no habia resultado demasiado feliz.

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