– ?Y el nombre Billy Blitzkrieg?

– ?Billy Blitzkrieg??Esta de broma?

– No, ?lo reconoce?

– No, en absoluto. Me suena a estrella del heavy metal.

– No, no lo es. Pero ?esta segura de que no reconoce ninguno de los nombres?

– Lo siento, detective.

Bosch levanto la mirada y vio a una mujer que los llamaba desde la puerta abierta del despacho de la jueza. Rider lo miro y se paso un dedo por el cuello.

– Mire, Tara, he de colgar. La llamare para concertar la entrevista lo antes que pueda. Le pido disculpas otra vez y la llamare pronto. Gracias.

Bosch cerro el telefono antes de que ella pudiera responder e inmediatamente lo apago. Siguio a Rider por la puerta que le sostenia una mujer que Bosch supuso que era Kathy Chrzanowski.

En el otro extremo de la sala, las cortinas estaban corridas en las ventanas de suelo a techo. Una unica lampara de escritorio iluminaba el despacho. Detras de la mesa, Bosch vio a una mujer que aparentaba estar cercana a los setenta. Parecia menuda detras de la enorme mesa de madera oscura. Tenia un rostro amable que a Bosch le dio esperanzas de poder salir del despacho con una aprobacion de las escuchas telefonicas.

– Detectives, pasen y sientense -dijo ella-. Lamento haberles hecho esperar.

– No hay problema, senoria -dijo Rider-. Le agradecemos que lo haya estudiado a fondo.

Bosch y Rider ocuparon sendas sillas delante del escritorio. La jueza no llevaba su toga negra; Bosch la vio en un colgador de la esquina. Junto a la pared habia una fotografia enmarcada de Demchak con un magistrado del tribunal supremo notoriamente liberal. Bosch sintio que se le hacia un nudo en el estomago. Luego vio otras dos fotografias enmarcadas en el escritorio. Una era de un anciano y un nino con palos de golf. Su marido y un nieto, quiza. La otra foto mostraba a una nina de unos nueve anos en un columpio. Pero los colores se estaban desvaneciendo. Era una foto vieja. Quizas era su hija. Bosch empezo a pensar que la conexion con los ninos podria establecer la diferencia.

– Parece que tienen prisa con esto -dijo la jueza-. ?Hay alguna razon que la justifique?

Bosch miro a Rider y ella se inclino hacia delante para responder. Era su jugada. El solo estaba como refuerzo y para enviar a la jueza el mensaje de que se trataba de algo importante. Los polis tenian que ser corporativistas en alguna ocasion.

– Si, senoria, un par de razones -empezo Rider-. La principal es que creemos que manana se publicara un articulo de periodico en el Daily News. Eso podria causar que el sospechoso, Roland Mackey, contactara con otros sospechosos (uno de los cuales figura en la orden) y hablara del asesinato. Como puede ver por la orden, creemos que hay mas de un individuo implicado en este crimen, pero solo tenemos a Mackey relacionado directamente con el. Si tenemos preparadas las escuchas cuando se publique el articulo de periodico podriamos lograr identificar al resto de los implicados a traves de sus llamadas y conversaciones.

La jueza asintio, pero no los estaba mirando. Tenia los ojos fijos en los formularios de solicitud y autorizacion. Su expresion era seria y Bosch empezo a tener una mala sensacion. Al cabo de unos segundos, ella dijo:

– ?Y la otra razon para la prisa?

– Ah, si -dijo Rider, simulando haberlo olvidado-. La otra razon es que creemos que Roland Mackey todavia podria estar implicado en actividades delictivas. No sabemos exactamente que traman en este momento, pero creemos que cuanto antes empecemos a escuchar sus conversaciones antes podremos determinarlo y seremos capaces de impedir que alguien se convierta en victima. Como puede ver por la solicitud, sabemos que ha estado implicado en al menos un asesinato. No creemos que debamos perder tiempo.

Bosch admiro la respuesta de Rider. Era una respuesta cuidadosamente concebida que podia poner mucha presion para que la jueza firmara la autorizacion. Al fin y al cabo, ella era una funcionaria elegida. Tenia que considerar las ramificaciones de que denegara la solicitud. Si Mackey cometia un delito que podria haberse impedido si la policia hubiera escuchado sus llamadas telefonicas, la jueza seria considerada responsable por parte de un electorado al que poco le importaria que ella hubiera tratado de salvaguardar los derechos personales de Mackey.

– Ya veo -dijo friamente Demchak en respuesta a Rider-. ?Y cual es la causa probable para creer que esta implicado en actividades delictivas en curso, puesto que no puede especificar un delito especifico?

– Diversas cosas, jueza. Hace doce meses el senor Mackey termino una condena de libertad condicional por un delito sexual e inmediatamente se traslado a una nueva direccion donde su nombre no aparece en ninguna escritura ni contrato de alquiler. No dejo direccion de seguimiento a su anterior casero ni en la oficina postal. Esta viviendo en la misma propiedad con un ex presidiario con el que ya habia estado implicado en anteriores actividades delictivas documentadas. Por eso William Burkhart tambien consta en la solicitud. Y, como puede ver en la solicitud, esta utilizando un telefono que no esta registrado a su nombre. Claramente esta volando por debajo del radar, senoria. Todas esas cosas juntas trazan una imagen de alguien que toma sus precauciones para ocultar su implicacion en actividades delictivas.

– O quiza solo quiere evitar la intrusion del gobierno -dijo la jueza-. Sus argumentos siguen siendo muy debiles, detective. ?Tiene alguna otra cosa? No estaria de mas.

Rider miro de soslayo a Bosch, con los ojos bien abiertos. Estaba perdiendo la confianza de que habia hecho gala en la sala de espera. Bosch sabia que lo habia puesto todo en la solicitud y sus comentarios en la sala. ?Que quedaba? Bosch se aclaro la garganta y se inclino para hablar por primera vez.

– La actividad delictiva previa en la que participo con el hombre con el que ahora vive eran delitos de odio, senoria. Estos tipos hirieron y amenazaron a mucha gente. Mucha gente.

Se acomodo en su asiento, con la esperanza de haber dado una vuelta de tuerca a la presion sobre la jueza Demchak.

– ?Y hace cuanto tiempo que se produjeron esos delitos? -pregunto esta.

– Fueron perseguidos a finales de los anos ochenta -dijo Bosch-. Pero ?quien sabe cuanto tiempo continuaron? La asociacion de estos dos hombres obviamente ha continuado.

La jueza no dijo nada durante un minuto mientras parecia estar leyendo y releyendo la seccion de resumen de la solicitud de Rider. Una lucecita roja se encendio en un lado de la mesa. Bosch sabia que significaba que lo que fuera que tuviera programado en su sala estaba listo para empezar. Todos los abogados y partes habian llegado.

Finalmente, la jueza Demchak nego con la cabeza.

– Simplemente no creo que haya motivos suficientes, detectives. Lo tienen con la pistola, pero no en la escena del crimen. Podria haber usado la pistola en los dias o semanas anteriores al asesinato.

La magistrada hizo un ademan de desprecio a los papeles que tenia extendidos delante de ella.

– Este fragmento acerca de que robo en un drive-in donde les gustaba ir a la victima y sus amigas es a lo sumo tenue. Realmente me ponen contra las cuerdas al pedirme que firme algo que no esta aqui.

– Esta ahi -dijo Bosch-. Sabemos que esta ahi.

Rider le puso una mano en el brazo a Bosch para advertirle de que no perdiera los nervios.

– No lo veo, detective -dijo Demchak-. Me esta pidiendo que le saque de apuros. No tienen suficiente causa probable y me esta pidiendo que establezca la diferencia. No puedo hacerla. No tal como esta.

– Senoria -dijo Rider-. Si no nos firma esto perderemos nuestra oportunidad con el articulo del periodico.

La jueza le sonrio.

– Eso no tiene nada que ver conmigo ni con lo que yo debo hacer aqui, detective. Ya lo sabe. Yo no soy un instrumento del departamento de policia. Soy independiente y he de tratar con los hechos del caso como se presentan.

– La victima era mestiza -dijo Bosch-. Este tipo es un racista documentado. Robo la pistola que se utilizo para matar a una chica de razas mezcladas. La conexion esta ahi.

– No es una conexion probatoria, detective. Es una conexion de inferencia circunstancial.

Bosch miro a la jueza un momento y esta le devolvio la mirada.

– ?Tiene hijos, senoria? -pregunto Bosch.

El rubor inmediatamente subio a las mejillas de la jueza.

– ?Que tiene que ver con esto?

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