El proceso del traslado de Sharon Fields desde la camioneta Chevrolet al cacharro de ir por las dunas se desarrollo con suavidad y sin incidentes.
Yost saco de la camioneta una caja de provisiones dejando el resto para su segundo viaje, y a los pocos minutos se dispusieron a cubrir la ultima y breve etapa del viaje.
Malone permanecia rigidamente sentado en la parte de atras sosteniendo la cabeza de Sharon con un brazo y su cintura con el otro.
Las caderas y piernas de esta descansaban sobre las rodillas de Brunner.
Fue un viaje lleno de baches y sacudidas.
El aspero camino, comparado con el cual los anteriores caminos hubieran podido parecer autopistas, era tan estrecho que a duras penas bastaba para el cacharro de ir por las dunas.
Era tortuoso y empinado y en distintos puntos habia sido muy someramente aplanado.
Fueron zigzagueando a traves de la montana cubierta de maleza y al cabo de unos quince minutos emergieron a una zona mas ancha y llana.
– Al otro lado -le recordo Yost a Shively.
Siguieron avanzando por la reseca tierra.
Malone estrechaba a Sharon entre sus brazos. Se habia olvidado del paisaje y del lugar al que se dirigian… Mantenia los ojos clavados en un increible rostro que no estropeaban siquiera las dos anchas tiras de gasa esterilizada que le cubrian los ojos y la boca.
Se habia guardado sus gafas en el bolsillo de la camisa y seguia contemplando sus reposadas y lisas facciones sumidas en el sueno de la inconsciencia.
Sus ojos se desplazaron involuntariamente hacia los temblorosos monticulos de su busto cubiertos por la blusa de punto, pero Malone los aparto inmediatamente como si se avergonzara. Sabia que el corazon le estaba latiendo con fuerza y se le habia empezado a hinchar el miembro y estaba avergonzado de si mismo y procuraba pensar en la situacion de Sharon y en la necesidad que esta tendria de el y de su dulce amor.
Cuanto habia ansiado el momento en que los labios de ambos se encontrarian y el la estrecharia en sus brazos y ella se someteria de buen grado a su afecto y a sus caricias. Entonces la idea volvio a cruzar rapidamente por su imaginacion.
No era una mujer hermosa cualquiera. Era Sharon Fields en persona, en carne y hueso entre sus brazos, entre los brazos de Adam Malone. Todo el mundo la deseaba. Y era el, Adam Malone, quien la estaba estrechando en sus brazos en aquella solitaria meseta. La magnitud del acto que acababa de llevar a cabo se le antojo increible y pavoroso.
– Muy bien, chicos -oyo que decia Shively-, ahi lo teneis.
Estaban bajando lentamente por una suave ladera en direccion hacia un valle y alli a la derecha, parcialmente debajo de una roca granitica y con otra roca al otro lado, se encontraba el refugio. Estaba situado en una especie de hueco escondido entre un bosque de nudosos robles y con un riachuelo que discurria muy cerca.
A traves de las ramas solo resultaban visibles algunas partes de la achatada edificacion de piedra y roca. Pero, al rodear Shively los arboles para salir a la zona arenosa, aparecio ante su vista toda la casa y esta se le antojo a Malone mas bonita y, al menos por fuera, mas primitiva de lo que se habia imaginado.
El cacharro se detuvo frente a los peldanos de madera y el pequeno porche que conducia a la entrada principal. Habian llegado a Mas a Tierra.
Shively se volvio.
– Llevemosla dentro, muchachos. La cama esta aguardando.
Con la ayuda de Shively, Malone y Brunner levantaron el inerte cuerpo. Mientras Shively abria la puerta con la llave que le habia entregado Yost, Malone y Brunner subieron los peldanos y atravesaron el porche cruzando la entrada y pasando al pequeno vestibulo.
Despues giraron a la izquierda siguiendo a Shively por un pasillo que conducia al dormitorio principal. Shively abrio la puerta del mismo.
– Dejadla en la cama -les ordeno-. Voy a meter todas las cosas dentro. Volvere en seguida y os echare una mano para atarla.
– Ya nos las apanaremos -dijo Malone sosteniendo cuidadosamente a Sharon por las axilas y caminando de espaldas a la puerta.
Shively se aparto a un lado para que Malone y Brunner pudieran pasar.
– Si -murmuro contemplando a Sharon-, vale la pena. Le guino un ojo a Malone y se alejo silbando para sacar las provisiones del cacharro antes de que Yost lo dejara aparcado en el cobertizo que habia a la derecha del refugio.
Al entrar en el dormitorio principal, Malone se sorprendio de sus inesperadas dimensiones, de su comodidad y del tamano del Lecho Celestial.
La cama era una moderna reproduccion de una vieja cama de laton del siglo XIX, con altos parales a ambos lados de las barras de laton de la cabecera. No habia colcha, simplemente dos almohadas bien embutidas y una manta de lana rosa sobre las limpias sabanas blancas.
Depositaron suavemente a Sharon Fields sobre la cama, la colocaron en medio en posicion supina, con la cabeza descansando sobre una de las almohadas.
Malone la examino, le aliso la melena rubia, le quito el pesado collar del colgante y lo coloco sobre la mesilla y le abrocho uno de los botones de la blusa blanca de punto.
Mientras la colocaban en su sitio, se le habia levantado un poco la falda de cuero beige, dejando al descubierto una pequena mancha de nacimiento que tenia en un muslo. Malone tiro discretamente de ella y, al rozarle suavemente la piel con los dedos, advirtio que un calido, hormigueo le recorria todo el cuerpo.
Brunner guardaba silencio y parpadeaba incesantemente.
– Me parece que estaria mas comoda sin las botas, ?no crees? -pregunto.
Malone dudaba.
La idea de quitarle cualquier prenda estando ella inconsciente le preocupaba. Y, sin embargo, puesto que se hallaba tendida en la cama, era una estupidez no quitarle el engorroso calzado.
– Si, creo que debieramos descalzarla. Tu le quitaras la izquierda y yo le quitare la derecha. Me parece que tienen cremalleras a los lados.
Le bajaron las cremalleras de las botas, se las quitaron y la dejaron descalza. Ahora habia llegado el momento de dar el paso que mas desagradaba tanto a Malone como a Brunner. Brunner miro preocupado a Malone y hablo el primero.
– ?Tenemos que atarla? Eso es lo que menos me gusta. Menos todavia que el secuestro. Ahora si que parece un verdadero secuestro, como si la retuvieramos a la fuerza.
Malone vacilo de nuevo.
Pero sabia que tenian que hacerlo.
– No tenemos mas remedio. Lo acordamos de antemano. Si no lo hacemos nosotros, sabes que lo haran los demas.
– Supongo que si.
– Tengo la cuerda en la bolsa. Voy por ella -dijo Malone saliendo al pasillo.
A traves de una ventana que daba al porche y a la zona arenosa que se abria ante el bosquecillo de robles, pudo ver a Shively junto al cacharro llenando el deposito de este por medio de un bidon mientras hablaba con Yost, que ahora se encontraba sentado al volante.
Malone se dirigio a la entrada, donde aparecian acumuladas todas sus pertenencias. Encontro su bolsa entre todo un monton de maletas, bolsas de plastico y paquetes. La recogio y se dirigio de nuevo al dormitorio principal.
Rebuscando en la bolsa, Malone encontro dos trozos de cuerda que previamente habia sido cortada a la medida adecuada. Saco tambien dos tiras de tela que habian arrancado de una sabana. Le arrojo al apenado Brunner una de las cuerdas y una tira de tela.
– Pongamos manos a la obra, Leo.
– No vuelvas a llamarme por mi nombre.
– Perdona.
Cada cual tomo uno de los brazos de Sharon, envolvio la muneca de esta con una tira de tela para no causarle dano y despues se la ato con la cuerda. Despues le extendieron los brazos atando los otros extremos de las
