colores tambien. El personaje de una rata con un arma emergiendo de un tunel no resultaba reconocible. Parecia un moraton doloroso.

– Yo tampoco me aguanto muy bien, Vicki -dijo Bosch.

Ella no hizo caso de la queja y se puso a trabajar. Primero uso un perfilador de ojos para esbozar los tatuajes en el cuerpo de Harry. Michael Allen Smith tenia lo que habia llamado galones de la Gestapo tatuados en el cuello. A ambos lados estaban los relampagos gemelos de la insignia de las SS, como los que llevaban en el cuello las camisas de los uniformes del cuerpo de elite de Hitler. Landreth los grabo en la piel de Bosch con facilidad y rapidez. Le hacia cosquillas y a Bosch le costo lo suyo mantenerse quieto. Entonces llego el momento de la parte del biceps.

– ?En que brazo? -pregunto ella.

– Creo que en el izquierdo.

Bosch estaba pensando en el engano a Mackey. Considero que habia mas probabilidades de que terminara sentado a la derecha de Mackey, lo cual significaba que su brazo izquierdo estaria en la linea de vision de este.

Landreth le pidio que sostuviera la foto del brazo tatuado de Smith al lado del suyo para poder copiarlo. En el biceps de Smith estaba tatuada una calavera con una esvastica. A pesar de que Smith nunca habia admitido los crimenes de los que se le acuso, siempre habia sido muy franco acerca de sus ideas racistas y el origen de sus numerosos tatuajes. La calavera del biceps, dijo, habia sido copiada de un cartel de propaganda de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando Landreth paso del cuello al brazo, Bosch pudo respirar con mas facilidad y Landreth pudo trabar conversacion con el.

– Bueno, ?que novedades me cuentas? -pregunto ella.

– Poca cosa.

– ?El retiro era aburrido?

– Podrias decir eso.

– ?Que has hecho este tiempo, Harry?

– Trabaje en un par de casos viejos, pero sobre todo pase el tiempo en Las Vegas, tratando de conocer a mi hija.

Ella se aparto de su trabajo y miro a Harry con expresion de sorpresa.

– Si, a mi tambien me sorprendio cuando lo descubri -dijo el.

– ?Que edad tiene?

– Casi seis.

– ?Vas a poder seguir viendola ahora que estas trabajando?

– No importa, no esta aqui.

– Vaya, ?donde esta?

– Su madre se la ha llevado un ano a Hong Kong.

– ?Hong Kong? ?Que hay en Hong Kong?

– Un trabajo. Firmo un contrato de un ano.

– ?No lo consulto contigo?

– No se si «consultar» es el termino correcto. Me dijo que se iba. Yo hable con un abogado y no podia hacer gran cosa al respecto.

– No es justo, Harry.

– Estoy bien. Hablo con ella una vez a la semana. En cuanto consiga unas vacaciones ire a verla.

– No hablo de que no sea justo para ti. No es justo para ella. Una nina deberia estar con su padre.

Bosch asintio con la cabeza, porque era lo unico que podia hacer. Al cabo de unos minutos, Landreth termino su esbozo, abrio una caja y saco un frasco de tinta de Hollywood junto con un aplicador en forma de boli.

– Es azul Bic -dijo ella-. Es lo que mas se usa en las carceles. No perforare la piel, asi que deberia desaparecer en un par de semanas.

– ?Deberia?

– La mayoria de las veces. Pero trabaje con un actor al que le puse un as de picas en el brazo. Y lo curioso es que no se le fue. No del todo. Asi que termino haciendose un tatuaje de verdad encima del mio. No le hizo mucha gracia.

– Igual que a mi no me va a hacer gracia tener unos relampagos en el cuello el resto de mi vida. Antes de que empieces a ponerme eso, Vicki, ?hay…? -Se detuvo cuando se dio cuenta de que Landreth se estaba riendo de el.

– Era broma, Bosch. Es la magia de Hollywood. Se va con frotarlo un par de veces, ?vale?

– De acuerdo, pues.

– Entonces quedate quieto y terminemos con esto.

Ella se puso a trabajar con el boli para aplicar la tinta azul oscura a la piel de Bosch. Secaba periodicamente la piel con un trapo y repetidamente le pidio que dejara de respirar, algo que el le dijo que no podia hacer. Landreth termino en menos de media hora. Le dio un espejo de mano y el se examino el cuello. Le parecia autentico. Tambien le resultaba extrano ver semejantes simbolos de odio en su propio cuello.

– ?Puedo ponerme la camisa ya?

– Dame unos minutos mas.

Ella le toco otra vez la cicatriz en el hombro.

– ?Es de cuando te dispararon en el tunel del centro?

– Si.

– Pobre Harry.

– Mas bien, afortunado Harry.

Landreth empezo a recoger el material mientras el se quedaba sentado sin camisa y sintiendose incomodo por eso.

– Bueno, ?cual es tu mision esta noche? -pregunto Bosch, solo por decir algo.

– ?Para mi? Nada. Ya me voy.

– ?Has terminado?

– Si, hoy hemos trabajado en turno de dia. Unas chicas trabajadoras habian invadido el hotel del Kodak Center. No lo podemos tolerar en el nuevo Hollywood, ?verdad? Asi que detuvimos a cuatro.

– Lo siento, Vicki. No sabia que te estaba reteniendo. Habria venido antes. Joder, estaba abajo charlando con Edgar antes de subir. Deberias haberme dicho que me estabas esperando.

– No pasa nada. Me he alegrado de verte. Y queria decirte que me alegro de que hayas vuelto al trabajo.

Bosch de repente penso en algo.

– Eh, ?quieres ir a cenar a Musso’s o vas al Sportsmen’s Lodge?

– Olvidate del Sportsmen’s Lodge. Esas cosas me recuerdan demasiado a las fiestas de despedida. Tampoco me gustan.

– Entonces ?que me dices?

– No se si quiero que me vean en ese sitio con un cerdo racista tan obvio.

Esta vez Bosch sabia que estaba de broma. Sonrio y ella tambien sonrio, y le dijo que lo de la cena estaba hecho.

– Ire con una condicion -agrego ella.

– ?Cual?

– Que te vuelvas a poner la camisa.

27

Bosch se desperto a las cinco y media a la manana siguiente sin necesidad de despertador. No era algo excepcional para el. Sabia que eso era lo que ocurria cuando te metias en el tunel de un caso. Las horas de vigilia

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