pared del vestibulo principal de la selecta escuela.

«No queremos olvidar nunca a Rebecca», asegura el director, Gordon Stoddard, que era profesor cuando Verloren era alumna en la escuela.

Una de las amigas y companeras de clase de Rebecca es ahora profesora en Hillside. Bailey Koster Sable paso una tarde con Rebecca solo dos dias antes de que esta fuera asesinada. La perdida la ha perseguido, y dice que piensa constantemente en su amiga.

«Creo que es porque podria haberle ocurrido a cualquiera -explico Sable despues de las clases de ayer-. Asi que eso me lleva a hacerme siempre la misma pregunta: ?por que ella?»

Esa es la pregunta que la policia de Los Angeles espera poder responder pronto.

Bosch miro la foto de la pagina interior a la que saltaba la historia. Mostraba a Bailey Sable y Gordon Stoddard de pie a ambos lados de la placa instalada en la pared del vestibulo de Hillside Prep. La autora de la foto era asimismo Emerson Ward. El pie de foto decia: «Amiga y profesor; Bailey Sable asistia a la escuela con Rebecca Verloren y Gordon Stoddard les ensenaba ciencias. Ahora director de la escuela, Stoddard dice: “Becky era una buena chica. Esto nunca tendria que haber ocurrido.”»

Bosch se sirvio cafe en una taza y volvio a leer el articulo mientras se lo tomaba. Despues cogio con nerviosismo el telefono de la encimera y llamo a casa de Kizmin Rider. Ella respondio con voz nebulosa.

– Kiz, el articulo es perfecto. Ha puesto todo lo que queriamos.

– ?Harry? ?Que hora es, Harry?

– Casi las siete. Estamos en marcha.

– Harry, hemos de trabajar toda la noche. ?Que estas haciendo despierto? ?Que estas haciendo llamandome a las siete de la manana?

Bosch se dio cuenta de su error.

– Lo siento. Estoy demasiado excitado.

– Llamame dentro de dos horas.

Rider colgo. No habia usado un tono de voz agradable. Imperterrito, Bosch saco una hoja de papel doblada del bolsillo de su chaqueta. Era la hoja con los numeros que Pratt habia distribuido durante la reunion de equipo. Llamo al movil de Tim Marcia.

– Soy Bosch -dijo-. ?Estais en posicion?

– Si, estamos aqui.

– ?Algun movimiento?

– No, tranquilo como un cementerio. Suponemos que este tipo trabajo hasta la medianoche, asi que dormira hasta tarde.

– ?Su coche esta ahi? ?El Camaro?

– Si, Harry, aqui esta.

– Bueno. ?Habeis leido el articulo en el periodico?

– Todavia no. Pero tenemos a dos equipos en esta casa sentados por Mackey y Burkhart. Vamos a hacer una pausa para tomar cafe y comprar el diario.

– Es bueno. Va a funcionar.

– Esperemos.

Despues de colgar, Bosch comprendio que hasta que Mackey o Burkhart salieran de la casa en Mariano habria doble vigilancia sobre el sitio. Era una perdida de tiempo y dinero, pero no veia forma de sortear la cuestion. No habia forma de determinar cuando uno de los sujetos vigilados podia salir de la casa. Sabian muy poco de Burkhart, ni siquiera sabian si tenia trabajo.

Despues llamo a Renner a la sala de sonido de ListenTech. Era el detective de mas edad de la brigada y habia usado su veterania para conseguir para el y su companero el turno de dia en la sala de sonido.

– ?Todavia nada? -le pregunto Bosch.

– Todavia no, pero seras el primero en saberlo.

Bosch le dio las gracias y colgo. Miro el reloj. Ni siquiera eran las siete y media, y sabia iba a ser un dia largo esperando a que empezara su turno de vigilancia. Lleno otra vez su taza de cafe y miro de nuevo el periodico. La foto del dormitorio de la joven muerta le inquietaba de un modo que no podia precisar. Habia algo ahi, pero no sabia que. Cerro los ojos para contar hasta cinco y volvio a abrirlos, con la esperanza de que el truco funcionara, pero la foto no revelo su secreto. Empezaba a crecer en el una sensacion de frustracion justo cuando sono el telefono.

Era Rider.

– Te felicito, ahora no puedo volver a dormirme. Sera mejor que estes bien alerta esta noche, Harry, porque yo no lo estare.

– Lo siento, Kiz. Estare alerta.

– Leeme el articulo.

Bosch lo hizo, y cuando hubo terminado ella parecia haber captado parte de su excitacion. Ambos sabian que la historia serviria a la perfeccion para suscitar una respuesta de Mackey. La clave seria asegurarse de que lo veia y lo leia, y pensaban que eso lo tenian resuelto.

– De acuerdo, Harry, me voy a poner en marcha. Tengo cosas que hacer hoy.

– Muy bien, Kiz, te veo alli arriba. ?Que te parece si nos reunimos en Tampa, una manzana al sur de la estacion de servicio?

– Alli estare a no ser que ocurra algo antes.

– Si, yo tambien.

Despues de colgar, Bosch fue a su dormitorio y se vistio con ropa comoda para pasar una noche de vigilancia y util para la representacion que queria hacer con Mackey. Eligio una camiseta blanca que habia sido lavada demasiadas veces y se habia encogido de manera que las mangas quedaban apretadas y cortas en los biceps. Antes de ponerse encima una camisa, verifico su imagen en el espejo. La mitad de la calavera quedaba expuesta y los relampagos de las SS apuntaban por encima del algodon del cuello.

Los tatuajes parecian mas autenticos que la noche anterior. Se habia dado una ducha en casa de Vicki Landreth, y ella le habia dicho que el agua difuminaria ligeramente la tinta en su piel, como ocurria con la mayoria de los tatuajes hechos en la prision. Le advirtio que la tinta empezaria a borrarse al cabo de dos o tres duchas y que, si lo necesitaba, ella podia mantener el aspecto con posteriores aplicaciones.

Bosch le explico que no pensaba utilizar los tatuajes mas de un dia. Tanto si funcionaban como si no, lo sabria enseguida.

Bosch se puso una camisa de manga larga encima de la camiseta. Se miro en el espejo y penso que distinguia los detalles del tatuaje de la calavera a traves del algodon. Se trasparentaba la gruesa esvastica negra que asomaba del craneo.

Listo para salir horas antes de que fuera necesario, Bosch paseo con nerviosismo por la sala de estar unos momentos, preguntandose que hacer. Decidio llamar a su hija, con la esperanza de que su voz dulce y su alegria le dieran una inyeccion de fuerza adicional para el dia.

Leyo el numero del hotel Intercontinental de Kowloon de un Post-it que tenia en la nevera y lo marco en su telefono. Eran casi las ocho de la tarde alli. Su hija deberia estar despierta. Sin embargo, cuando pasaron la llamada a la habitacion de Eleanor Wish, no hubo respuesta. Se pregunto si habia calculado mal la diferencia horaria. Quizas estaba Ilamando demasiado temprano o demasiado tarde.

Despues de seis tonos, se conecto un contestador que le dio a Bosch instrucciones en ingles y en cantones para dejar un mensaje. Dejo un mensaje breve para Eleanor y su hija y colgo el telefono.

Como no queria preocuparse por su hija ni empezar a elucubrar donde podia estar, Bosch abrio el expediente del caso y comenzo a revisar su contenido una vez mas, siempre en busca de detalles que pudiera haber pasado por alto. A pesar de todo lo que sabia del caso y de como este habia sido manipulado por los poderes facticos, todavia creia en el expediente. Creia que las respuestas a los misterios siempre se encontraban en los detalles.

Termino una primera lectura y estaba a punto de empezar con el archivo de la condicional de Mackey cuando penso en algo y llamo a Muriel Verloren. Ella estaba en casa.

– ?Ha visto el articulo en el diario? -le pregunto.

– Si, me ha hecho sentir muy triste leerlo.

Вы читаете Ultimo Recurso
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×