Procuro pensar, pero estaba demasiado adormilada y sus pensamientos vagaban confusamente y sin concierto. Evoco fugazmente el dia en que el Sonador habia regresado de ver una vieja pelicula suya, su pelicula, su reaccion, la pelicula, no habia estado nada mal aquella pelicula, habia sido una buena pelicula y su final habia sido mejor que aquel que ahora la aguardaba.
Los finales de las peliculas siempre eran mejores. ?Por que no se producian en la vida los finales felices? Basta de peliculas.
La vida. La vida era lo que importaba. Pero en la vida no se daban los resultados felices, por lo menos para ella. Estaba muy cansada.
Bostezo, se volvio de lado, se subio un poco la manta y encogio las piernas. Lastima. Habia conseguido llegar tan lejos. Le quedaba muy poco trecho que recorrer para alcanzar la libertad.
Pero habia tropezado con un muro vacio. Y no habia forma de rodearlo ni de superarlo.
Atascada. Perdida. Muerta.
Despues, a traves de los ultimos retazos de consciencia, vislumbro una diminuta luz a lo lejos, muy lejos en el pasado, mostrandole el camino, iluminandole una vez mas la lejana huida, la imposible posibilidad posible.
No lo olvides, Sharon, no lo olvides, por favor recuerdalo cuando despiertes. Acuerdate de recordarlo si no quieres morir, porque no quieres, ?verdad? No quieres. Recuerdalo.
Tercer acto.
A las nueve en punto de la manana, tal como solia hacer todas las mananas de cinco de los siete dias de la semana, Felix Zigman aparco el sedan Cadillac en su plaza particular del garaje del sotano del lujoso edificio Blackman de la calle South Beverly de Beverly Hills. Recorrio en rapidas zancadas los treinta metros que le separaban del ascensor, entro en el elegante ascensor revestido de madera, pulso el boton deseado y subio suave y lentamente hacia el quinto piso.
Presa del malhumor, tal como solia sucederle todos los lunes por la manana -siempre le esperaban un monton de recados telefonicos porque sus clientes se habian pasado el fin de semana entregados a su paranoia y se habian dedicado a quejarse de las inversiones, reserva de pasajes, campanas, problemas hogarenos-, Zigman pudo observar en el espejo del ascensor que este reflejaba un rostro mas torvo que de costumbre.
Por lo general, mientras subia, se examinaba por ultima vez para ver si estaba presente con vistas a la inevitable corriente de visitantes que iba a recibir, no fuera que algun cabello de su impecable peluquin gris no estuviera en su sitio, que hubiera alguna particula de polvo adherida a sus gafas de montura de concha o un poco de barba mal afeitada en su ancho, bronceado y tenso rostro magistral.
Normalmente, aprovechaba aquellos momentos para quitarse cualquier hilo que pudiera haber en sus elegantes trajes tropicales confeccionados a la medida, para arreglarse el nudo de la corbata de tejido paisley y el panuelo de seda de bolsillo con las iniciales bordadas y, para decidir si llamar o no al limpiabotas de abajo para que multiplicara el brillo de sus zapatos de charol Gucci.
Por lo general, Felix Zigman solia mostrarse muy puntilloso en relacion con su aspecto exterior, pero esta manana, al igual que otras mananas recientes, su aspecto le preocupaba mucho menos.
El misterio de la desaparicion de Sharon Fields le abrumaba terriblemente.
De entre todos los famosos clientes que integraban su impresionante establo, Sharon era la preferida. La adoraba, disfrutaba de su compania, la entendia.
Era soltero de toda la vida y el unico pesar que le inspiraba la circunstancia de no haber estado casado jamas se debia al hecho de no tener una hija. Sharon era la que mas contribuia a llenar este vacio.
Plenamente consciente de su caprichoso comportamiento y de su volubilidad y caracter impulsivo -a pesar de que llevaba dos anos mas tranquila-, en el transcurso de las primeras cuarenta y ocho horas de su desaparicion no se habia preocupado demasiado.
Nellie Wright, en cambio, de temperamento mucho mas emotivo, se habia preocupado ya desde un principio. Pero al irse alargando la desaparicion de Sharon de dos a tres y a cuatro dias, Zigman empezo a compartir los temores de Nellie.
Sabedor de la inutilidad de presentar una denuncia ante el departamento de Personas Extraviadas de la policia de Los Angeles sin que existiera la menor prueba de que Sharon hubiera sido asaltada o secuestrada, Zigman se limito a efectuar una visita oficiosa a un oficial del departamento amigo suyo.
Por desgracia, la noticia de dicha visita habia trascendido -al parecer, en la epoca actual todo estaba intervenido y no era posible guardar ningun secreto-y solo gracias a un oportuno y energico mentis logro Zigman evitar que la historia se convirtiera en algo que posteriormente pudiera constituir motivo de cuchufletas publicas.
Pero esta manana su preocupacion por la suerte de Sharon empezo a mezclarse con el temor, autentico temor de que hubiera sucedido algo grave y Sharon pudiera hallarse en dificultades sin posibilidad de establecer contacto ni con el ni con Nellie.
Habia considerado fugazmente la posibilidad de que hubiera sido asaltada o secuestrada. El paso del tiempo sin que se recibiera ninguna peticion de rescate le habia impedido pensar seriamente en tal posibilidad.
Repasando la lista de desventuras que podian ocurrirle a una persona, Zigman se detuvo especialmente en tres de ellas.
Una. La amnesia.
Desde luego que este fallo de la memoria, con la subsiguiente perdida de la propia identidad, no es que fuera muy frecuente. Sin embargo, sabia que podia ocurrir. La desaparicion de Sharon tal vez se debiera a un estado de amnesia que le impidiera recordar quien era y de donde procedia, y ello como consecuencia de alguna causa desconocida o bien de una lesion cerebral.
Es mas, hacia dos dias que Zigman habia consultado a un medico forense sobre dicha afeccion. No obstante, a Zigman se le antojaba una posibilidad muy poco probable porque, aunque Sharon no supiera quien era, habria innumerables personas que la reconocerian y lo comunicarian a las autoridades.
Dos.
Un coma debido a una lesion fisica accidental.
En el transcurso de su paseo matinal, tal vez hubiera abierto la verja (habian descubierto que faltaba el candado de la caja del motor) y hubiera echado a andar por alguna calleja de las cercanias de la calle Stone Canyon siendo alcanzada por algun conductor que se hubiera dado a la fuga o bien por algun arbol que hubiera caido.
Sin embargo, tanto el como Nellie y los O’Donnell habian rastreado la zona numerosas veces en el transcurso de la pasada semana sin encontrar huella alguna de Sharon.
Como es natural, cabia la posibilidad de que algun peaton o automovilista hubiera tropezado con su cuerpo, demasiado desfigurado como consecuencia de las gravisimas heridas, y, al no llevar ella encima documentacion alguna, hubiera sido trasladada a toda prisa por el Buen Samaritano a alguna pequena clinica municipal u hospital poco conocido. Y era muy posible que en aquellos momentos alli estuviera ella, sumida en un estado de profundo coma, bajo el nombre de Jane Doe.
Nellie se habia puesto en contacto con todos los hospitales de la ciudad y el condado y con todas las clinicas de urgencia facilitando una descripcion general de Sharon (para que no se descubriera su identidad ni la preocupacion que la embargaba) con el pretexto de localizar a una pariente (facilitando para ello un nombre falso), pero su busqueda habia resultado infructuosa.
Tres.
Escapar impulsivamente con algun hombre.
Zigman habia considerado tal posibilidad porque en su primera epoca Sharon habia hecho una escapada de este tipo. Pero ahora tal cosa se le antojaba muy poco probable y Nellie se negaba firmemente a creerlo.
La madurez y los cambios que se habian operado en Sharon y su estado de animo de la vispera de la desaparicion hacian que esta posibilidad fuera la menos probable de las tres. Ademas, en la eleccion de sus companeros varones, cada vez se mostraba mas exigente y, caso de haber existido algun hombre que le interesara, Nellie o Zigman hubieran sabido de su existencia y hubieran podido hacer averiguaciones acerca de su persona.
Nellie se mostraba mas inclinada a pensar que Sharon se habia largado por su cuenta a descansar un poco en
