todo el tiempo que nosotros lo estuvimos vigilando.

– Y ahora nosotros vamos a localizar a ese alguien. Si iban por orden en el listado telefonico habrian llamado a continuacion a Tampa Towing. El registro muestra una llamada a la una cuarenta de alguien llamado Amanda Sobek. No reconozco el nombre, pero podria ser la llamada que estamos buscando.

– Amanda Sobek -dijo Rider al tiempo que abria el portatil-. Veamos que hay sobre ella en Auto Track.

Mientras estaba investigando el nombre, Bosch recibio una llamada de Robinson, que acababa de llegar con Nord a Tampa Towing.

– Harry, el tipo del turno de dia dice que la llamada se recibio entre la una y media y las dos. Lo sabe porque acababa de volver de comer y salio con una grua a las dos en punto. Un trabajo de AAA.

– ?El que llamaba de Visa era hombre o mujer?

– Hombre.

– Muy bien, ?algo mas?

– Si, despues de que este tipo confirmara que Mackey trabajaba aqui, el tipo de la Visa pregunto en que horario trabajaba.

– Vale. ?Puedes hacerle otra pregunta al hombre del turno de dia?

– Lo tengo aqui delante.

– Preguntale si tienen un cliente que se llame Sobek. Amanda Sobek.

Bosch espero mientras se planteaba la pregunta.

– No hay ningun cliente que se llame Sobek-le informo Robinson-. ?Es una buena noticia, Harry?

– Funcionara.

Despues de cerrar el telefono, Bosch se levanto y rodeo los escritorios para poder mirar en la pantalla del ordenador de Rider. Le repitio lo que Robinson acababa de contarle.

– ?Algo sobre Amanda Sobek? -pregunto.

– Si, aqui esta. Vive en la parte oeste del valle. En Farralone Avenue, en Chatsworth. Pero aqui no hay gran cosa. No hay tarjetas de credito ni hipotecas. Creo que significa que esta todo a nombre de su marido. Podria ser ama de casa. Estoy comprobando la direccion para ver si lo encuentro.

Bosch abrio el anuario de la clase de Rebecca Verloren. Empezo a hojear las paginas en busca del nombre de Sobek o Amanda.

– Aqui esta -dijo Rider-. Mark Sobek. Basicamente esta todo a su nombre, y no es poca cosa. Cuatro coches, dos casas, muchas tarjetas de credito…

– No habia nadie llamado Sobek en su clase -dijo Bosch-, pero habia dos chicas llamadas Amanda. Amanda Reynolds y Amanda Riordan. ?Crees que es una de ellas? Rider nego con la cabeza.

– No lo creo. La edad no encaja. Dice aqui que Amanda Sobek tiene cuarenta y uno. Ocho anos mayor que Rebecca. Algo no encaja. ?Crees que deberiamos llamarla?

Bosch cerro el anuario de golpe. Rider salto en su silla.

– No -dijo Bosch-. Vamos directamente.

– ?Adonde? ?A verla?

– Si, es hora de que levantemos el trasero y salgamos a la calle.

Miro a Rider y se dio cuenta de que no le habia hecho ninguna gracia.

– No me referia a tu trasero concretamente. Es una forma de hablar. Vamonos.

Rider empezo a levantarse.

– Eres espantosamente frivolo para ser alguien que podria no tener trabajo cuando termine el dia.

– Es la unica forma Kiz. La oscuridad espera. Pero llega hagas lo que hagas.

Salio el primero de la oficina.

37

La direccion de Farralone Avenue que Bosch y Rider habian obtenido en Auto Track pertenecia a una mansion de estilo mediterraneo de mas de quinientos metros cuadrados. Tenia un garaje separado con cuatro puertas de madera oscura sobre el cual asomaban las ventanas de una suite de invitados. Los detectives tuvieron que ver todo esto o traves de una verja de hierro forjado mientras esperaban que alguien contestara al interfono. Finalmente, junto a la ventana abierta de Bosch, surgio una voz de una cajita de madera que estaba fijada en una viga.

– Si, ?quien es?

Era una mujer. Sonaba joven.

– ?Amanda Sobek? -pregunto Bosch a su vez.

– No, soy su asistente. ?Quienes son ustedes dos?

Bosch miro otra vez la cajita y vio la lente de una camara.

Los estaban observando a la vez que los escuchaban. Saco la placa y la sostuvo a un palmo de distancia de la lente.

– Policia -dijo-. Hemos de hablar con Amanda o Mark Sobek.

– ?Sobre que?

– Sobre un asunto policial. Senora, haga el favor de abrir la puerta.

Esperaron y Bosch ya estaba a punto de volver a pulsar el boton cuando la puerta lentamente empezo a abrirse de manera automatica. Entraron y aparcaron en una rotonda delante del portico de una casa de dos plantas.

– Parece la clase de sitio por el que podria merecer la pena matar a un conductor de grua -dijo Bosch en voz baja cuando Rider paro el motor.

Una mujer de veintitantos anos acudio a abrirles antes de que llegaran a la puerta. Llevaba falda y una blusa blanca. La asistente.

– ?Y usted es? -pregunto Bosch.

– Melody Lane. Trabajo para la senora Sobek.

– ?Esta ella en casa? -pregunto Rider.

– Si, se esta vistiendo y bajara enseguida. Pueden esperar en la sala de estar.

Entraron en un recibidor donde habia una mesa con varias fotos de familia expuestas. Parecian un marido, una esposa y dos hijas adolescentes. Siguieron a Melody a una suntuosa sala de estar con grandes ventanales que daban al parque estatal de Santa Susana y, mas alla, a Oat Mountain. Bosch miro el reloj. Era casi mediodia. Melody se fijo en Bosch.

– No estaba durmiendo. Ha estado en el gimnasio y se estaba duchando. Deberia bajar en…

No termino. Una mujer atractiva con elasticos blancos y una blusa abierta sobre una camiseta de chiffon rosa entro apresuradamente en la sala.

– ?Que ocurre? ?Ha pasado algo? ?Estan bien mis hijas?

– ?Es usted Amanda Sobek? -pregunto Bosch.

– Claro que si. ?Que ocurre? ?Por que estan aqui?

Bosch senalo el sofa y las sillas que ocupaban el centro de la sala.

– ?Por que no nos sentamos, senora Sobek?

– Solo digame si ocurre algo malo.

El panico en su rostro le parecio real a Bosch, que empezo a pensar que en algun sitio habian dado un giro equivocado.

– No ocurre nada malo -dijo-. No se trata de sus hijas. Sus hijas estan bien.

– ?Es Mark?

– No, senora Sobek. Que nosotros sepamos el tambien esta bien. Sentemonos aqui.

La mujer finalmente cedio y camino con rapidez hasta la silla que habia a la derecha del sofa. Bosch rodeo una mesa baja de cristal y se sento en el sofa. Rider ocupo una de las dos sillas restantes. Bosch se identifico a si mismo y a Rider y mostro de nuevo su placa. Reparo en que el cristal de la mesa estaba inmaculado.

– Estamos llevando a cabo una investigacion de la cual no puedo darle detalles. He de hacerle algunas

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