La segunda maleta debera ser mas pequena, pero lo suficientemente grande como para poder contener el resto del dinero.

Cuando hayas reunido la suma del rescate, publica un anuncio en la columna de 'personales' de la seccion clasificadora del diario “Los Angeles Times”. Debera publicarse en la edicion del miercoles por la manana del dia 2 de julio. El anuncio que indicara que ya has reunido el dinero y esperas las instrucciones acerca de donde dejarlo debera decir lo siguiente: 'Querida Lucie.

Todo se ha solucionado.

Espero tu regreso.

Con afecto, papa'.

Cuando se publique este anuncio, yo te escribire una segunda nota mas breve indicandote donde y cuando deberas dejar el dinero.

Procura estar libre los dias jueves, 3 de julio, y viernes, 4 de julio, para efectuar la entrega en alguno de estos dias. Cuando efectues la entrega no debera acompanarte ni seguirte nadie.

Felix, te suplico que no comuniques a nadie el contenido de esta nota ni el de la siguiente Si se enteraran las autoridades, ello se sabria aqui y significaria mi ejecucion inmediata. Mi vida esta enteramente en tus manos. No me falles.

Siempre tuya, Sharon L. Fields.

Felix Zigman noto que se le ponia piel de gallina en los brazos y que un estremecimiento helado le recorria la columna vertebral.

Se quedo aturdido y petrificado a causa del contenido de la nota de rescate y del amenazador tono de la misma. Volvio a leer la carta y busco las frases peligrosas: “si no te avienes a la suma, la forma de pago… sere asesinada… un solo billete marcado, ello significara para mi la muerte segura… Si se enteran las autoridades… significaria mi ejecucion inmediata”.

Y con frases que no dejaban lugar a ninguna duda, Sharon le cargaba con toda la responsabilidad de su supervivencia.

“Si no accedes a avenirte a las condiciones o las alteras, ello significara mi muerte.

Mi vida esta enteramente en tus manos. No me falles”.

Zigman se reclino abrumado contra el respaldo del sillon giratorio y se cubrio los ojos con las manos.

– Dios mio -murmuro en voz alta. Habia perdido el aplomo y la seguridad, cosa que jamas le habia ocurrido.

Su “raison d’tre”, su valor ante los simples mortales que solian ser victimas de las emociones, su mismo exito se basaba en su imperturbabilidad y en su capacidad de pensar con claridad por grave que fuera una situacion.

Pero jamas en su vida se habia visto en el centro de una situacion parecida, una situacion en la que tenia que cargar el solo con la responsabilidad de la supervivencia o aniquilamiento de otro ser humano, especialmente de un ser humano mas querido para el que ningun otro que conociera.

El delito que acababa de revelarsele era tan inesperado y sobrecogedor, la situacion en que se encontraba la victima era tan aterradora que tardo mucho rato en reaccionar.

Su primer pensamiento racional le indujo a no creerlo. La incredulidad era la reaccion que mejor sabia manejar.

Considerar que la nota del rescate no era mas que una broma, una burla e incluso un timo resultaba muy facil y consolador y le quitaba de encima todo el peso de la responsabilidad.

Claro, esa debia ser la explicacion, intento decirse a si mismo, esa debia ser. Alguien se habia enterado de la desaparicion de Sharon. Tal vez los criados de la casa, los O’Donnell, lo hubieran comentado con algun conocido poco discreto y este sinverguenza se habia apresurado a urdir un cruel timo en la esperanza de hacerse con la fortuna que en la nota se exigia.

Claro, ese debia ser el motivo de la carta. La gente normal jamas se atreveria a secuestrar a alguien tan famoso como Sharon Fields, de la misma manera que a nadie se le ocurriria secuestrar a la reina de Inglaterra o al presidente de los Estados Unidos.

Zigman llevaba viviendo tanto tiempo en el ambiente cinematografico y entre personas de este ambiente, llevaba tanto tiempo desenvolviendose en un mundo falso e imaginario que un horror como aquel lo archivaba automaticamente en los sotanos de los estudios junto con las cintas de episodios de mentirijillas. Aquello era una fantasia mas.

Examinando con mas detenimiento la nota de rescate, observo que la caligrafia del autor de la misma, siendo a primera vista muy parecida a la de Sharon Fields, no era en realidad mas que una miserable imitacion de la autentica. Ceso el aturdimiento de su cerebro.

Estaba empezando a pensar de nuevo con claridad.

Si la carta era una patrana, no habia que hacerle caso. No tenia por que prestarle atencion. Recuperaria la cordura, la responsabilidad en relacion con la vida de otra persona ya no seria suya y el dia computado podria seguir su curso.

Zigman se irguio en su asiento. Seguia correspondiendole cierta parte de responsabilidad. Era necesario que aquella nota falsa de rescate se estudiara exactamente igual que si se tratara de un asunto de negocios cualquiera.

Habia que cerciorarse. Habia que ver si la propiedad correspondia a su descripcion.

Habia que establecer si era susceptible de proporcionar los beneficios anunciados.

Muy bien, lo comprobaria todo de una forma rutinaria, le echaria un rapido vistazo para experimentar la satisfaccion del deber cumplido antes de quitarse de la cabeza aquella estupidez.

Se inclino hacia adelante, pulso el boton y llamo a su secretaria.

– ?Si, senor Zigman? -le dijo la voz de esta.

– Juanita, traigame el archivo de la correspondencia de Sharon Fields del ultimo ano. Traigamelo inmediatamente.

– Si, senor.

Tamborileo con los dedos sobre el escritorio mientras esperaba impacientemente el archivo. ?Que demonios estaria haciendo esta muchacha? Le parecia que habia transcurrido una hora.

Miro el reloj del escritorio.

Solo habia transcurrido un minuto.

Con una carpeta de papel manila, Juanita estaba acercandose a el pisando la mullida alfombra. El extendio la mano y casi le arrebato la carpeta de un tiron. Pero no se disculpo.

– Gracias -murmuro en voz baja.

Deposito inmediatamente la carpeta sobre el escritorio y la abrio. En el momento en que se disponia a revisar su contenido, se percato de que Juanita todavia se encontraba de pie junto al escritorio.

Levanto los ojos y vio que le estaba mirando con aire preocupado.

– ?Que ocurre? -le pregunto bruscamente.

– Perdone -repuso la muchacha muy turbada-.

Es que estaba preocupada. ?Se encuentra usted bien, senor Zigman?

– ?Que significa eso de si me encuentro bien?

– No, no lo se.

– Pues claro que me encuentro bien. Me encuentro perfectamente bien. Ahora dejeme solo. Estoy ocupado.

Espero a que se cerrara la puerta tras la muchacha y volvio a dirigir su atencion a la carpeta.

Examino rapidamente varias cartas, suyas a Nellie Wright, de Nellie a el en nombre de Sharon y, al final, encontro una y despues otra y una tercera que le habia escrito de puno y letra la propia Sharon desde distintos lugares con su conocida caligrafia inclinada.

Aparto la carpeta a un lado y coloco las tres cartas autenticas de Sharon Fields al lado de la falsa nota de rescate.

Las estudio detenidamente, las examino palabra por palabra e incluso letra por letra. Termino en cinco minutos.

Ahora ya lo sabia. La vida de Sharon Fields estaba enteramente en sus manos. No le cabia la menor duda, absolutamente ninguna.

La nota de rescate era Sharon autentica, escrita de puno y letra por la propia Sharon.

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