– Nellie, por el amor de Dios, ?por que no nos lo has dicho antes? -le pregunto Zigman.

– Lo habia olvidado, Dios mio, Perdoname. Si, claro, lo saco de la pelicula. Fue una de sus primeras peliculas.

Una pelicula historica en la que ella conseguia enviar un mensaje destinado a salvar a su padre adoptivo de la guillotina y avisaba a alguien que podia ayudarles utilizando 'Lucie' como segundo nombre, un nombre en clave.

Culpepper la miro severamente sin moverse.

– ?Que pelicula? -le pregunto de nuevo.

Nellie le miro con rostro inexpresivo y se esforzo por recordarlo.

Todas las personas que habia en la estancia la observaban expectantes y en silencio. Al final, Nellie respiro hondo, abrio mucho los ojos y se levanto.

– Lo se, ahora lo se -dijo alborozada y con labios temblorosos-. Aquella sobre la revolucion francesa. Sharon interpretaba el papel de la hija adoptiva de un noble perseguido por Danton y ella se ocultaba con su padre adoptivo y otras personas y tenia que ponerse en contacto con un joven diplomatico americano a punto de abandonar Paris tenia que enviarle un mensaje desde el manicomio dirigido por un tal doctor Bel… -Junto histericamente las manos-. ?Ya lo tengo! “Los clientes del doctor Belhomme”. ?La pelicula se llamaba “Los clientes del doctor Belhomme”!

Culpepper la asio del brazo y le pregunto.

– ?Y la clave pertenecia a esta pelicula? -le pregunto.

– ?Con toda seguridad! Formaba parte del argumento, hacia el final, por eso Sharon se acordaba y decidio despues utilizarla en broma. -Presa de la excitacion se libro de la mano del capitan y a punto estuvo de tropezar con las piernas de Zigman al intentar cruzar la estancia-. ?Se donde esta! Tengo los guiones de todas las peliculas de Sharon, todos los guiones encuadernados en cuero. La clave se explica en el guion.

Se acerco a las estanterias de libros que habia al otro lado de la estancia. Se inclino hacia delante para estudiar la primera estanteria situada detras de un anaquel con dos pequenas matas de violetas africanas.

Recorrio con los dedos los lomos de los volumenes de los guiones encuadernados en cuero azul y con estampaciones en oro.

– “?Los clientes del doctor Belhomme!” -grito al tiempo que sacaba el volumen y los demas corrian a reunirse con ella.

Estaba pasando las paginas del final-. Tiene que estar hacia el final, antes del desenlace. Era muy emocionante.

Lo recuerdo, lo recuerdo muy bien, no puedo estar equivocada. Sharon finge, con los demas, ser una paciente del manicomio, y envia a alguien con un mensaje en el que aparentemente pide un medicamento.

Teme que, si escribe la verdad acerca del apuro en que se encuentra y de la necesidad de que se la salve, los revolucionarios del Terror averiguen sus planes y la detengan junto con su padre.

Entonces su padre recuerda una inteligente clave secreta, una clave muy sencilla que probablemente utilizaba el rey Luis Xiv.

Y se la explica a Sharon. Y ella la usa y… -Nellie guardo silencio y empezo a leer para si misma frunciendo el ceno-.

?Maldita sea! -exclamo cerrando de golpe el volumen-. Menciona la clave, pero no explica su utilizacion.

– Pero, ?que…? -empezo a preguntarle el capitan Culpepper.

– Solo dice: 'Primer plano. Gisele y el conde de Brinvilliers explicandole a Gisele una clave secreta que habia aprendido en su infancia. Ella la repite ansiosamente y empieza a escribir.

En la siguiente escena, ella entrega el mensaje cifrado a un sirviente del manicomio que se dirige a la legacion americana de Paris'.

Eso es absurdo porque en la pelicula se especificaba. -Por primera vez su mofletudo rostro se relajo y se dibujo en el una radiante sonrisa de triunfo-.

Ya recuerdo -le dijo a Culpepper ya mas tranquila y duena de si misma-. Claro.

El guionista sabia que tenia que describir una clave, pero al director o al productor no les gusto la que este se invento por considerarla de dificil comprension para el publico.

Entonces le dijeron que la omitiera y contrataron los servicios de un criptografo profesional al objeto de que este actuara de asesor tecnico en relacion con esta escena.

El experto intervino el dia anterior al rodaje de la escena. Hablo con Sharon y el director y el guionista en el camerino de esta, no, con el guionista no, este ya habia dejado de intervenir en la pelicula, fue con el revisor del guion y ella anoto los detalles de la clave en la version del guion que utilizaba para hacer anotaciones y que deben tener archivadas en los estudios.

– ?Y eso no es un poco extrano? -pregunto Culpepper poco versado en los misterios cinematograficos.

– No -repuso Nellie con aire ausente-, eso se hace siempre, se anaden dialogos en los mismos platos, tendremos que… -Chasqueo los dedos-.

Un momento, aqui en la casa tenemos copias de todas las peliculas de Sharon, las tenemos en el piso de arriba, en el sitio donde guarda los abrigos de pieles.

Tiene que haber una copia de “Los clientes del doctor Belhomme”. Bastara con que proyectemos la ultima parte.

Estara en este rollo, estoy segura. Felix, acompana a todo el mundo a la sala de proyecciones.

Yo buscare la pelicula y Patrick nos la proyectara.bAbandono el despacho casi corriendo y, al llegar junto a la puerta, se detuvo sin aliento y miro inquisitivamente a Culpepper.

– Capitan, ?tenemos tiempo?

– No lo se -repuso Culpepper frunciendo el ceno-.

Pero ahora, bueno, ahora se nos ofrece otra posibilidad.

Diez minutos mas tarde se encontraban todos acomodados en la sala de proyecciones particular de Sharon Fields con sus paredes revestidas de madera de nogal.

Nellie Wright se habia sentado entre el capitan Culpepper y Felix Zigman en el divan de cuero que habia al fondo de la sala.

Mas abajo, en sillas separadas se habian sentado el teniente Trigg y el sargento Neuman.

Observaron hipnotizados como descendia la pantalla desde el techo.

En la pared de atras, dos Dufys enmarcados se elevaron electricamente y dejaron al descubierto las dos rendijas gemelas destinadas a los proyectores.

Se apagaron las luces.

Se oyo un timbre y se escucho el acento irlandes de Patrick, O’Donnell a traves del interfono.

– Cuando usted quiera, senorita Wright.

Nellie pulso el boton de la unidad de control instalada en el brazo del sillon.

– ?Adelante, Patrick!

La pantalla vacia se lleno inmediatamente de un caos de color.

Una abarrotada panoramica de la plaza Luis XVI, la actual plaza de la Concordia, con la muchedumbre gritando hasta que la camara se detenia en una carreta y despues enfocaba al desgraciado rey Luis XVI ascendiendo los peldanos de la guillotina.

– Una de estas escenas -dijo Nellie asiendo el brazo del capitan Culpepper-.

Observe. Otra escena. El interior del manicomio del doctor Belhomme. Un rincon de la antigua casa de locos.

Sharon, muy hermosa, leyendo afligida el mensaje que acaba de escribir.

'No conseguiremos enviarlo. Sabran lo que nos proponemos hacer. Nos descubriran'.

Primer plano del anciano conde perdido en sus pensamientos.

'Tal vez haya un medio' La camara retrocede y enfoca a otros aristocratas fugitivos y a Sharon, todos mirandole. -El conde prosigue.' una clave que recuerdo de mi infancia inventada por el matematico Antoine Rossignol que se convirtio en un genio criptografico al servicio del Rey Sol. -El conde se entusiasma-.

El caballero amigo tuyo, Gisele, tu admirador Tom Parsons de la legacion americana la entenderia.

Una noche mantuve con el una larga conversacion acerca de los mensajes secretos. El se encarga de cifrar y descifrar todos los mensajes de la legacion americana.

Conocia muchos sistemas. Recuerdo haber comentado con el el sistema utilizado por el senor Rossignol.

La clave del sistema se encierra siempre en el segundo nombre que el remitente anade a su firma.

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