de la tienda de muebles.

Culpepper miro a Zigman y a Nellie Wgriht con los labios fruncidos.

– Ustedes quieren saber si hay esperanzas -les dijo.

– Ahora hay mas posibilidades, ?verdad? -le pregunto Zigman.

– Mire -contesto Culpepper respirando hondo-. Hasta ahora no habia ninguna.

Nuestros helicopteros no han descubierto nada desde el aire, ni una sola cosa que pueda parecerse a un escondite habitable. Es natural. Los sospechosos no se hubieran ocultado en un lugar facilmente visible desde arriba.

En cuanto a nuestro equipo de tierra, las entrevistas que han mantenido con los habitantes de la zona no han podido descubrir ninguna pista.

Pero aqui, en Arlington, hemos descubierto un hilo de esperanza. Muy escasa, deben comprenderlo.

– ?Escasa hasta que extremo, capitan? -pregunto Nellie ansiosamente.

– ?Quiere saber cuantas probabilidades tenemos? Digame cuantos caminos sin asfaltar hay por todos estos kilometros de monte.

Sumelos y estas son las probabilidades que tenemos de encontrar el camino que nos conduzca hasta la senorita Fields antes de que sea demasiado tarde.

Mientras se dirigia con Nellie Wright y con Zigman al remolque, el capitan Culpepper intento animarles y consolarles un poco.

– Bueno -dijo-, por lo menos ahora tenemos algunas probabilidades sobre las que apostar. Antes no teniamos ninguna.

Pero, a partir de ahora; bueno ahora, cualesquiera que sean las posibilidades, por lo menos podemos apostar.

En el salon de Mas a Tierra, tras haber salido Shively en busca de Leo Brunner, Adam Malone se dedico a mirar el noticiario especial de Sky Hubbard que habia pasado a sustituir la programacion habitual.

En realidad, no se habia anadido ningun otro detalle a la noticia en exclusiva, segun la cual la famosa actriz cinematografica Sharon Fields se encontraba en poder de unos secuestradores y la policia habia intervenido en el caso.

A los equipos moviles de television que se habian trasladado a la mansion que la actriz poseia en Bel Air, se les habia impedido la entrada pero, filmando a traves de los barrotes de la verja de hierro forjado, habian conseguido captar las constantes entradas y salidas de los vehiculos blanco y negros de la policia.

Otro equipo de television enviado a los estudios de la Aurora Films habian encontrado los estudios cerrados por ser dia festivo, habiendo averiguado que Justin Rhodes, el productor de Sharon, no se encontraba en la ciudad.

Tales fracasos habian inducido al equipo de produccion de Sky Hubbard a preparar un programa retrospectivo dedicado a la fabulosa vida y carrera de Sharon Fields.

La preocupacion inicial de Malone en relacion con la divulgacion de la noticia del secuestro, se habia ido atenuando progresivamente tras contemplar este en la pantalla distintos fragmentos de famosas peliculas de Sharon.

A pesar de que dichos fragmentos le resultaban muy conocidos, se distrajo volviendo a vivir el pasado de Sharon y el suyo propio.

Despues, en el transcurso de un anuncio, comprendio sobrecogido -era ridiculo que casi lo hubiera olvidado-que el objeto de su adoracion se encontraba bajo aquel mismo techo a una habitacion de distancia.

Puesto que no parecia que fueran a facilitar nuevas noticias, Malone apago el televisor, salio al Pasillo, abrio la puerta del dormitorio de Sharon y entro.

Ella se encontraba sentada junto a la mesa del tocador, vestida con el atuendo de la blusa y la falda que llevaba cuando la habian secuestrado hacia dieciseis dias.

Se estaba mirando al espejo antes de aplicarse el maquillaje. Le saludo con una sonrisa forzada.

– No es por vanidad. Me queria arreglar un poco para estar mas presentable cuando nos digamos adios. - Vacilo-. Sera esta noche, ?verdad?

– Esta noche o manana a primera hora.

– Bueno. ?Ya habeis recogido el dinero del rescate?

– Creo que si. Nuestro mensajero esta al llegar. Estas muy guapa, Sharon.

– Gracias. Y tu tambien. ?No vas a besarme?

Se inclino para besarla y ella le rodeo con sus brazos sin querer soltarle. Tenia los labios humedos y suaves y su lengua jugueteo con la suya hasta excitarle.

– ?Quieres hacerme el amor? -le pregunto en un susurro-. Quiza sea la ultima vez.

El lo hubiera deseado con toda el alma, pero los acontecimientos que habian tenido lugar aquella tarde le impedian hacerlo.

Sabia que era mejor estar a mano cuando regresaran Yost y Shively.

– Quisiera hacerlo pero en estos momentos sera mejor que no.

– ?Por que? ?Ocurre algo? -pregunto ella soltandole-. Te veo preocupado.

– ?Has encendido el televisor?

– Solo esta manana.

– Se ha sabido. La noticia de que has sido; bueno, de que se te echa en falta y estas prisionera y hay de por medio un rescate.

A Malone la reaccion de Sharon se le antojo extrana porque, de momento, parecio que se le iluminaba el rostro, pero tal vez el hubiera estado en un error porque a los pocos segundos la vio levantarse preocupada y asustada.

– ?Como es posible que haya ocurrido? -pregunto-Zigman no se lo habra dicho a nadie.

– No lo se, de veras que no lo se. No han facilitado detalles, solo la noticia del llamado secuestro y la noticia de que la policia interviene en el caso.

– ?Que horrible! Es lo que menos hubiera deseado. ?Estan muy enojados los demas? Tienen que comprender que yo no he podido ser responsable. ?No me lo van a reprochar?

– No, Sharon, no, no te preocupes. Ya te he dicho que, cuando tengamos el dinero -eso ocurrira de un momento a otro-decidiremos el mejor momento de soltarte. Lo mas probable es que sea esta noche. Sera mejor que te prepares.

– No tengo nada que llevarme. A excepcion de tus libros, claro.

Sharon le acompano a la puerta, le dio un prolongado beso y, al final, el la dejo, cerro la puerta y regreso al salon.

Ahora, diez o quince minutos mas tarde, tras haberse preparado un bocadillo de queso y carne, a pesar de que no tenia demasiado apetito, Malone se encontraba de nuevo en el salon.

Iba a encender el televisor cuando le distrajo la presencia de Shively que habia cruzado el patio y estaba subiendo los peldanos del porche.

Shively venia con la camisa chorreando sudor y, al entrar en el salon, se la empezo a desabrochar y se la quito.

Vio a Malone, hizo una mueca y sacudio la cabeza.

– El muy hijo de puta -murmuro-, el muy cochino hijo de puta de Brunner; te digo que estoy furioso.

– ?Que quieres decir? ?Es que…?

– El muy cobarde se ha largado. Le he buscado y he llegado hasta el claro donde tenemos escondido el cacharro.

Le he buscado por todas partes. No hay ni rastro. No se como se las ha arreglado. No es posible que se me haya adelantado tanto. Y, ademas, soy mas fuerte y rapido que el.

– Tal vez te ha visto y se ha ocultado.

– Tal vez. Pero hemos tenido suerte. Ha dejado el cacharro. Aun estaba alli. Temia que se hubiera llevado las llaves y se hubiera largado con el.

Claro que, cuando Howie regrese, no nos hara falta. -Shively parecia preocupado-. ?Donde demonios estara? Ojala ya hubiera regresado con la pasta para que pudieramos largarnos.

– Esta al llegar.

– No se por que tarda tanto. Sera el trafico, supongo. Bueno, espero que llegue pronto cargado con las dos maletas.

Вы читаете Fan Club
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату