pana utilizando una percha que habia y dejo en el suelo junto a la comoda sus botas de montana.

Estudio por ultima vez su habitacion temporal -habian acordado que el y Brunner cambiarian de dormitorio con Shively y Yost al llegar la segunda semana-y le parecio que ya lo habia hecho todo.

Ya se habia instalado a todos los efectos y se disponia a iniciar unas idilicas vacaciones.

Se dirigio a la cocina. Acababan de utilizarla, dado que se olia todavia a tocino frito. Malone examino los armarios; vio que estaban muy bien provistos y se alegro de comprobar que habia mas piezas y utensilios que en su propio apartamento de Santa Monica.

Poso la mirada en la cocina electrica y se pregunto cuanto tardaria Sharon Fields en acceder voluntariamente a guisar para ellos, jugando a la senora casada en aquella cocina. Perdido en sus ensuenos de Sharon, Malone decidio despertar y reunirse con sus companeros.

En el comedor Shively ya se habia terminado el zumo de naranja y habia empezado a comerse la doble racion de huevos con jamon.

Brunner se hallaba sentado frente a el mordisqueando relamidamente una rebanada de pan integral con mantequilla.

Yost estaba enchufando el aparato de television portatil que Brunner habia prestado a la expedicion. Lo coloco sobre la mesa y siguio comiendo con una mano mientras con la otra pulsaba el boton. Empezaron a escucharse los sonidos de un serial.

– El sonido no es muy bueno -dijo quejandose-y, fijaos, la recepcion de la imagen es muy borrosa.

– Puedo conectar el aparato con la misma antena del aparato del salon y entonces la recepcion sera mejor -dijo Shively.

– No te preocupes -dijo Yost apagando el aparato y concentrandose en la comida-. Ya tenemos el otro. Y, si quieres ver otra cosa, el sonido de este me bastara para escuchar por lo menos los partidos de beisbol.

– ?Los partidos de beisbol? -pregunto Shively indignado-. ?Es que acaso piensas que dispondremos de tiempo para eso?

– Se razonable, Shiv -le dijo Yost-. Aunque tengamos aqui a Sharon Fields no hay hombre que pueda pasarse todo el rato en una alcoba.

– Tu tal vez no, amigo -dijo Shively-, pero yo si puedo porque ya lo he hecho en otras ocasiones. En el transcurso de estas vacaciones me he propuesto hacer dos cosas. Dormir y hacer el amor.

No es mala combinacion. Ocho horas para dormir y dieciocho para hacer el amor. Fijaos quien esta aqui. ?Donde has estado, Adam?

Malone entro en el comedor y acerco una silla a la mesa.

– Arreglando la habitacion de Sharon.

– Ya me lo imagino -dijo Shively sonriendo-, me imagino que no habras hecho mas que eso. ?Estas seguro de que no le has echado un vistazo y la has manoseado un poco aprovechando que esta dormida?

– Bien sabes que no -repuso Malone con cierto matiz de enfado.

– ?Esta todavia inconsciente? -pregunto Yost.

– Completamente -repuso Malone.

– Esta noche ya la calentaremos -dijo Shively.

Senalo a Brunner con el tenedor-.

?Que dices, Leo? ?Estas dispuesto a meterle el hueso mientras Howie vea los partidos de beisbol? El juego que a nosotros nos importa es el de acostarnos con ella, ?no es cierto, Leo?

– Acordamos no utilizar nuestros nombres en voz alta -le recordo Brunner.

– Tranquilo, hombre -le dijo Shively-. Nada de nombres cuando estemos con ella. De acuerdo. Pero cuando estemos mas solos.

– Es para acostumbrarnos, para que no se nos olvide.

– Bueno, bueno -dijo Shively. Pero todavia no me has dicho cual es el juego que mas te interesa. No me digas que no estas pensando en esta mujer.

– No dire que no haya pensado en la senorita Fields, -contesto Brunner esbozando una debil sonrisa-. Pero, si quieres que te diga la verdad, sigo pensando en lo que hemos hecho esta manana. ?Creeis que nos habra visto alguien?

– Pues claro que si -contesto Shively alegremente-, nos ha visto el perro, pero ese no habla.

– Cuando la echen en falta -insistio Brunner-, ?no recorreran el jardin para descubrir si ha habido juego sucio?

– ?Y que? ?Que van a encontrar?

– Pues, que han tocado la verja.

– La he vuelto a arreglar -dijo Shively.

– Pero la caja, has roto el candado de la caja que contiene el motor. ?No se daran cuenta?

– Tal vez. Pero ?y que? No podran demostrar nada. Por estos barrios siempre hay gamberros que rompen cosas. No, Leo, lo hemos hecho y no hemos dejado ninguna huella. Estamos a salvo.

– Tal vez alguien recuerde la leyenda que has pintado en la camioneta -dijo Brunner preocupado-. ?Y si la cambiaras por si acaso? ?Y si la quitaras y pintaras el nombre de otra empresa?

– No es mala idea, Shiv -dijo Yost.

– Muy bien, si Sharon me permite un dia que me separe de sus brazos, lo hare. -Shively aparto a un lado el plato vacio y se miro el reloj-. Son poco mas de las once. Nos faltan todavia seis horas.

Santo cielo, me fastidia perder tantas horas de amor. Os digo que, cuando despierte, estare dispuesto a zambullirme. Menuda sesion va a ser. -Le dirigio a Yost una sonrisa-…Tu quedate viendo los partidos de beisbol, Howie, que yo jugare a lo mio. Me lanzare corriendo y marcare un tanto.

Malone se removio en su silla.

– Kyle, bromas aparte, cuando despierte de la anestesia, tendremos que darle tiempo a que se recupere y se oriente. Despues tendremos que hablar con ella. No estoy muy seguro de que nos sea tan facil. Tal vez tardemos uno o dos dias.

– Esta bien, mama, le daremos a tu nina todas las oportunidades -dijo Shively-. Teniendo en cuenta el bocado que me aguarda, estoy dispuesto a esperar un poco.-Se levanto y tomo su plato-. ?No vas a comer?

– Ahora no -contesto Malone-, no tengo apetito.

El rostro de Shively se contrajo en su habitual mueca lasciva. -Ya te entiendo. Ya se lo que quieres comer. -Se dirigio hacia la cocina-. Yo, en cambio, voy a servirme un poco mas.

– Y yo creo que voy a salir a tomar un poco el aire y a poner al dia el diario -dijo Malone.

Shively se detuvo junto a la puerta de la cocina.

– ?Diario? -pregunto mirando a Malone a la cara-. ?Que es eso? ?Acaso estas escribiendo un diario y anotando lo que sucede?

– No es eso exactamente.

– ?Entonces que es exactamente? ?Estas chiflado o que? Porque si pones por escrito lo que estamos haciendo y lo que nosotros…

– No te preocupes -dijo Malone-. No debes preocuparte. Soy escritor y escribo mis ideas y pensamientos. Hay ciertas referencias a nuestras actuales actividades pero en terminos de lo mas vagos y generales. Y no menciono ningun nombre.

– Bueno, muchacho, sera mejor que te asegures bien, porque si escribes alguna idiotez que mas tarde pueda llegar hasta las manos de alguien, es como si nos estuvieras preparando un nudo corredizo a todos, tu incluido.

– Te he dicho que no te preocupes, Kyle. No soy aficionado a la autodestruccion. Y por nada del mundo correria un peligro ni os haria correr uno a vosotros. Tranquilizate.

– Procura no mencionar nombres en lo que escribas -le advirtio Shively desapareciendo en el interior de la cocina.

Malone se encogio de hombros mirando a los otros dos y abandono la estancia. Tenia intencion de poner al dia el cuaderno de notas pero su discusion con Shively a proposito del diario le habia puesto de mal humor y ya no le apetecia trabajar en ello.

Considero la posibilidad de escribir el diario para fastidiar a Shively, pero vencio la razon. Exhibir el diario ante el tejano seria como agitar un lienzo rojo ante un toro. Y provocaria una escena desagradable.

Suscitar deliberadamente una disension entre los companeros el primer dia de la aventura no era en modo

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