cuerdas a los pilares de la cama.
– No la dejes muy tirante -dijo Malone-. La cuerda no debe estar muy tensa. Tiene que ceder un poco para que pueda cambiar de posicion si lo desea.
– Si -dijo Brunner con un hilo de voz.
Terminaron en seguida. Se intercambiaron el sitio y cada cual comprobo el trabajo del otro y se mostro satisfecho.
– Mira -dijo Brunner-, me parece que podriamos considerarlo desde otro punto de vista. Una vez a mi mujer la operaron en el hospital y, para administrarle unas inyecciones intravenosas, tuvieron que atarle los brazos a las barandillas de la cama. Estaba inquieta y se movia sin cesar y lo hicieron para protegerla. En los hospitales suelen hacerlo.
– Creo que podriamos considerarlo desde ese punto de vista -dijo Malone-. Lo de atarla es solo temporal. Para facilitar las cosas hasta que ella sepa por que lo hemos hecho y se muestre dispuesta a colaborar. Entonces podremos desatarla.
– Tal vez esta tarde.
– Pues claro que si -dijo Malone.
Contemplo una vez mas el cuerpo inmovil de Sharon-. Me parece que no hay motivo para que sigamos manteniendola con los ojos vendados y amordazada.
– La gasa de la boca se la podemos quitar -dijo Brunner-. Aunque gritara, estamos tan lejos que nadie podria oirla.
Se inclino hacia Sharon, despego una esquina de esparadrapo y le quito suavemente la gasa que le cubria la boca. Sharon empezo inmediatamente a respirar con normalidad.
– ?Y la venda de los ojos? -pregunto Malone.
Antes de que Brunner pudiera responder, entro Shively en la estancia seguido de Yost.
– Vaya, chicos, habeis estado trabajando mucho -dijo Shively-. La teneis muy bien atada.
Yost se acerco a la cama.
– Es la bella durmiente -dijo en un susurro.
– Estabamos pensando quitarle la venda de los ojos -dijo Brunner.
– No se -dijo Shively-?Que te parece, Howie?
– Estoy pensando una cosa -dijo Yost-. Si le dejamos la venda en los ojos, jamas podra saber quienes somos. Aunque, hayamos cambiado de aspecto.
Malone decidio intervenir.
– Soy totalmente contrario a dejarle la venda. Cuando despierte y compruebe que le han vendado los ojos, se asustara mucho. Bastante se asustara de verse atada para que encima no pueda ver con quien esta. No hay nada mas aterrador que lo desconocido.
Si ve donde esta y con quien esta, si ve que somos unos tipos normales y no unos criminales, tendremos mayores posibilidades de gustarle y de que acceda a colaborar con nosotros.
– Tienes razon -reconocio Yost-, si bien con toda esta pelambrera en la cara, no estoy muy seguro de que le parezcamos normales.
– Tu estas muy bien -le aseguro Malone-. Y ella solo podra recordar el aspecto que ofrecemos ahora. Cuando todo haya terminado y hayamos regresado a Los Angeles sin bigotes, barbas ni disfraces, ella no podra reconocernos.
Voto a favor de que le quitemos la venda de los ojos. Queremos que nos vea, que se sienta a gusto a nuestro lado. De eso se trata precisamente.
– Creo que el muchacho tiene razon -les dijo Shively a los demas.
Yost se acaricio el bigote falso.
– Me parece bastante logico.
– Yo estoy de acuerdo con lo que decidais -dijo Brunner.
– Muy bien -dijo Malone.
Se inclino hacia Sharon Fields y arranco con sumo cuidado los extremos del esparadrapo que mantenia adherida la gasa y despues aparto esta. Los parpados de Sharon Fields se movieron pero no se abrieron.
Shively se estaba mirando el reloj.
– Yo tengo las diez menos cuarto -dijo mirando a Brunner-. Tu eres nuestro cerebro medico, amigo. ?Cuanto tardara en recobrar el conocimiento?
– Bueno -repuso Brunner-, basandome en lo que he leido en la ''Home Medical Guide' y en mis experiencias de las hospitalizaciones de mi mujer y mi cunada, yo diria, teniendo en cuenta la cantidad total de anestesia que se le ha administrado, le administramos dos veces cloroformo y despues una inyeccion de luminal de sodio.
– No hace falta que me lo digas -le interrumpio Shively impacientandose-, ya se lo que le hemos administrado. Tu dime cuando va a despertarse.
– Un calculo aproximado serian seis horas. Yo creo que recobrara el conocimiento hacia las cuatro de la tarde, pero tal vez este todavia un poco aturdida. Hacia las cinco yo creo que habra recobrado totalmente el conocimiento.
– ?Tanto rato? -pregunto Shively sin disimular su enfado-. Maldita sea, ?quieres decir que tendremos que esperar tanto rato para empezar?
– ?Para empezar que? -le pregunto Malone.
– A acostarnos con ella, atontado -repuso Shively mirandole-. ?Para que crees que hemos venido? ?Para ganarnos unas malditas medallas de 'boy-scouts' al merito deportivo por habernos jugado el tipo por los bosques y montanas?
– ?No quieres darte por vencido, verdad, Kyle? -le pregunto Malone-. Sabes muy bien que no le pondremos las manos encima contra su voluntad. Empezaremos cuando ella nos diga que empecemos y no antes. ?Te lo quieres meter en la cabeza, Kyle?
– Muy bien, muy bien, 'boy-scout'. O sea, que el plan de batalla es que primero hablemos con ella. Cuando recobre el conocimiento, no perdamos el tiempo. Entraremos alli y se lo diremos inmediatamente.
– No te preocupes -le prometio Malone-. Cuando Sharon haya recobrado totalmente el conocimiento, hablaremos con ella. Mantendremos con ella una larga conversacion.
– Muy bien -dijo Shively dirigiendose hacia la puerta-. Es decir, que disponemos de tiempo libre hasta las cuatro o las cinco de la tarde. No se vosotros pero yo tengo apetito. Nos hara falta toda nuestra fuerza. Vamos a prepararnos un poco de comida.
Yost y Brunner siguieron a Shively, pero Malone se quedo en el dormitorio resistiendose a marcharse.
Se dirigio hacia los pies de la cama y contemplo aquel rostro y aquel cuerpo tan conocidos, sumidos ahora en un profundo sueno.
Se le antojaba la reencarnacion de la hija de Leda engendrada por Zeus y su rostro enmarcado por la suave cabellera rubia debia ser sin lugar a dudas como aquel que Christopher Marlowe habia visto, 'el rostro que lanzo a los mares mil barcos y prendio fuego a las torres de Ilion'.
Bajo la ajustada blusa de punto el busto se elevaba y descendia siguiendo un ritmo regular.
Alli descansaba la esbelta figura de proporciones perfectas enfundada en una breve falda de cuero con las largas piernas juntas, la mujer sonada de todos los hombres.
Sharon Fields.
El pasado se habia mostrado remiso en ofrecer una diosa de semejantes atributos. Por lo general, la historia solia limitarse a regalar a cada nueva generacion una sola belleza deslumbrante, un unico ser sexual.
En otros tiempos habian existido mujeres cuya desnudez conociamos ahora en la Venus de Milo, la Maja Desnuda, la Olympia, la mujer de la 'Manana de Septiembre'.
En otros tiempos habia habido una Ninon, una O'Murphy, una Pompadour, una Duplessis. Habian enardecido la fantasia de los hombres una Duse, una Nazimova, una Garbo, una Harlow, una Hayworth, una Taylor, una Monroe.
Ahora, por encima de todas las mujeres de la tierra, estaba Sharon Fields. Durante muchos anos esta habia sido para Malone una sombra de una lejana pantalla de la que solo podia gozar de lejos y en comunidad con millones de adoradores de todos los continentes del globo.
Durante ciento y una noches a lo largo de muchos anos, Malone, habia permanecido sentado en la oscuridad de los locales cinematograficos siguiendo todos los movimientos de la imagen bidimensional de la pantalla en la que
