– Si, eso es.
– Y el sistema informatico registro a esa persona como David Storey, ?es asi?
– Identifico su voz, si.
– ?Y esta persona tambien tendria que haber utilizado la contrasena del senor Storey y decir la fecha correcta?
– Si, eso es.
Langwiser anuncio que no tenia mas preguntas. Fowkkes dijo al juez que deseaba hacer un breve interrogatorio al testigo. Salto al estrado y miro a Hendricks.
– Senor Hendricks, ?cuanto tiempo hace que trabaja para Lighthouse?
– El mes que viene hara tres anos.
– ?Entonces usted era empleado de Lighthouse el uno de enero del ano pasado, durante lo que se llamo el desafio del efecto dos mil?
– Si-respondio Hendricks, vacilante.
– ?Puede decirnos que paso con muchos de los clientes de Lighthouse ese dia?
– Eh, tuvimos algunos problemas.
– ?Algunos problemas, senor Hendricks?
– Hubo fallos de sistema.
– ?En que sistema en concreto?
– Los Millennium Two tuvieron un fallo de sistema, pero fue menor. Pudimos…
– ?A cuantos clientes con Millennium Two de la zona de Los Angeles afecto?
– A todos, pero localizamos el
– Eso es todo, senor. Gracias.
– … lo arreglamos.
– Senor Hendricks -rugio el juez-. Ya basta. El jurado no tendra en cuenta esta ultima afirmacion.
El juez miro a Langwiser.
– ?Mas preguntas, senora Langwiser?
Langwiser dijo que haria unas cuantas preguntas rapidas. Bosch habia descubierto los problemas del efecto dos mil y habia informado a los fiscales, quienes habian confiado en que la defensa no los descubriera.
– Senor Hendricks, ?Lighthouse soluciono el
– Si, lo hicimos inmediatamente.
– ?Pudo afectar de algun modo a los datos recogidos del sistema del acusado diez meses despues del efecto dos mil?
– En absoluto. El problema se soluciono. El sistema fue reparado.
Langwiser dijo que no tenia mas preguntas para el testigo y se sento. Entonces se levanto Fowkkes para interpelar.
– El b
Hendricks lo miro desconcertado.
– Si, ese fue el que causo el problema.
– Lo que esta diciendo es que solo conocen estos
– Eh, normalmente.
– De manera que podria haber habido un
Hendricks se encogio de hombros.
– Todo es posible.
Fowkkes se sento y el juez pregunto a Langwiser si tenia mas preguntas. La fiscal vacilo un momento, pero termino diciendo que no haria mas preguntas. Houghton despidio a Hendricks, y propuso un descanso para el almuerzo.
– Nuestro proximo testigo sera muy breve, senoria. Me gustaria que testificara antes del receso. Queremos concentrarnos en un solo testigo durante la sesion de tarde.
– Muy bien, adelante.
– Llamamos de nuevo al detective Bosch.
Bosch se levanto y subio al estrado de los testigos, con el expediente del asesinato. En esta ocasion no toco el microfono. Se acomodo y el juez le recordo que continuaba bajo juramento.
– Detective Bosch -empezo Langwiser-. ?En un punto de su investigacion del asesinato de Jody Krementz le pidieron que fuera en coche desde la casa del acusado a la de Jody Krementz y regresara de nuevo?
– Si, usted me lo pidio.
– ?Y usted lo hizo?
– Si.
– ?Cuando?
– El dieciseis de noviembre, a las tres y diecinueve de la manana.
– ?Cronometro el trayecto?
– Si, en ambos sentidos.
– ?Y puede decirnos esos tiempos? Puede consultar sus notas si lo desea.
Bosch abrio la carpeta por una pagina previamente marcada. Se tomo un momento para examinar sus anotaciones, aunque conocia la respuesta de memoria.
– De la casa del senor Storey a la de Jody Krementz tarde once minutos y veintidos segundos, conduciendo respetando la velocidad maxima. Al regresar tarde once minutos y cuarenta y ocho segundos. En total veintitres minutos y diez segundos.
– Gracias, detective.
Eso era todo. Fowkkes renuncio a interrogar a Bosch, reservandose el derecho de llamarlo al estrado durante la fase de la defensa. El juez Houghton levanto la sesion para el almuerzo y la atestada sala empezo a vaciarse.
Bosch estaba abriendose camino entre la marana de letrados, espectadores y periodistas en el pasillo y buscando a Annabelle Crowe cuando una mano le sujeto el brazo con fuerza desde atras. Se volvio y vio el rostro de un hombre negro que no reconocio. Otro hombre, este blanco, se les acerco. Los dos hombres llevaban trajes grises casi identicos y Bosch supo que eran del FBI antes de que el primero pronunciara una palabra.
– Detective Bosch, soy el agente especial Twilley del FBI. El es el agente especial Friedman. ?Podemos hablar en privado en alguna parte?
38
Tardo tres horas en revisar cuidadosamente la cinta de video. Despues de terminar, lo unico que tenia McCaleb era una multa de aparcamiento. Tafero no habia aparecido en el video de la oficina de correos en el dia en que se efectuo el giro. Y tampoco Harry Bosch. Le atormentaba pensar en los cuarenta y ocho minutos que habian sido grabados encima antes de su llegada a la oficina con Winston. Si hubieran ido primero a la oficina de correos y despues a la comisaria de Hollywood quiza en ese momento tendrian al asesino en video. Esos cuarenta y ocho minutos podian marcar la diferencia en el caso, la diferencia entre poder salvar a Bosch o condenarlo.
McCaleb estaba pensando en posibles escenarios cuando llego al Cherokee y se encontro con una multa bajo el limpiaparabrisas. Maldijo, la saco y la miro. Habia estado tan absorto mirando la cinta que olvido que habia aparcado en una zona de estacionamiento limitado a quince minutos, delante de la oficina de correos. La multa iba a costarle cuarenta dolares, y eso dolia. Con las pocas excursiones de pesca que conseguian en los meses invernales, su familia habia estado viviendo de la pequena paga de Graciela y de su pension del FBI. No les quedaba mucho margen con los gastos de los dos ninos. Esto, sumado a la cancelacion del sabado, les haria dano.
Volvio a poner la multa en el mismo sitio y empezo a caminar por la acera. Decidio que queria ir a Fianzas Valentino, aunque sabia que probablemente Rudy Tafero estaria en el juicio de Van Nuys. Queria seguir con su